Shyama Golden (Sri Lankan-American, 1983) - Restricted Area (2024)

lunes, 21 de julio de 2025

Mirando el mar.

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...

Un hombre mira el mar encrespado, la confusión de la galerna. 

El barco varado en el arrecife, la playa ciega que acoge el naufragio, la tormenta que vuelve.


Las rocas reciben impasibles las  violentas olas, la rabia de la espuma, las enérgicas caricias de la marea.


Ven, ven, imagen sin calma de un ayer no vivido, que tus labios húmedos, de sal, me salven de esta zozobra, del disturbio.


Miro al hombre que mira el mar, a ese hombre que soy.

domingo, 20 de julio de 2025

Stella Gibbons



Ganadora del Prix Femina-Vie Hereuse en 1933, y mítico long-seller, “La hija de Robert Poste” está considerada la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del XX.

Esto es lo que dicen los vendedores de libros y lo que repiten los que no lo han leído. Como lo he leído, de hecho lo he terminado hace un rato, diré que me ha gustado, incluso me he reído mucho (algo que no me suele ocurrir excepto con los libros de Tom Wolfe), está escrito con una deliciosa ironía (diría típicamente inglesa, diría que evoca a P. G. Wodehouse, diría que no le gustaba a  Virginia Woolf pero que es obligatorio leerla, y no lo digo porque tampoco es cosa de ponerse intenso). Resumiendo un cuento inglés de 1932, muy vendido, divertido y que me ha gustado. No es poco. Muchas gracias, Stella Gibbons.



https://impedimenta.es/archivos/10173


sábado, 19 de julio de 2025

No llueve

 

 
Magdalen Cloisters in the Summer'. Francis Hamel. 2024..

Llueve, comienzan a crecen los árboles que plantamos en marzo. Hay una corriente de oro fluyendo bajo nuestros pies. El viento va y vuelve por las esquinas de la ciudad abandonada. Nadie sabe si mañana amanecerá, un hombre de negro ha dicho que sí.

viernes, 18 de julio de 2025

Ridículo.



Con la boca llena de sonidos, apenas asomo a la adolescencia y caigo en la madurez.

Ves mi caída sin extender tus alas.

Dices que ya no me parezco al que era.

Ni falta que hace, pienso, por eso te escribo en equilibrio desde la frontera entre el ardor del equinoccio y la intemperie del desamor, desde un presente continuo, no hay futuro.

Como un aprendiz del oficio del reencuentro junto fragmentos del vacío, llueven suspiros como navajas, han caído las torres de la tierra oscura.

Ya veo, la armadura me hace parecer ridículo.

jueves, 17 de julio de 2025

Sin chaqueta

Henry Curchod (American,  b. 1992, lives and works in London, UK.), Banana phone, 2024

Entre tú y yo el amor estaba en vilo, no había mapas ni código de banderas, planos de las calles prohibidas, manuales de sombras caducadas.

Al parecer empieza una nueva era, te ruego me avises si estás sentada en el centro de un círculo de tiza, con velas encendidas y señales de advertencia, con tus nalgas de nácar posadas sobre el azahar, con un cartel de vetado el paso, deja de decir eso de “vete, tío”, estoy en un limbo en el que no sé si voy o si vengo.

Para colmo, todos los autobuses pasan llenos y he venido sin chaqueta.

miércoles, 16 de julio de 2025

Libros que leo o que abandono.


Termush, una ficción distópica, pues bueno, está bien, quizás he leído demasiado desde el 67 y tengo que buscar en lo de siempre o en lo novísimo o en el azar. Que tengo a mi disposición la Biblioteca Municipal casi para mí solo y me agobio y no acierto. Eso, Termush, un clásico en ese apartado, lo distópico, me ha gustado, sin más. Es corto. 

https://elgeneracionalpost.com/cultura/literatura/2024/0914/163812/resena-libro-de-sven-holm-termush-ficcion-distopica.html


Solo he podido leer dos de los nueve cuentos que componen este libro. Dentro de una pretendida hondura psicológica y un moderno estilo literario (cuando los escribió), sencillo, coloquial,  me han resultado superados, antiguos, aburridos, sin más. Error (leerlo)

https://www.reneavilesfabila.com.mx/obra/cuentos/comentario02_1.html



“El banquete anual de la cofradía de los sepultureros” del premio Goncourt  Mathias Enard es,  perdón por la expresión, un coñazo. Dados los elogios que he leído sobre el escritor le he ido dando cuerda al libro hasta que terminado el primer capítulo (88 páginas, madre mía, qué paciencia) en el segundo ¡resulta que son cuentos! Me han vuelto a engañar, menos mal que esto de la Biblioteca es gratis porque el libraco tiene 500 páginas y es un sin más que no digo yo que esté mal escrito, que va, pero que no me interesa en absoluto. Otro error. 


