jueves, 31 de julio de 2025

Garden Party



Termina julio, te cuento, para mí Ricky Nelson era el chico guapo que ayudaba a John Wayne en Río Bravo. Resulta que su principal faceta  era la de cantante. Escuchó su Garden Party del 72 y entre sus versos me quedo con:


“Pero todo está bien ahora

aprendí bien la lección

Verás, no puedes complacer a todos.

Así que tienes que complacerte a ti mismo.”


Es un consejo que sigo desde hace tiempo y me deja la conciencia tranquila.

Feliz agosto.




La hoguera


Vente en gros aux Halles Centrales : pesée de la viande. Paris (1er arr.), vers 1900. Détail d'une vue stéréoscopique. 


Soy un mamífero que intenta elaborar mensajes de muy diferente complejidad, que aspira a inspirarse mientras chapotea en el afán de lograr en el lector ese momento en el que tiemblan las pupilas y en la garganta vibra algo así como un suspiro de flores o quizás sea solo un carraspeo..

Me asomo a una ventana de peces y veo la luz que se refleja en el estanque donde se ahogó la música de café y a partir de ahí (ella lo entiende)…


Entre visitas, esperas en antesalas luminosas y otras actividades intento juntar estas cosas sin demasiado entusiasmo  mientras lo real, la bestia parda de la realidad pega dentelladas despiadadas.


Vuelvo a la oficina y nos dan la noticia del despido de un compañero, así, fulminante, improcedente. Desde la dirección nos lo comunican con ceremonia, con una retórica pasada de moda, pueril. Hijos de puta. Salgo del despacho y los teléfonos no paran de sonar. Nos informan de más despidos en otras delegaciones. Trabajadores ejemplares con años en la empresa, personas con familia, con obligaciones, con sueños, con futuro incierto a partir de ahora.


¿Qué hago aquí escribiendo?


Quizás es el momento de empezar a preparar la hoguera.   




miércoles, 30 de julio de 2025

Cordura

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Ferdinando Scianna

Cordura, el cronómetro se ha puesto en marcha, class, demencia, esa noche K se duerme serio y despierta convertido en un playmobil, la sonrisa pintada, un personaje que mueve brazos y piernas, no más, un muñeco de plástico en el fondo de una caja amarilla de juguetes en el altillo del armario de la niña que ahora clava agujas de hacer calceta en el cojín bordado a punto de cruz con una cara que tiene un aire al adusto rostro del adulto que se reflejó un instante en el espejo -pufff, respirar y F3- no el de ahora, no, Homer inconsciente comiendo donuts, aparcando su coche junto a la boca de riego, torpe hombre que ríe mientras bracea en un río de aguas verdes con sirenas que se inventa -pobrecito, si las viera, con las escamosas colas como espadas- géiser de los últimos  días de julio, fragor de enanos en fábricas subcutáneas de dolor de cabeza, martillos en las sienes, bichos parasitarios mordisqueando las terminaciones nerviosas, amigándose con virus y espías en mi ordenador tomado en el último asalto y el puma plus nos mira amenazador, un ápice faltó, un casi nada y el amor era esto, Schönberg y la belleza insoportable del anhelo llenando cada hueco del alma, un yo que era nosotros hasta el Ctrl.+Alt+Sup, todo se detiene, dream, dream, sueña conmigo, reina blanca, aquí hay un viento del carallo y el despertador se ha descompuesto

, F1, ayuda. Ya es otro día. ¿No?

martes, 29 de julio de 2025

Que lo sepas.

 

Allegory of Stimulation (c.1640). 
Lorenzo Lippi (Italian, 1606-1665). 
Musée des Beaux-Arts d'Angers.
Es una trampa.
Creer que esto sirve para otra cosa que para lo que te sirve es absurdo.
Todo empieza en uno mismo y es ahí donde termina.
En la propia satisfacción, el espejo, eso que has dicho eres.
Ese eres.
Y si te maquillas que lo sepas.

lunes, 28 de julio de 2025

Murakami, Haruki.



