miércoles, 30 de enero de 2008

Ausencia del amante / La arpista ciega.

Ausencia del amante.

He vuelto por el camino sin hierba.
Voy al río en busca de mi sombra.
Qué soledad sellada de luna fría.
Qué soledad de agua sin sirenas rojas.
Qué soledad de pinos ácidos errantes...
Voy a recoger mis ojos
abandonados en la orilla.

Carmen Conde (1907 - 1996)

Intento escribir un cuento sobre una arpista ciega. En realidad me engaño, lo que de verdad quiero escribir es un cuento sobre ella, siempre quiero escribir sobre ella. Es igual que aquel día rompiera todos los puentes, que al dejar los regalos en su puerta cerrara cualquier posibilidad de reencuentro, que me quedara para siempre en la casilla del doctor. Los días pasan y sigo con este bicho en la cabeza, nadie lo ve pero está ahí arriba, con los tentáculos aprisionándome, succionándome, controlando mis emociones, mi humor, mi tristeza, mi mirada, mi dolor. El débil sol de invierno apenas ilumina los árboles y sigo en una mezcla de carpintero y orfebre dando forma a los sagrarios que debo entregar por encargo del bicho.
J`aimerais trouver les mots. / Les mots justes, les mots qu´il faut. / Mais tous les mots sont demodés. / Tu sais.
El círculo empieza hace muchos años cuando ella no quería saber nada, cuando ya de niña era diferente a sus amigas, no se involucraba demasiado en aquellos ingenuos juegos detrás de una pelota, con gritos y risas. La recuerdo seria, tímida, como mirando desde un lugar lejano. Me atraía y a la vez me daba miedo su diferencia, la mujer que intuía. Dejé sus cartas sin contestar. Después nos encontramos a la mitad del camino de la vida -en una selva oscura me encontraba- en un inmenso campo verde donde no había espectadores, ni aplausos, tampoco gritos de ánimo y comenzamos a jugar sin saberlo, volvimos a lanzar la pelota ahora en un deporte emocionante, complicado, peligroso, sin más reglas que amarnos como si fuera la primera vez, como si hubiéramos inventado el amor, como si en ese mismo momento amaneciera el mundo y todo era nuevo, diferente, sencillo, complejo, cambiante. La amé con tanta intensidad que mi corazón no pudo resistir una droga tan pura y un día llegaron los topos, llenaron el campo de agujeros, de obsesiones, se escaparon por ahí las estrellas, una se clavó en mi frente y ya no había juego, solo lágrimas, caímos en un río como en aquellas películas mudas y siguió la fuga silenciosa hasta el mar que se pierde al final de la tierra, del tiempo, los dos lo sabíamos pero ella lo sabía mejor, más, ella sabía, sabe todo, solo no se sabe a sí misma, pero está en ello, ella se mira los pliegues, va, viene, Paris es un barrio y ¿qué pasa? rompo el piano en astillas, total son solo palabras, rompo la pared a cabezazos y esto es una mierda, estoy aburrido de ponerme disfraces en un antiestético ejercicio de suplantación de personalidad que solo quiero, solo quiero, solo quiero verla de nuevo, a ella.
¡Eh! alto, te has metido en el fango y ahora, ahí, ridículo, mojado, sucio, debes definir (te) ¿quién es ella?
¿...?
Vale, no lo recuerdas ¿no? pues haber empezado por ahí. Seriedad, hombre, seriedad. Me copiarás mil veces: “Debo cumplir las promesas”. O te callas, so bobo.

Nada ocupa tanto el corazón de los supervivientes como el amor. Pero no como se acostumbra a entenderlo. No como lo entienden los filósofos. No como un recuerdo. En modo alguno como una añoranza. De ningún modo como imágenes. En absoluto una nostalgia. Sino ella, la propia amada, la que ha desaparecido y no desaparece, la que sigue siendo aquella a quién hablamos, para quién vivimos. La que ha dejado nuestro mundo y sigue clavada en el alma. La que ha dejado en el estado de oriente. La orientación ha persistido más allá de la desaparición del objeto. El otro lado de la pared. El otro lado de la oración. (Vida secreta-Pascal Quignard)



12 comments :

Єѕтnoм dijo...

