martes, 12 de febrero de 2008

Pheniletinalamina.




Rubios, pulidos senos de Amaranta,
por una lengua de lebrel limados.
Pórticos de limones desviados
por el canal que asciende a tu garganta.
(Rafael Alberti).







Ariadna ha perdido el hilo y el Minotáuro acecha al personaje G. en esta esquina del pretendido relato. Las Variaciones Golberg suenan como música de fondo, aunque Gillespie. El sarcasmo muerde a quien se acerca demasiado. Si no nos apresuramos llegaremos tarde a nuestro propio funeral. El mandril informa que está harto de sus posaderas rojas, hinchadas y despellejadas, quiere cambiar de asiento, o de culo.
El feo Caligari de la derecha, acunado en Góngora, opina que solo del Amor queda el veneno. Los transeúntes le escupen, uno le roba el pañuelo, otro le desprecia con un silencio de cieno.

Los caballos han salido del plano y sobre la hierba quedan sus excrementos humeantes. La tierra solloza. Los pájaros han cambiado de escenario. La poesía huye hacia el cercano cementerio frecuentado por ladrones de cadáveres.

- ¿Y? -

Zoloft los martes, Paxil los miércoles, Remeron los viernes, psicofármacos como serpientes deslizándose por la enfermedad y los errores. Elogio de la ira. Un cuchillo cortando el azafrán y convirtiendo en una fiesta trágica la filosofía de lo imposible. El personaje G. no entiende nada, sabe, como Dickinson, que una carta encierra la inmortalidad, porque es la mente sola, sin amigo corpóreo. Y escribe sobre lo que no pudo ser, sobre lo que no podrá ser. A veces alguien le entiende y le envía suspiros y claveles, orgasmos antiguos en cajitas de plata, testimonios desgarradores, revelaciones surcando su sosiego, gotas de sabiduría, un disco de los Byrds, un poema como una antorcha, la lengua de un ahogado, el infortunio manchando con un garfio los muslos de cristal de la Belleza.

Pasan los días como un torpe payaso que tropieza en las aguas dormidas. Entre las horas colgadas como ahorcados se desliza la voz del personaje G. acariciando un cuerpo sombrío envuelto en silencio y rencor.
Pasan los años con su cargamento de avenidas a ninguna parte, con la calavera de relojes asesinos, rauda se desliza la vida río abajo y el barquero es ciego.

¿Para qué me sirve todo esto que escribo si ella ya no quiere leerlo?
 

12 comments :

Belén dijo...

Has probado a decírselo?

:)

Besos

Pedro M. Martínez dijo...

Es sorda Belén
(Y la mímica nunca ha sido mi fuerte)

Besos

ybris dijo...

Pues vaya desastre en medio de tanta belleza verbal y ocular.
G. hecho un lío y sin otro recurso que los psicofármacos.
Pues adelante y que el Minotauro aceche y que ella no nos lea.
Lo importante es no callarse.

Abrazos

Pedro dijo...

Ni debajo del agua ybris.
Además, para el caso que nos hacen.
Queda la belleza.
Muy importante.
Sigamos pues.
Abrazos

Nikté dijo...

Yo daría lo mejor de mi vida para estar con vos, pena que no sea cierto.

¿No? ¿No te lee?
Pero que mujer más perversa.
Jajajaja

Eso

Margot dijo...

Pero mi niño!!! alguien podría dejar de leerte?

Mala mujé, eso es lo que es...

Aunque mucho peor es si la poesía huye de nosotros. Otra, mala pécora.

Besos de cristal.

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, lo mejor de tu vida eres tú.
No te des tan fácil.
Tango.

Y el resto, ya sabes que invento
¿No lo sabes?
Esto es como un folletín, hay que dejar en el lector una última pregunta, un continuará, un estímulo para que vuelva.

Hay una Ella que no me lee. No tienes nada de perversa, al contrario. Es muy inteligente. Sabe que esto es una parcela donde juego a que escribo. Como a un niño me deja divertirme. Ay.

Quizás algún espabile (yo), pero a estas alturas...creo que seguirme como estoy (tampoco me va tan mal).

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, shisssss, no digas nada, vienen por la música. Y por las fotos.

Y he conocido pocas malas mujeres.
Ya me hubiera gustado conocer alguna (ya sabes, de esas de las coplas)
Solo conozco buenas mujeres, maravillosas mujeres, un regalo del cielo.
Aunque a veces es aburrido.
Por eso escribo.
E imagino.

Pero, corazón, como esto es público, si yo te contara...
(suspiro de media hora)(se me está poniendo la frente roja)

Besos de carnicero en la faena, con delantal. Espera que dejo el machete, no te asustes.

Carmen dijo...

Muy fuerte este artículo, Pedro.

Con un barquero ciego, no queda otra que tomar los remos, y deslizarse vida abajo.
¡Pero que G tome los remos, por favor!
Lo más lindo del día de hoy: nuestro paseo por las marismas, al compás del viento. Me ha encantado.
Gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Carmen, he leído un post en tu página que me ha dejado helado.
Olé las mujeres valientes.
(Y aquí dudo entre lo políticamente correcto entre utilizar mujer o persona. Es que uno no sabe como acertar).
Me vas a permitir que te envíe un beso.

Nikté dijo...

Querido Pedro,parece mentira que no huelas la ironía.
Tu tan inteligente.
Y se que todo esto es un juego.

eso

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, te había escrito una respuesta “inteligente” y me he pasado. Tanto que se ha borrado y he repetido tu comentario.
Como tengo la memoria de los peces, no recuerdo que te he dicho
Pues eso, un abrazo.

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