Dice Haruki Murakami que su “De qué hablamos cuando hablamos de escribir” es un ensayo autobiográfico, bueno, pues lo será. No es en absoluto lo mejor que ha escrito, es más no me ha parecido del nivel que se puede exigir a un escritor consagrado. Dicho todo esto también diré que me ha gustado, que he aprendido bastante y que tomado muchas notas. Este desbarajuste de opiniones puede deberse a mis afinidades con Murakami, los dos escribimos, los dos nacimos el mismo mes, el mismo año y los dos somos japoneses. 

Torsión

..

Leon Golub

Torsion, 1953



Miramos nuestro reflejo en los arroyos.

Esos somos, débiles, desanimados, vulnerables, necesitados de cariño, correr  es un pretexto para volcarnos en el abrazo, en ayudarnos. 

Nos conjuramos en la belleza inútil de la huida.

domingo, 27 de julio de 2025

No lo sabíamos

 

"Perseus" by Joseph Blanc, 1869


Caminamos con la piel blanca y un murmullo, fieles a la esperanza, pasamos junto a una fábrica que arde con nobleza, sentimos las pezuñas de un diablo, cerca, el ardid de sabernos prisioneros, rendidos, la carretera se ha roto, esto era el dolor. Y no lo sabíamos.

sábado, 26 de julio de 2025

La Grande Guerra



Uno de los más incorruptibles axiomas de la llamada ‹Commedia all’italiana› es el tono tragicómico de los títulos suscritos a este subgénero. Con la frescura del neorrealismo, remando en paralelo (pero también con una apariencia que recurre a la ligereza) esta etiqueta se enfrentó a la realidad de la posguerra describiendo una Italia socialmente golpeada y, por eso, con el esperanzador horizonte de una reconstrucción. La gran guerra se desmarcó quizás de sus coetáneas porque abandona el confort de la modernidad y nos remonta a la acción de la Primera Guerra Mundial. Con ella, Mario Monicelli no solo compuso una epopeya antibelicista digna de decoro y de medallas (merecedora del León de Oro en el Festival de Venecia y la nominación al Óscar a la Mejor película de habla no inglesa), sino que además puso a sus personajes en el ojo del huracán, en el epicentro narrativo, exaltando sus particularidades, sus tiernos vicios e imperfecciones, y alzando su humanidad más palpable y admirable.

«He dejado a mi madre para venir a ser soldado». Este verso inicial ofrece la abertura del relato y hace manifiesto el sacrificio humano que reclama una guerra, y que veremos plasmado en la película donde acompañamos al romano Oreste Jacobacci (Alberto Sordi) y al milanés Giovanni Busacca (Vittorio Gassman) en una historia de desastres que nos traslada a las escaramuzas en el río Piave, en 1916. En medio de la calamidad, pese a todo, florece la amistad entre estos dos, y también entre el resto de colegas de la compañía. Entre batalla y batalla, juntan fuerzas para reafirmar la química y calentarse con la solidaridad entre tanta muerte. La relación fraternal de los protagonistas deja lugar para reflexionar sobre la mirada naif de quien aún no ha visto el horror. Así rufianes, bribones y gamberros (pero sobre todo supervivientes y víctimas) se enfrentan al infierno desde la inocencia, como niños jugando a ser soldados. El problema es que por muy afables que sean los ojos que la miran, la contienda continúa siendo la máxima expresión de la devastación.