¡Eh! El piano ni lo toques y, los cabezazos en la pared, no te los recomiendo. ¿Que esto es una mierda? No se te ocurra ni pensarlo. Y, si lo que quieres es verla, ¿Por qué no pruebas a entrar por esa ventana? Ya sé que dijiste que llamarías antes pero, es que se ve un cielo tan azul... ¿Qué pierdes en intentarlo?

ybris dijo...

¿Por qué será que a veces quiere uno escribir sobre arpistas y acaba escribiendo sobre ella?
Y es que no sirve de nada romper los puentes.
El bicho no se va nunca de la cabeza.

Un abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

ondina, en eso estoy.
Pero, mientras, hay que comer, beber, trabajar, creced y multiplicaos, que se leía no sé dónde.
Y es que no hay tiempo para nada.
Puff

Pedro M. Martínez dijo...

Ybris, hay que leer más (o mejor) a Pascal Quignard. ya ves, dice:
Nada ocupa tanto el corazón de los supervivientes como el amor. Pero no como se acostumbra a entenderlo. No como lo entienden los filósofos. No como un recuerdo. En modo alguno como una añoranza. De ningún modo como imágenes. En absoluto una nostalgia. Sino ella, la propia amada, la que ha desaparecido y no desaparece, la que sigue siendo aquella a quién hablamos, para quién vivimos. La que ha dejado nuestro mundo y sigue clavada en el alma. La que ha dejado en el estado de oriente. La orientación ha persistido más allá de la desaparición del objeto. El otro lado de la pared. El otro lado de la oración.

gaia07 dijo...

Hoy estoy triste y no sé por qué, no tengo motivos, todo me va bien. Algún sueño ha debido llevarme a un sitio lúgubre que no recuerdo. Hoy pasaré el día en silencio.
“La orientación ha persistido más allá de la desaparición del objeto” Ha persistido tan solo mi tristeza, y no quiero recordar el sueño. Un beso suave y silencioso.

mirada dijo...

tan claro lo has expresado...
buen día!!

Margot dijo...

No, no señor, permítame disentir... mejor la arpista ciega que vivir en un tiempo sin objeto, ya desaparecido y al otro lado de la pared. Aunque lo llamen amor...

Ya es bastante incosistente su esencia, la del amor, como para encima idealizarlo en la ausencia.

Ufff o como ser muy bruta y preferir la presencia a la idea.

Besote con ojos!

Nikté dijo...

A veces me dan ganas de cogerlo por la solapa de la chaqueta y zarandearlo, decirle mil y una cosas a la cara, decirle que se deje ya de volver una y otra vez a la misma historia, que Pascal es mu sabio pero eso no es excusa.
Que la deje marchar, en fin


Que te quiero

Nikté dijo...

el otro lado de la oración
el otro lado de la oración
el otro lado de la oración

Ya

Arantza G. dijo...

Yo no conozco tu vida, evidentemente no puedo dar una opinión.
Pero si existe...
Ponte en contacto con ella.
Tal vez llegues a sentirte mejor.
Un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Hace un año estabas triste gaia07
Hoy no, lo sé. Besos.

Es así de sencillo Mirada, la vida misma.
Buen año!!

Margot ya ni recuerdo a qué venía esta arpista ciega.
Creo que ha recobrado la vista.
Pero no vende el cupón
Lo que no va en risas va en lágrimas.
O algo así.
Beso con ojos y labios

Nikté, no, si se va sola, no te preocupes.
Ahora, si se quiere ir que se vaya, leñe.
Que yo también.
A veces me dan ganas de cogerlo por la solapa de la chaqueta y zarandearlo, decirle mil y una cosas a la cara, decirle que se deje ya de volver una y otra vez a la misma historia, que Pascal es mu sabio pero eso no es excusa.
Que la deje marchar, en fin

Incluso en el otro lado de la oración

Pedro M. Martínez dijo...

Pues no, querida Arantza G., esta es una página literaria.
Así te lo digo, literalmente.
Y, la verdad, me siento estupendamente.
Incluso me levanto bastante bien, grácil y sonriente.
Agradezco tu interés.
No te preocupes, todo fluye según un orden.
Mis sonrisas y un beso.

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