Glup 2.0

Pedro M Martínez

Violet Hike by Andrea D'Aquino

martes, 4 de marzo de 2025

Verdad.

William Brymner

Vuelan y se arrebujan, con delicadeza construyen  alrededor un nido de ternura para que no se escape ni una sola de las palabras que se dicen, que se musitan, de las caricias, del sentimiento vistiéndoles con ropajes brillantes, de tantas emociones deslizándose por la piel de una mirada nueva, de la esperanza, de haber descubierto que la vida no se acaba, de la amistad como estrellas en un cielo cierto, de la convicción que están ahí para lo bueno y para lo malo, apoyándose, sabiéndose, amigos y cómplices, compartiendo el presente y la alegría, la esperanza, la dulzura que les invade cuando escuchan sus voces, el regalo inmenso de la primera llamada del día, el haberse encontrado en un otoño lleno de flores, la noche y el día juntos, un arco iris durante la lluvia, el barco que ha partido y atraviesa un océano blanco, de espumas, ahí van, rozándose con la esperanza que no se marchita, alimentándose de un maná insospechado, escondidos tras una pared de seda con música que ondula y mece, lejos pero tan cerca que pueden escuchar su respiración y algún gemido de cuando el mundo giró sin saber si se acercaban al cielo o al infierno, ícaros volando a un sol que les atrae, al que temen, náufragos en la pesadilla de una isla rodeada de tiburones que amenazan, recuerdos malos que se borran tan despacio, libertad conquistada, el precio ha sido alto pero van con la cabeza alta y los brazos abiertos para atrapar el ahora, elogio del placer en Burgos, placer que anida en su carne que ahora brilla de sudor bajo el magnolio, que se amplía en naranjos, en ríos desbordados, en vuelo de águilas diminutas, vendrá otro invierno, seguro, pero junto al fuego de quererse, ahí, arrebujados, la ternura les defenderá de tanto, fortaleza de cariño, amor entre la piedras, vuelo dulce en el corazón del mundo, verdad.

lunes, 3 de marzo de 2025

Così fan tutte – Act I trio ‘Soave sia il vento’

Michael Mcilvaney


Por alguna causa recuerdo que aquí (aquí) sigue uno (un vaya usted a saber qué) que antes lo decía de otra forma, o más, pero eso no es motivo para olvidarle, ponerle grilletes, espantar al cuervo que grazna frente al calabozo y me parece que esto, o parecido, ya lo he dicho o dejado aquí o pensado, pero no pasa nada por repetirme ¿o sí pasa?, porque si pasa deberemos correr a guarecernos de la tormenta a esa casa al final de la calle, dónde de malos modos, empujando, desalojé a los invitados ya que el correr del tiempo me había desacostumbrado a tantas personas hablando en el salón, subiendo a las habitaciones, utilizando mi biblioteca, mis discos de vinilo, mis muebles, las fotografías sobre la cómoda. Para colmo, cuando se marchaban, quedaba todo lleno del humo de cigarrillos egipcios. Hubiera podido soportarlo unos días más, pero aquella noche me sentí especialmente harto. Todos fueron saliendo de forma educada y sin protestar, sólo Gloria me miró desafiante al pasar por la puerta... Cosas que invento 


domingo, 2 de marzo de 2025

Concierto para trompa No.4 en Mi bemol Mayor K.495 - III. Rondo

Michael Mcilvaney

Pessoa escribía que la boca cuando habla dice cosas que no son sólo las palabras. Ahora, mientras camino por las calles bilbaínas me encuentro jovial, feliz bajo un cielo mañanero con nubes rojas, soy capaz de escuchar el silbido de jilgueros ocultos en el parque de Abando, seguir el vuelo de las gaviotas sobre el Nervión –ay, los puentes de entonces-. Contarlo.