La gran guerra es también una película de intervalos. Nos muestra la vida en las trincheras, la misericordia luminosa de los seres que las habitan, los tiempos de espera, las bromas, los llantos y, cómo no, el dolor de quien extraña una vida que ha dejado atrás y que, aunque vuelva, ya nunca volverá a ser como antes. Con maestría y fidelidad, Monicelli filma la barbarie con una técnica aplastante: ‹travellings› portentosos y secuencias de asaltos genuinas que se acompañan de la épica de la música de Nino Rota. También deja diálogos que no se olvidan y escenas memorables, como la de la gallina; o pasajes donde sucede la magia y la ternura, como las del intento frustrado del romance con Constantina (Silvana Mangano). El director bebe y brinda con el dolor de los camaradas y se sirve de sus recurrencias para homenajear la bravura obligada de los que perecieron en contra de su voluntad. Cínico y asqueado escupe sobre los que perpetran la destrucción desde despachos y las tiendas de campaña, alejados de los campos donde yacen los cadáveres y el sufrimiento de los que se matan sin saber exactamente por qué. Los dos personajes principales acaban alcanzado sin querer una especie de expiación, de justicia, demostrando que la bondad supera a la habilidad y la experiencia en la carrera al heroísmo. La gran guerra abraza moralmente a los que cayeron en el lodo, lejos de su casa, pese a que quisieron continuar caminando. Como exclama Jacovacci: «La patria necesita obreros, no muertos».

Escrito por Agus Izquierdo

Excesos emocionales

 


En el borde del camino, no estamos vencidos, aun no. Cavamos las trincheras que nos protejan del exceso de emoción, de los ojos llorosos. Alguien recoge lirios. Una anciana se ha sentado debajo de una cruz de piedra. Un niño de pelo rizado mira las rejas y el barro, descubre una vaca y el miedo.

viernes, 25 de julio de 2025

Supervivencia.

 



Un fuerte chaparrón diluye el recuerdo de la infancia. El frío nos inmoviliza en un presente sin fisuras, sin motivos ni suspiros. Esto es  la supervivencia, vigilar los zarzales, evitar los bosques, las casas deshabitadas, los almiares.

jueves, 24 de julio de 2025

Burdeos

 

L


Caminamos con las mejillas enrojecidas. Burdeos es apenas una vaga referencia. Sabemos el punto de partida. Tememos que el regreso se retrase demasiado tiempo. Un eco lóbrego dice que no lo tenemos.

miércoles, 23 de julio de 2025

Me boicoteo.


Tokyo, Photo by Michael Rougier, 1964


Me boicoteo, no aprendo, me puede el ansia, subo/comparto aquí lo que escribo como única razón de permanencia y sin embargo se mueve, que  busco en mis ficheros de entonces y las músicas y músicos se ponen a cantar, los muertos y los vivos, un milagro, una competición, a ver quién desentierra mejor, con los dedos, con las uñas renegridas por el polvo del volcán, asombro del terreno baldío, del oh, de la indiferencia y el viento nos acariciaba,no salíamos del estupor cuando nos pedían el ticket para la siguiente pantalla ahí, con el game over rondándonos a cada suspiro, que los clanes son muy suyos, basta que te declares A para que los Z te apedreen, una lapidación soft, una mierda de heridas leves porque eso de la resurrección de la carne, la vida eterna, amén, no va con los del Sanedrín, solo cuenta la facturación, vendan, vendan, vendan, a este invento le falta una cerradura, agacharse con precaución y mirar para saber quién viene, qué ve, apología de la ceguera, conclusiones, envidia, comparación, qué se habrá/n creído, pues le pongo un cero de silencio y que le den que mis poemillas no tienen igual al sur del Misisipi, me refiero el río de las íes, con peces de fondo, un salvapantallas real, húmedo, que me da frío con este frío y nadie hablará de nosotros pasado mañana, como Unamuno, que  a la inmortalidad no se llega con el bachiller, hacen falta master de lucha libre, en el barro pero con educación, por favor, que le voy a dar una hostia en la cara si a usted le parece bien y te la da y te dice gracias enseñando un colmillo que brilla en esa oscuridad que se forma después que hay quién ya no sale, perdido en un desierto o algo así, como no se ve no se sabe dónde está uno, que no es lo mismo nadar en la piscina del barrio, del pueblo, lo conocido, tocar pared y volver que ahí en el proceloso mar con olas, ballenas, tiburones y esos peces tan graciosos que te hacen cosquillas en los dedos de los pies, otro negocio, temporal, hasta que un listo reinvente otro, un clásico, en eso del sexo también se han inventado sustituciones, algunas han triunfado por puro amor propio, o nadie quiere, o escolti, pagando, que puedo decirlo más claro, claro, pero como se entienda todo esto ya no tiene gracia y el gusto es mío, encantado, que “soy muy sincera, siempre digo mi verdad a la cara”, váyase a la mierda, sincera, métase su verdad por el culo. Y ya, hoy.

martes, 22 de julio de 2025

Escribir.



