domingo, 13 de enero de 2008

Dilogía. (2)

No sólo la victoria tiene alas. También las tiene el fracaso. No arde el infierno ni es dulce el amor más que la muerte. No es sabia la vejez y nunca fue inocente la niñez. No importa el honor, no escuchan nunca los dioses, a nada sirven los esfuerzos hermosos. No esperan las flores la llegada de la primavera dormidas al abrigo de esa tierra que hoy a mi imaginación se le antoja extraña. Pero sí que es profundo el mar, y tan frío y cavernoso. El Nuestra Señora de Getxu yace aquejado de vértigo y besando con su ajada panza la única certeza permanente del frío, del ciego movimiento eterno, de la muerte.(Purranki Sandongui)



Nada. Se va, vuelve, revuelve, me deja mensajes grabados en el contestador, dice que teme darme la mano, dice que teme que nos besemos, que nos desnudemos, dice que no, que nunca, que mejor estoy lejos, que soy un peligro para ella (¿?), que cada cosa tiene su tiempo y nosotros nunca lo hemos tenido. Puede decir lo que quiera, en mi interior no puedo sujetar esta avariciosa ternura que me deja ensimismado cuando estamos a solas, estas inmensas ganas de abrazarla y sentir su piel, de dejarme llevar por tanto sentimiento prisionero, soltarlo, llorárselo sin pudor sobre los hombros, decirle que no se puede querer tanto como yo la he querido y quiero, que no se puede sufrir tanto como yo he sufrido y sufro por ella (¿?), saber que ya no importa, que ni siquiera somos los mismos, que nunca hemos sido nada excepto una broma en las comidas de la empresa, cuando se escarba en los pasados no conocidos, en los futuros imposibles. A pesar de todo, arriesgando tanto, me acerco a ella (¿?) sin remedio, de forma inconsciente, sin pudor, sin pensarlo casi, con una repetida sinceridad al contar, al abrir mi corazón, al quedar expuesto a su comprensión, a su compasión, a quién sabe qué sentimiento, seguro que contrario al que quiero buscar. Pero no sé qué quiero buscar, no sé qué fuerza me impide olvidarla, me obstino en escribir poemas sin remedio, sin rima, no sé por qué me empeño en verla, en equivocarme así, en no pensar en lo que es bueno para ella (¿?), ni siquiera sé por que me tolera. Me paro y pienso que ya tengo edad para saber lo que debo y lo que no debo hacer, ya, inútil intento, pienso en ella (¿?) y las normas no existen, los límites siempre están más lejos y leo tantas veces las cartas que me escribe que la letra está borrosa, lo que dice me redime, lo que no dice me llena de tantos sueños que una explosión de imposibles me devuelve a la realidad y la realidad es aplastante, demoledora, está el aquí, el ahora y vivir no es escribir y todo esto no son más que palabras que no llevan a ninguna parte excepto a disturbarnos, a perturbar nuestra tranquilidad reciente, a que me mire como al bicho raro que siempre he sido para ella (¿?) si es que he sido algo. Sigo cautivo. (Saben que estoy escribiéndole, me vigilan, debo disimular, luego sigo)...(sigue)

(Aquí)


10 comments :

Єѕтnoм dijo...

"Encontró"
"comió"
"Solo"
"Eternidad"
"Muerte"

Belén dijo...

Eso si es pasión, cuando da igual lo que te de, porque te llena...

Besitos

Nikté dijo...

Menos mal que el fracaso también posee alas, eso es reconfortante porque indican que un día volaran.
No puedo añadir nada a esa carta de amor tuya, sería una ofensa.

Un besito, Pedro

La de la ventana dijo...

Increíblemente hermoso, pero mucho más triste...

Pedro M. Martínez dijo...

ondina un día se encontró solo y se comió la eternidad, también encontró la muerte, claro. Pero aún así, obstinado, siguió solo.

Pedro M. Martínez dijo...

Ay la pasión Belén ¿es igual que el amor? ¿qué es antes? ¿Cómo se llama tu novio? ¿vas o vienes?. Manzanas traigo. Besazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, algunos patos también tiene alas y no vuelan. Las gallinas vuelan poco. Y los ángeles, nada. ¿Tú vuelas? ¿Tú amas? Tú eres un cielo. Beso atroz.

Pedro M. Martínez dijo...

TERESA, LA DE LA VENTANA, mucho más triste que qué, que quién, cuando, tristeza de amor, de desamor, de ir y venir, de vivir. Eso mismo, ea.

Anónimo dijo...

Los absolutos no existen, no exite el amor más profundo, la noche más especial, la derrota más honda. Si te sirve de consuelo, al menos eres otro más de los que han pasado y pasarán. Sólo otro más

Pedro M. Martínez dijo...

Pufff, prazsky, gracias, me quitas un peso de encima.
Oye ¿y este color verde de la piel?

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