No ocurre nada que no deba ocurrir, simplemente siento que me expreso diferente. No creo que se me haya olvidado de pronto, no he observado agujeros en mi cerebro, no he advertido grietas en mis músculos, aunque cualquier cosa pudiera ser. Sucede que cuando la vida aquí afuera –me refiero ahí- está llena de gritos, gente, risas, hay que aprovechar las cosechas. A lo lejos sonríen con desgana las damas de luto y no. Por eso deben ustedes saber que no es por nada y sí por esto, por lo que hoy escribo así, diferente o peor o furia de abrir el buzón y humo, arañas de nieve en las esquinas, aquí la primavera está agazapada y se asoma a cada tanto entre danas por aquí, danas por allá. Seguimos.


sábado, 1 de marzo de 2025

Concierto para clarinete. 2º movimiento.

 

Michael Mcilvaney

Lo digo así de claro, durante un tiempo alterado escribí sobre amores ilícitos. Como un febril labriego de palabras, como un poseído amanuense atareado que escuchaba la voz de quién, que transcribía las letras retorcidas de qué, escribí historias de amores prohibidos, espolvoreo albahaca sobre ellas.

El temporal aún no se ha calmado y cuando quiero -quise- parar se ausenta el incitador y me dedico al ceremonial de la caza de liebres con las manos, lo diga Elen Fisher o el porquero. Me quedo sentado y he aquí que las palabras se caen de mi boca, apenas puedo juntar algo más que hola y adiós. 


viernes, 28 de febrero de 2025

La soledad.

 

Michael Mcilvaney.

La soledad. Que no hay cursillos para aprender ni a sobrellevarla ni a disfrutarla. Está uno a lo suyo, es decir caminando paso a paso, cuando de pronto, sin comerlo ni beberlo, ahí plantada, la Soledad. En general  no estamos preparados por lo que te digo del caminar sin mirar mucho a los lados para aprender de los otros, por eso los días pasan como si nada, sin darse importancia, implacables, indiferentes a edades y expectativas, monótonos o plenos de urgencias, de obligaciones, de trabajo o de ocio, de tener que, de no hay más remedio, de bostezos o de nervios, de soledad, de gritos, de apreturas, de escasez, de horas que se escapan por el desagüe a ninguna parte. Todo eso está muy bien pero, ya te digo, de pronto la Soledad (creo que no hace falta que lo explique tú sabes de qué hablo) y todo se va al garete. Ahí empieza un lento proceso de reconstrucción o de desmoronamiento. Escoge.

jueves, 27 de febrero de 2025

O así.


Michael Mcilvaney.


Dibujando de memoria, aún busco con ahínco las sábanas amarillas que envolvieron un cuerpo rubio, las caderas como abismos, los suspiros niebla que cegaron el regreso, carreteras muertas, regreso por montes de espinos, chocolate y mantecadas de Astorga para el sueño, el sabor de sus labios disolviéndose como un caramelo de menta para el demente en el que me convertí, no hago otra cosa que pensar en ti, Serrat cantando lo que no puedo contar, lástima de censura, aquellos ojos verdes, señor, que no sé mirar para otro lado, que siempre es este, el lado, caminando por el lado brillante de la calle, que no hay calles en estas arenas de no sé si playa o desierto. O así.  

miércoles, 26 de febrero de 2025

Regreso

Noelia Towers  Cats Cradle (2021)