Cómo hacerse escritor. En primer lugar, hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulan en los cajones y los olvidamos para escribir otros.


Agota Kristof

Italia fuera de combate

 



Conozco a bastantes personas interesadas en la Historia y en las historias de la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente hombres de cierta edad. Pertenezco a ese grupo. Por eso y por otras causas he leído los cuatro libros de Antonio Scurati dedicados a la figura de Mussolini. Apasionantes. En uno de ellos (creo, quizás en otro lugar) referenciaban “Italia fuera de combate ” de Ismael Herráiz (desconocido para mí). Lo busqué sin saber que estaba publicado en 1944. Lo ofrecían en varias direcciones de internet. En abril lo compré en librería Raimundo en Cádiz, 5 €, un sitio muy recomendable. 

Necesita un esfuerzo leer ahora la crónica de guerra de un corresponsal, falangista hasta la médula, admirador entusiasta de Mussolini y con un estilo florido, rico, muy de la época y sin embargo apasionante por contar desde el terreno episodios tan tristes y tan determinantes como fueron el final de la guerra para Italia. Este libro tuvo 20 ediciones en la España de 1944 y leído ahora permite entender mejor que, pasados tantos años, en esencia han cambiado pocas cosas y que la guerra es la tragedia que termina con todo. Muy interesante.




https://bibliotecaccoocyl.fundacionjesuspereda.es/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=5c4b5d246b202014d83824e1e18fb25a    


https://es.wikipedia.org/wiki/Ismael_Herraiz


https://www.eldebate.com/cultura/libros/20231125/europa-oscuras-cronicas-ii-guerra-mundial-falangista-deplora-racismo-nazi_155704.html


lunes, 21 de julio de 2025

Mirando el mar.

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...

Un hombre mira el mar encrespado, la confusión de la galerna. 

El barco varado en el arrecife, la playa ciega que acoge el naufragio, la tormenta que vuelve.


Las rocas reciben impasibles las  violentas olas, la rabia de la espuma, las enérgicas caricias de la marea.


Ven, ven, imagen sin calma de un ayer no vivido, que tus labios húmedos, de sal, me salven de esta zozobra, del disturbio.


Miro al hombre que mira el mar, a ese hombre que soy.

domingo, 20 de julio de 2025

Stella Gibbons



Ganadora del Prix Femina-Vie Hereuse en 1933, y mítico long-seller, “La hija de Robert Poste” está considerada la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del XX.

Esto es lo que dicen los vendedores de libros y lo que repiten los que no lo han leído. Como lo he leído, de hecho lo he terminado hace un rato, diré que me ha gustado, incluso me he reído mucho (algo que no me suele ocurrir excepto con los libros de Tom Wolfe), está escrito con una deliciosa ironía (diría típicamente inglesa, diría que evoca a P. G. Wodehouse, diría que no le gustaba a  Virginia Woolf pero que es obligatorio leerla, y no lo digo porque tampoco es cosa de ponerse intenso). Resumiendo un cuento inglés de 1932, muy vendido, divertido y que me ha gustado. No es poco. Muchas gracias, Stella Gibbons.



https://impedimenta.es/archivos/10173


sábado, 19 de julio de 2025

No llueve

 

 
Magdalen Cloisters in the Summer'. Francis Hamel. 2024..

Llueve, comienzan a crecen los árboles que plantamos en marzo. Hay una corriente de oro fluyendo bajo nuestros pies. El viento va y vuelve por las esquinas de la ciudad abandonada. Nadie sabe si mañana amanecerá, un hombre de negro ha dicho que sí.

viernes, 18 de julio de 2025

Ridículo.



