Dilogía. (1)
Voy a contarte mi vida entera, esta vida mía que no empieza realmente, hasta el día que te vi por primera vez. (Stefan Zweig)
Sin quererme embozar en el desánimo escucho los pájaros y el viento en la alameda, el camino está cortado por flores, a los lados hay estatuas de mármol en jaulas de colores. Escribo yo y no otro y gozo y temo y el cazador está apostado en el brezo. Llega carta de ella (¿?) y me desbarata, me arma, me desarma. Estaba en un cuadrilátero insoportable de sal y de lágrimas y desde hoy he claudicado, he traspasado el límite, he pasado al otro lado y ya no entiendo nada, además sé que no se puede entender, siempre tengo la idea que es pasajero, pero no, persiste sin que pueda hacer nada por remediarlo. La hierba se quema de lluvias y la vida es como la recordamos, su sonrisa -la de la fotografía en la pared- me mira, alegrándome. Pienso en ella (¿?) sabiendo que no debo hacerlo, me obstino en su sonrisa y el pecho se me llena de catedrales con las piedras ardiendo y menesterosos escondidos en la sombra de las cruces. Escribo lo que no debo y aún así me grabo el óvalo de su cara, la pienso, la describo, su cara feliz, o lo parece, o estar con ella en una esquina puede ser tan mágico que puedo equivocarme y pintar de nostalgia lo que no es sino presente pero sé que no y la niña pertenece al pasado y queda la mujer que me mira, a la que no puedo tocar sin temor a que algo ocurra, a la que hasta su olor me atrae y me evoca recuerdos de los que no tengo constancia pero están ahí, cuando en el mundo no había un nosotros y su mirada y su halo y una alimaña detrás, escondida pero ahí, esperando que desfallezcamos para devorarnos y el cristal, también ahí, separándonos irremediablemente en este territorio de ríos azules, de otoños, de nostalgias heredadas, de arbustos negros, de olas sobrepasando la escollera del ayer, pataleo sobre el ayer, mecagüen en el ayer. (Sigue)
19 comments :
Pienso que es posible llegar a un punto que ya no se entienda nada pero no puedes decir que estás seguro que no se puede entender(por si acaso, nunca se sabe) (ojalá!)
hay textos que se leen sin que te toquen el alma, en cambio el tuyo ha tocado la mía. me ha conmovido.
te dejo un saludo desde Buenos Aires, claro que esta es mi primera visita a tu blog. espero volver, y acordarme cómo he llegado.
(Casi no salgo de esos ojos del principio)
Creo que te entiendo. Uno se sitúa, emborrona los ojos después de mirar y cae en decir(se).
¿Por qué será que al hacerlo no se pueda evitar acabar pataleando en el ayer?
Quiero creer que algo tiene el pasado de consolador.
Por lo menos el consuelo de haber vivido mirando.
Un abrazo.
ondina, 01:24,¿qué haces despierta? Sueña.
Mi escrito de hoy tiende a poesía del desconsuelo. Eso busco. Quizás.
Buenos días, feliz sábado.
MALiZiA, dejaré pequeñas piedras en el camino.
Y una luz en la ventana.
ybris, solo tenemos el ahora.
Pero el ayer, ay, se obstina –a veces- en ser ahora.
Y así empiezan las guerras.
Las interiores.
Somos complejos.
Y caprichosos.
Queremos lo que no tenemos.
Un abrazo.
Y es dificil que las noticias de el/ella, no nos lleguen a conmover... siempre donde hubo...
Besicos
Mi querido Pedro ¿Aún no llegó a tus oídos que todas las canciones de amor son mentira?
Cómo es eso de que la vida comienza cuando aparece alguien con una sonrisa, si ya se, la suya es arrebatadora, tanto que te desarma o te arma, como bien dices, pero no, la vida comienza cuando por fin dejas de necesitar a otro.
No se ni lo que he dicho, jajaja
Mis besos
Cocinero, cocineroooo, hazme una perdiz a la parrillaaa. Joe, es que anoche me acoste sin cenar, y viva el amor
¡Es tan bonito!
Me arma, me desarma-esto me ha calado- y es más, haría contigo cochinadas... ays me refiero al personaje, parafraseandote, no piensas otra cosa que soy sor Anita.
Perdona mis risas es que hoy me levanté contenta, que si, que ya me voy
Fiussssssssss
Aunque no siempre te ponga algo, no dejo de leerte. Besos
Belén, lo malo es tener que inventarte noticias de él/ella también inventados.
Ay, el amor.
Me encantan los besicos
Nikté, tu comentario me prende y me sorprende, me hace dar vueltas, sor Anita metamorfoseada en dama de las camelias, en instinto(s) básico(s), en qué sé yo qué haríamos los unos con las otras y viceversa en un mundo que no fuera de papel, como este, sin papel, despapelado, lleno de deseos sin desear, de actos sin actuar, de mentiras mintiendo a fondo, de nada y de todo ¿qué demonios hacemos aquí?
Pues eso, un beso, reina.
Y gracias, sigue contenta.
Gracias, Ogigia, es un placer saberme leído por tu sensibilidad.
Un beso.
Muchas veces por soledad o lo que quieras llamarlo nos inventamos un ser ideal, casi perfecto y lo dejamos ahí. Nos cargamos con ese recuerdo negándonos a vivir un presente rico en posibilidades, Pedro.
Es bello descuprirse apto de ser amado y amar, pero también es bueno saberse libre.
Tu blog es excelente, tendrás mi visita cada noche de nostalgia.
Alicia.
Gracias por tu comentario Alicia María Abatilli, está lleno de cariño.
Pero no te aflijas, este es un blog que tiende a lo literario. Es decir, vivo, a veces, a ratos, escribo. En ese “vivo” está incluido el amor, el desamor, los otros, otras, algunas, nadie. Primero, vivir.
Eso sí, el sufrimiento no viene como opción, es complemento del amor.
Esto...o del desamor, ya ni lo recuerdo.
Un abrazo.
Sin aflicciones por lo tanto Pedro. Me gusta eso de que vives, VIVES... El sufrir es complementario al amor, no van por distintos caminos, es así.
Otro abrazo.
Alicia.
Alicia María Abatilli, me alegro que te hayas quedado más tranquila.
No tengas duda que VIVO.
Oye, por cierto, coincidimos –sobre todo en esto:
Leer, escribir, Filosofía, caminatas, viajar, VIVIR.
Folklore argentino, música clásica
Rayuela, Pedro Páramo, Cien años de soledad, El Quijote, El Extranjero,
. Poesía.
no sé, no sé... esta vida mía... ésta: mi vida...
qué jodidamente cruel es recordar esas manos tocándote la piel, esa tibieza en los labios, ese no saber, ese sin prisa, ese silencio, ese jaleo de rancheras bajo el pecho, esos ojos y ese olor...
cuando no sucedió.
Es lo malo begusa, quedarse dando vueltas en lo que no sucedió.
Y esta Dilogía y su segunda parte, también ...
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