El regreso. Ríen los pájaros sobre tu playa. Has vuelto, del sol, del Sur. Miras tu casa, das vueltas por tu casa, te miras, das vueltas dentro de ti, te piensas. Has vuelto. Dos mil kilómetros. Otros paisajes. Llevas en la muñeca una pulsera de hojas verdes, de flores blancas que crecen en las dunas de la isla.  Cierras los ojos y ves carreteras, pequeñas casas en el monte, nubes blancas, inmensos campos vacíos. Abres los oídos y aún recuerdas el acento con eses, el gracejo de los camareros, el murmullo del viento sobre la espuma de la orilla. Tocas con los dedos el cristal de una ventana, detrás está otro mundo. El siguiente minuto está hecho de latidos, de espacios por los que flota la que fue, la que volvió, la que es ahora, tú. La niebla de la mañana difumina el sol, quizás llueva. Te paseas por pensamientos como escaleras, tienes muchos cuartos cerrados, temes abrir algunas puertas, temes lo que puedes encontrar dentro de ti, de lo que te queda por conocer, por hacer, por disfrutar. Sueñas y niegas que sueñas, tocas una columna de seda y relámpagos y sabes que te dan miedo las tormentas, estás en la proa de tu barco y a la vez manejas el timón, el viento te despeina pero señalas el camino entre tu pelo que baila. Ahora has vuelto. Del sol. Del Sur. Has vuelto y alguien te recibe con palabras doradas, con cariño, con señales de fuego desde las ermitas en las cumbres. Caminas y a tu lado van tigres y toros, corderos, palomas, en las nubes se abren pasadizos que te invitan a entrar, entras, ni tú misma sabías que eras tan valiente, entras, bajas, subes por escaleras húmedas, vas, vienes por pasadizos que te inquietan, escuchas susurros entre los azulejos, voces que te llaman, miras y ves más nubes, miras y te ves en un espejo, esa eres, tú, has vuelto, alegre, has disfrutado de ese viaje, aquí sí llueve. Hola, bienvenida a casa.

martes, 25 de febrero de 2025

La vida breve



Movistar se ha propuesto dar trabajo al mundo de la cinematografía con series y más series. Bienvenido sea, unas serán mejores, otras peores, unas gustarán, otras no, pero el intento ayuda a esa industria.  

La vida breve me ha gustado a medias. Tiene buenas interpretaciones, Javier Gutiérrez (empeñado en ser José Luis López Vázquez), Leonor Watling, Pepe Viyuela (algo más contenido) y el resto de actores. Magnífico vestuario y ambientación. Buena música. Dirección acertada. Y el guion…no es una comedia ni es drama, es una presunta revisión histórica, bastante fiel (según Nieves Concostrina) pero con un añadido de actualización en la forma de hablar y en cierto revisionismo que más que ayudar le da un toque chungo, lo rebaja. Lo que queda claro es que de aquellos Borbones vienen estos lodos y así años y años. En fin, para pasar el rato, una serie digna. 






lunes, 24 de febrero de 2025

Consolado

𝙷𝚊𝚛𝚘𝚕𝚍  𝙵𝚎𝚒𝚗𝚜𝚝𝚎𝚒𝚗


Consolado quedo de alondras y ausencias, lo he dicho varias veces, al formulario ZZ/209 le corresponde el AB/133, por ejemplo, pero a  J27WWg ¿Qué le digo?, qué se puede decir a quién sabe seguir el cauce de los ríos incluso en los desiertos, a quién palmea en la sombra y le llegan pájaros de luz, gorriones ultravioletas, avestruces buscando con su pico de piedra las golosinas del atardecer, que no quiero jugar al tenis, que me da igual que la pelota se quede en un campo o en otro, que me da de lado  que haya o no pelota, rayas en el suelo, ojo de halcón o espectadores con el cuello dislocado, que una vez que pasas la puerta con el número ese que se puede leer igual al derecho que al revés… creo que me he quedado en eso, en el revés, ¿ves?, sé que es un tema de educación, de mala educación, pero así, en frío, a veces me cuesta comprender –un momento que me están barriendo la celda- ………..ya, decía que sí, que santifiquemos los días con holganza, viajemos, los del norte al Sur, los del este al oeste y los del centro donde quieran que para eso están en el centro, yo nunca he sabido estar en el centro, de todas, todas, me voy para la izquierda, debe ser una tendencia de la pobreza, cuando sea rico quizás me vaya para otro lado, de momento aquí, -paro. llegan los rezos de las seis-…ya, ora pro nobis.

Hasta mañana.

domingo, 23 de febrero de 2025

Heridas.