Con la boca llena de sonidos, apenas asomo a la adolescencia y caigo en la madurez.

Ves mi caída sin extender tus alas.

Dices que ya no me parezco al que era.

Ni falta que hace, pienso, por eso te escribo en equilibrio desde la frontera entre el ardor del equinoccio y la intemperie del desamor, desde un presente continuo, no hay futuro.

Como un aprendiz del oficio del reencuentro junto fragmentos del vacío, llueven suspiros como navajas, han caído las torres de la tierra oscura.

Ya veo, la armadura me hace parecer ridículo.

jueves, 17 de julio de 2025

Sin chaqueta

Henry Curchod (American,  b. 1992, lives and works in London, UK.), Banana phone, 2024

Entre tú y yo el amor estaba en vilo, no había mapas ni código de banderas, planos de las calles prohibidas, manuales de sombras caducadas.

Al parecer empieza una nueva era, te ruego me avises si estás sentada en el centro de un círculo de tiza, con velas encendidas y señales de advertencia, con tus nalgas de nácar posadas sobre el azahar, con un cartel de vetado el paso, deja de decir eso de “vete, tío”, estoy en un limbo en el que no sé si voy o si vengo.

Para colmo, todos los autobuses pasan llenos y he venido sin chaqueta.

miércoles, 16 de julio de 2025

Libros que leo o que abandono.


Termush, una ficción distópica, pues bueno, está bien, quizás he leído demasiado desde el 67 y tengo que buscar en lo de siempre o en lo novísimo o en el azar. Que tengo a mi disposición la Biblioteca Municipal casi para mí solo y me agobio y no acierto. Eso, Termush, un clásico en ese apartado, lo distópico, me ha gustado, sin más. Es corto. 

https://elgeneracionalpost.com/cultura/literatura/2024/0914/163812/resena-libro-de-sven-holm-termush-ficcion-distopica.html


Solo he podido leer dos de los nueve cuentos que componen este libro. Dentro de una pretendida hondura psicológica y un moderno estilo literario (cuando los escribió), sencillo, coloquial,  me han resultado superados, antiguos, aburridos, sin más. Error (leerlo)

https://www.reneavilesfabila.com.mx/obra/cuentos/comentario02_1.html



“El banquete anual de la cofradía de los sepultureros” del premio Goncourt  Mathias Enard es,  perdón por la expresión, un coñazo. Dados los elogios que he leído sobre el escritor le he ido dando cuerda al libro hasta que terminado el primer capítulo (88 páginas, madre mía, qué paciencia) en el segundo ¡resulta que son cuentos! Me han vuelto a engañar, menos mal que esto de la Biblioteca es gratis porque el libraco tiene 500 páginas y es un sin más que no digo yo que esté mal escrito, que va, pero que no me interesa en absoluto. Otro error. 


https://elplacerdelalectura.com/2020/11/el-banquete-anual-de-la-cofradia-de-los-sepultureros-de-mathias-enard.html






El gran error. Vi el título A cuatro patas', lo consulté en internet, respuesta, “uno de los mejores libros de 2024” , todo eran elogios. La novela de Miranda July, corríjanme si lo leen (que espero que no), es una tontería de una señora que tiene todo y no sabe si va o si viene, si sube o si baja, si quiere tirar su vida por la borda (a lo tonto, si por lo menos hiciera algo con sentido pues sería entendible). No se confundan con el título, aunque hablar con normalidad de follar, orgasmos y alicientes varios no es erótico en absoluto, solo te dan ganas de darle un sopapo a la protagonista. Yo me los he dado a mí mismo porque he llegado a la página 150 (ya, me he insultado frente al espejo). Señor, o es mala elección , mala suerte o me van fallando las neuronas. Ni tocarlo (el libro)


https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/libros/20250322/critica-libro-cuatro-patas-miranda-july-115421137


https://www.infolibre.es/cultura/los-diablos-azules/cuatro-patas_1_2011195.html





martes, 15 de julio de 2025

Disculpas

               