https://elplacerdelalectura.com/2020/11/el-banquete-anual-de-la-cofradia-de-los-sepultureros-de-mathias-enard.html






El gran error. Vi el título A cuatro patas', lo consulté en internet, respuesta, “uno de los mejores libros de 2024” , todo eran elogios. La novela de Miranda July, corríjanme si lo leen (que espero que no), es una tontería de una señora que tiene todo y no sabe si va o si viene, si sube o si baja, si quiere tirar su vida por la borda (a lo tonto, si por lo menos hiciera algo con sentido pues sería entendible). No se confundan con el título, aunque hablar con normalidad de follar, orgasmos y alicientes varios no es erótico en absoluto, solo te dan ganas de darle un sopapo a la protagonista. Yo me los he dado a mí mismo porque he llegado a la página 150 (ya, me he insultado frente al espejo). Señor, o es mala elección , mala suerte o me van fallando las neuronas. Ni tocarlo (el libro)


https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/libros/20250322/critica-libro-cuatro-patas-miranda-july-115421137


https://www.infolibre.es/cultura/los-diablos-azules/cuatro-patas_1_2011195.html





martes, 15 de julio de 2025

Disculpas

               

  

Disculpen que no me levante pero el poema de ayer (https://glup2.blogspot.com/2025/07/poema-de-invierno-en-verano.html)  me dejó sin fuerzas y pasé el día en A Coruña y conocí a personas maravillosas y no puede estar uno en misa y repicando, soplando y sorbiendo, yendo porque luego tienes que venir y mientras vas y vienes no falta gente en el camino y esto es lo que tiene julio que así, como que no quiere la cosa, ya estamos a día 15, no somos nada, bueno servidor de usted es jubilado que no es una profesión en realidad pero que a nada que te organices tienes tiempo para ti mismo, es decir para estar seguro que la vida hay que aprovecharla cada minuto y a ello me dedico con todas mis ganas que, os lo juro, son muchas.  Pónganme a los pies de sus señoras.

lunes, 14 de julio de 2025

Poema de invierno en verano




.