Paul Fenniak, Late Visitors, 2017


Puedo decir (aunque mienta) que esto de hoy, esto, está dedicado a los viajeros de sí mismos, a los que transitan por esas interminables distancias interiores, esos que nunca llegan a su propio destino, los que siempre están detenidos en andenes intermedios entre la salida y la nada, entre ser o haber sido, entre recuerdos y el tiempo escapándose de las manos que acunan el vacío, dedos que señalan la inmensidad, lo que siempre está más allá, inalcanzable, el miedo a que todo termine antes de llegar, antes de ser, antes del orgasmo o el viento, antes de conocer el verdadero rostro del alma, de la belleza, de romper los espejos, de refugiarse en ruinas, en palacios vacíos, en carros de gitanos volcados en carreteras con barro y perros ladrando en los caseríos, gatos junto al fuego, ancianas que nos miran con zarcillos en las orejas, con una maldición en la lengua, con un gesto de cruces e intermitencias, lejos de lo conocido, lejos de la historia, de lo que antes, del sí, de haber salido de México y llegar a Brasil, de un pueblo perdido en la meseta castellana, rumor de polvo, zorzales colgados de los alambres, vencejos acariciando los arroyos, un hombre de uniforme revisa las entradas, un hombre ciego ve el futuro, una mujer lleva en su seno la promesa del cambio, de lo que tú no has podido ser, de los inventos, de higrómetros y cachivaches, de banderas sumergidas en una corriente de tiempo y viento que nos abandona justo allí donde confluyen las líneas que delimitan la impotencia y subir y bajar a vagones huecos, ventanas cerradas, calefacción para el invierno y carbón desgranándose por vías y vías, hierro y madera, minutos triturados, la muerte agazapada en los túneles que nos atemorizan, nunca entramos a los túneles, saltamos en marcha de los trenes, nos golpeamos con rocas y peñascos, con carteles que dicen “menos uno, menos dos, menos tres...”, nos engañamos, nunca llegaremos,  más o menos, no importa ya ahora que Souad Massi canta en una lengua que no conozco pero que siento creciendo en una memoria antigua, ahora que sobre la cama están extendidas mis pobres pertenencias, lo elemental para salir a caminar, a conocer (me), a intentar saber que más allá de la piel, del ombligo, hay otros, iguales, algunos mudos, algunos expresándose con gestos, con silencios, iguales dije, no, superiores, con la mirada limpia, sin subterfugios, sin capotes rojos para citar al toro del miedo, al furioso animal que nos hacer hablar en este zoco absurdo sin compradores, con apenas doce nombres escogidos, arriba y abajo en la espera del este casi final de febrero con intercambio de rehenes, ríos desbordados, invierno con espías rusos, o chinos, tantas cosas ocurriendo en el mundo, la mayoría pasan tan lejos que parece que no pasan, pero pasan, la diaria ración de muertos –seres como usted, como yo-, el sufrimiento, la doble soledad de la incomprensión, el absurdo dolor que nadie detiene, palabras, juntamos palabras, estas ventanas de internet nos permiten decir (¿nos?) cosas que antes nos callábamos, comentábamos a los íntimos ¿aún quedan íntimos?, la vida sigue,  no queremos morirnos, es igual nuestra edad, nos aferramos a la vida a pesar del dolor, de momento les pasa a otros, una vez estuve allí, yo era el visitado, me miraban los familiares con gesto incrédulo –pues no parecía...- me miraba a mí mismo con resignación, con miedo, esa es otra historia ¿aprendí?, ¿he aprendido algo?, ¿qué hacemos aquí usted y yo? intercambiando fragmentados discursos llenos de buenas intenciones y vacío, palabras, metonimia, hablar, sin conocernos, sin saber, aquí está mi mano, beso la suya, cada uno de sus dedos…

 

 Lo dije aquí, escribir no es vivir. Vivir es salir ahora a la calle y estar con los otros.

O no, yo qué sé…

 



Mientras tanto mañana también dejaremos aquí apenas unos gramos de esperanza, de palabras engarzadas, de susurros enmascarados, de mentiras disfrazadas. Etc… (Que pesado es este tío que deja aquí estas chapas)=

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