  

Disculpen que no me levante pero el poema de ayer (https://glup2.blogspot.com/2025/07/poema-de-invierno-en-verano.html)  me dejó sin fuerzas y pasé el día en A Coruña y conocí a personas maravillosas y no puede estar uno en misa y repicando, soplando y sorbiendo, yendo porque luego tienes que venir y mientras vas y vienes no falta gente en el camino y esto es lo que tiene julio que así, como que no quiere la cosa, ya estamos a día 15, no somos nada, bueno servidor de usted es jubilado que no es una profesión en realidad pero que a nada que te organices tienes tiempo para ti mismo, es decir para estar seguro que la vida hay que aprovecharla cada minuto y a ello me dedico con todas mis ganas que, os lo juro, son muchas.  Pónganme a los pies de sus señoras.

lunes, 14 de julio de 2025

Poema de invierno en verano




.

Un poema,
quiero escribir un poema de invierno,
hablo y me invento este parlamento atropellado desde un mirar de gavilanes,
colgado cabeza abajo de un puente sobre un paisaje ciego y sentimental,
hablo y cuento para que no llenen mis palabras las arcas aburridas,
quiero escribir este poema pero los poetas están en conciliábulo,
reunidos en una esquina rimando y discutiendo,
me ignoran,
les pido una frase sobre la aurora,
sobre las lágrimas del pelícano,
sobre buques partiendo de muelles convertidos en alamedas,
ni me miran,
siguen buscando palabras como incendios,
frases estremecidas,
iluminadas,
propagándose en rumores,
consumándose en temblores,
placer de atrapar una mirada atenta,
retorciéndose las manos con suspiros,
los que busco,
una mirada en un habitación iluminada por velas,
ella recostada sobre la cama que ocupa el centro,
mi poema como algo que no es,
como algo que no sabré dibujar,
mi cabeza en un túnel,
al extremo de una canción griega que no entiendo,
que habla de caricias entre mujeres y hombres,
laguna sensual en una voz ronca y sin embargo clara como una cascada,
excitante brazo desnudo que levanta la sábana y descubre el mundo,
mi memoria se convierte en piedra,
se despiertan vientos de magnolias y jaulas,
mi poema no lo será nunca hasta que me quite la venda de los ojos,
cuando me acerque a la verdad,
delicado como un acróbata,
como un equilibrista avanzando por el cable de acero de mi deseo,
un cuerpo insinuado a los puntos cardinales,
sin norte,
sin este,
sin oeste,
solo el sur de su sexo,
bebiéndome el rocío de sus muslos,
deslizándose mis dedos por el aire manchado de gemidos rojos,
ven,
me decían y quiero llevar el himno del hambre,
de mi ansiedad desde el cenit al nadir,
de mis manos acostumbradas a modelar la soledad de las noches sin ella,
de la agonía sin ella,
resbalando en estrellas que murieron hace siglos,
bordando amaneceres a su lado,
con cantos de pájaros desconocidos rompiendo la mañana,
con una espalda sudorosa acunada en mi pecho,
con nuestros destinos atrapados por cadenas,
nos impedían subir a respirar el aire sobre la tinta del mar de jibiones,
el mar de Elantxobe,
olas como tarjetas postales,
rincones bajo la roca donde no cae la lluvia,
barcos anclados,
marineros jugando al mus en la taberna de Ramón,
con sirenas pintadas en los brazos,
con blasfemias saliendo por las ventanas que dan al puerto,
peces hirviendo en la pleamar de la madrugada cuando todos duermen,
ella y yo amándonos en la habitación junto al frontón,
con cuadros de dirigibles alemanes y las velas consumiéndose,
la gramola con discos que compré en Florencia y tangos que canta Goyeneche,
cubrir su cuerpo con pañuelos de seda,
besar cada flor pintada en ellos,
acariciar su espalda,
sus cicatrices de amores perdidos,
invisibles tatuajes en el alma de los hombres que la hirieron,
mutaciones de exaltación,
besar sus pies de escamas,
lamer su cuello como un caballo excitado,
prisionero en su ombligo,
en el hueco de su nombre,
no sé cómo se llama,
digo ella y escribo este poema de invierno que nunca será,
que no es,
que no sé,
que perdí la voz en despedidas azules,
la verdad,
que decía verde y era verde y ahora digo aurora y llueve,
digo manzana y las palabras se rompen en jirones,
apenas sostenidas por bramantes dorados,
geografía de su boca que puedo dibujar en el aire con los ojos cerrados,
puedo coser las líneas de sus caderas,
el contorno de la isla donde busco náufragos excitados,
beber licores de frases y verterlas en su boca abierta,
ansiosa,
su lengua en mi lengua con alcohol,
ordenarle que abra las piernas,
frase ritual,
enérgica,
aprisionar su cuerpo pintado a lápiz,
tomar su rostro entre mis manos,
decirle altares y casullas,
palabras sucias y dientes mordiendo la blancura de sus hombros,
sus labios finos como una equivocación,
entrar en ella,
esclavo vertiginoso,
braceando en el cauce entre sus muslos que me atan y me atraen,
que me aprisionan con ternuras hasta que el deseo es tan intenso que deliro,
soy un animal ahíto de gemidos,
veo en ella una diosa,
la más alta criatura,
un milagro arrodillado,
que se tumba y me turba,
que se inclina,
que me succiona y besa,
que se vuelve doncel,
que se ofrece,
pide,
ruega,
exige,
otra vez,
aquí,
sin reposo,
que señala,
que dirige,
que toma mis sienes y me rompe la cabeza en tres pedazos,
que no me importa ya que lea este poema
que teja rayos de maldiciones sobre el recuerdo de mi garganta con su nombre atravesado,
nombre que he olvidado,
que he borrado de las paredes,
de los mármoles,
tiro una a una las columnas,
tiré el templo,
no miro atrás,
sobrina de Lot,
puedo ya sentarme en el sepulcro y pintarlos de plegarias a los vivos,
a los que corren conmigo en las riberas,
compañeros acuáticos,
nadadores de piscinas abiertas al recuerdo adolescente,
mi padre nunca venía a verme,
bañadores ceñidos,
me gustaba más el pliegue junto al ombligo que las marcas en cien metros,
el récord,
imán de cuerpos mojados,  
tablero de un ajedrez donde siempre gana la muerte,
esfuerzos inútiles por saber,
saltos desde un tablero que se borra y ya no hay reglas,
paracaidistas ametrallados antes de llegar al suelo,
pasillos con candelabros y camino descalzo junto a príncipes agrícolas,
labriegos sabios disfrazados de magos,
pensamientos colgados de un cuerno de la luna,
caer por un acantilado de rocas transparentes,
un cable que lleve electricidad hasta la arena,
entre caracolas y estampas de vírgenes mojadas por la pleamar,
regueros de sangre,
idiomas olvidados,
barcos hundidos frente a la isla,
ancianos desmemoriados,
digo poema y digo no puedo,
digo poema y digo cabalgata de frases 
como rosas blancas esparcidas en las cabelleras de vírgenes sacrificadas en el altar de la conveniencia,
huérfanas vendiendo cerillas en los portales de mi voz de hombre,
me besas ¿me quieres?,
no era eso,
no lo era,
alambres de dedos poco hábiles,
la hija de la panadera,
la sobrina de la portera del doce,
la hermana del gordo Juan,
golondrinas en llamas,
colchones en el cuarto de atrás,
boxeadores que murieron en África,
hermosura de las nostalgias arrastrándose como toros majestuosos después de la pica,
galopando como corceles con sudor en el lomo,
con espuma en los belfos,
con mi garganta herida de gritar en dialectos nuevos el nombre imposible,
el que he olvidado,
botellas de vino enfriándose en la ventana para cualquier celebración imprevista,
paraguas defendiéndonos del sol que no calienta,
cerebros girando en el ojo de un huracán,
un termómetro de mercurio en la axila,
enfermo por comer tantas cebollas,
todos los secretos guardados bajo la barba blanca que define al pastor herido junto al abrevadero,
vacas agitándose en el arroyo helado,
bueyes escépticos conversando con astrónomos,
los recuerdos atropellados en un almacén con las puertas descerrajadas,
fatiga en los párpados,
un planeta escribiendo nuestro destino,
perdiéndose después en los archivos del nigromante siniestro,
las amigas -las amigas de mis amigas no son mis amigas- echando sal en mis campos,
la enfermera amaestrando vendajes en el alma mientras el diluvio nos obliga a construir un arca nueva,
más grande,
inmensa,
no caben tantas emociones,
se ahogarán sin remedio,
no caben las monedas falsas,
los sentimientos equivocados,
los amores que no fueron y se pierden como estelas en el amanecer del abra,
paseos románticos junto al abismo,
aquel perro negro que nos impedía pasar,
no ladraba,
nos miraba con ojos de fuego y rencor,
una mirada siniestra como la de un diablo hirviendo entre cazadores extraviados,
pájaros con el pecho rojo
¿cómo escribir un poema?
¿cómo sacarlo de mi alma llena de preguntas?
mi poema imposible,
el que nunca escribiré,
abrir el silo de agravios,
rebaño de gacelas sensibles saltando entre las zarzas,
vendimia apresurada en las viñas de lo que era,
del orgasmo de anoche como un astro colgando en un cielo nuevo,
cosecha de ternuras,
lavar mis manos impuras en la mirada que perdona,
con jazmines en el balcón perfumando las noches de Bilbao,
explorador entre el campo de espigas de lo imposible,
recolectando un amor sin testigos,
ocultos,
escondidos,
tumbados entre la mesa y la ventana cerrada a los murmullos del patio,
a los ladridos del parque,
a los párpados de la mañana,
se me ha cerrado el pecho,
se me ha cerrado,
ha muerto mi poema,
ha muerto y son vanos los esfuerzos para insuflar vida a estos versos tristes,
suspiros y relámpagos,
aerolitos que dibujó en el cielo el dedo de un dios ahora dormido,
este poema es una fuga,
es huir sin testigos benevolentes,
correr hasta donde la tierra se acaba y comienza la nada,
ahora que acabo entiendo que esto es también una queja,
un ejercicio diestro con el bisturí,
una oración,
meses agitados que se posan en un tonel y respiran,
un agujero en el pecho,
una cuchillada en el vientre,
estar otra vez desnudo en el borde de un intento,
un rebaño de bocas hinchadas de besos,
un meteoro que se estrella en la pared,
ay,
la poesía estaba antes que este poema de invierno que no sé terminar,
que releo y veo que me quito la camisa y se me marcan los huesos,
no el alma,
que me pierdo en preciosismos y no digo,
que me miento,
que no grito,
que es un juego de luces,
un engaño,
un querer y no saber,
un artilugio,
un intento fallido con juguetes,
con mentiras que me creo de tanto repetirlas,
vaho en espejo,
cortinajes,
reflejos en el agua turbia,
impotencia,
carrera absurda,
pueril orgullo,
pavos reales,
laberinto de ideas contrapuestas,
soplar el candil,
que nada cambie,
refugiarme en lo que sé,
no asumir riesgos,
continuar sentado en lo cómodo,
dejar los cajones cerrados,
tener miedo,
en fin,
brujulear por no enfrentarme,
por no mirarme a los ojos y hasta aquí,
otro día,
otro,
el tiempo pasa,
quizás haga falta morir para estar vivo,
todo está dicho,
 ser o no ser
¿ves?
no hay nada nuevo,
se ha roto mi poema y no sé seguir,
se ha roto,
es hora de empezar el final,
aquí,
en la espera
¿de qué?
¿de quién? 
Quiero escribir un poema de invierno.

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