Un poema,
quiero escribir un poema de invierno,
hablo y me invento este parlamento atropellado desde un mirar de gavilanes,
colgado cabeza abajo de un puente sobre un paisaje ciego y sentimental,
hablo y cuento para que no llenen mis palabras las arcas aburridas,
quiero escribir este poema pero los poetas están en conciliábulo,
reunidos en una esquina rimando y discutiendo,
me ignoran,
les pido una frase sobre la aurora,
sobre las lágrimas del pelícano,
sobre buques partiendo de muelles convertidos en alamedas,
ni me miran,
siguen buscando palabras como incendios,
frases estremecidas,
iluminadas,
propagándose en rumores,
consumándose en temblores,
placer de atrapar una mirada atenta,
retorciéndose las manos con suspiros,
los que busco,
una mirada en un habitación iluminada por velas,
ella recostada sobre la cama que ocupa el centro,
mi poema como algo que no es,
como algo que no sabré dibujar,
mi cabeza en un túnel,
al extremo de una canción griega que no entiendo,
que habla de caricias entre mujeres y hombres,
laguna sensual en una voz ronca y sin embargo clara como una cascada,
excitante brazo desnudo que levanta la sábana y descubre el mundo,
mi memoria se convierte en piedra,
se despiertan vientos de magnolias y jaulas,
mi poema no lo será nunca hasta que me quite la venda de los ojos,
cuando me acerque a la verdad,
delicado como un acróbata,
como un equilibrista avanzando por el cable de acero de mi deseo,
un cuerpo insinuado a los puntos cardinales,
sin norte,
sin este,
sin oeste,
solo el sur de su sexo,
bebiéndome el rocío de sus muslos,
deslizándose mis dedos por el aire manchado de gemidos rojos,
ven,
me decían y quiero llevar el himno del hambre,
de mi ansiedad desde el cenit al nadir,
de mis manos acostumbradas a modelar la soledad de las noches sin ella,
de la agonía sin ella,
resbalando en estrellas que murieron hace siglos,
bordando amaneceres a su lado,
con cantos de pájaros desconocidos rompiendo la mañana,
con una espalda sudorosa acunada en mi pecho,
con nuestros destinos atrapados por cadenas,
nos impedían subir a respirar el aire sobre la tinta del mar de jibiones,
el mar de Elantxobe,
olas como tarjetas postales,
rincones bajo la roca donde no cae la lluvia,
barcos anclados,
marineros jugando al mus en la taberna de Ramón,
con sirenas pintadas en los brazos,
con blasfemias saliendo por las ventanas que dan al puerto,
peces hirviendo en la pleamar de la madrugada cuando todos duermen,
ella y yo amándonos en la habitación junto al frontón,
con cuadros de dirigibles alemanes y las velas consumiéndose,
la gramola con discos que compré en Florencia y tangos que canta Goyeneche,
cubrir su cuerpo con pañuelos de seda,
besar cada flor pintada en ellos,
acariciar su espalda,
sus cicatrices de amores perdidos,
invisibles tatuajes en el alma de los hombres que la hirieron,
mutaciones de exaltación,
besar sus pies de escamas,
lamer su cuello como un caballo excitado,
prisionero en su ombligo,
en el hueco de su nombre,
no sé cómo se llama,
digo ella y escribo este poema de invierno que nunca será,
que no es,
que no sé,
que perdí la voz en despedidas azules,
la verdad,
que decía verde y era verde y ahora digo aurora y llueve,
digo manzana y las palabras se rompen en jirones,
apenas sostenidas por bramantes dorados,
geografía de su boca que puedo dibujar en el aire con los ojos cerrados,
puedo coser las líneas de sus caderas,
el contorno de la isla donde busco náufragos excitados,
beber licores de frases y verterlas en su boca abierta,
ansiosa,
su lengua en mi lengua con alcohol,
ordenarle que abra las piernas,
frase ritual,
enérgica,
aprisionar su cuerpo pintado a lápiz,
tomar su rostro entre mis manos,
decirle altares y casullas,
palabras sucias y dientes mordiendo la blancura de sus hombros,
sus labios finos como una equivocación,
entrar en ella,
esclavo vertiginoso,
braceando en el cauce entre sus muslos que me atan y me atraen,
que me aprisionan con ternuras hasta que el deseo es tan intenso que deliro,
soy un animal ahíto de gemidos,
veo en ella una diosa,
la más alta criatura,
un milagro arrodillado,
que se tumba y me turba,
que se inclina,
que me succiona y besa,
que se vuelve doncel,
que se ofrece,
pide,
ruega,
exige,
otra vez,
aquí,
sin reposo,
que señala,
que dirige,
que toma mis sienes y me rompe la cabeza en tres pedazos,
que no me importa ya que lea este poema
que teja rayos de maldiciones sobre el recuerdo de mi garganta con su nombre atravesado,
nombre que he olvidado,
que he borrado de las paredes,
de los mármoles,
tiro una a una las columnas,
tiré el templo,
no miro atrás,
sobrina de Lot,
puedo ya sentarme en el sepulcro y pintarlos de plegarias a los vivos,
a los que corren conmigo en las riberas,
compañeros acuáticos,
nadadores de piscinas abiertas al recuerdo adolescente,
mi padre nunca venía a verme,
bañadores ceñidos,
me gustaba más el pliegue junto al ombligo que las marcas en cien metros,
el récord,
imán de cuerpos mojados,  
tablero de un ajedrez donde siempre gana la muerte,
esfuerzos inútiles por saber,
saltos desde un tablero que se borra y ya no hay reglas,
paracaidistas ametrallados antes de llegar al suelo,
pasillos con candelabros y camino descalzo junto a príncipes agrícolas,
labriegos sabios disfrazados de magos,
pensamientos colgados de un cuerno de la luna,
caer por un acantilado de rocas transparentes,
un cable que lleve electricidad hasta la arena,
entre caracolas y estampas de vírgenes mojadas por la pleamar,
regueros de sangre,
idiomas olvidados,
barcos hundidos frente a la isla,
ancianos desmemoriados,
digo poema y digo no puedo,
digo poema y digo cabalgata de frases 
como rosas blancas esparcidas en las cabelleras de vírgenes sacrificadas en el altar de la conveniencia,
huérfanas vendiendo cerillas en los portales de mi voz de hombre,
me besas ¿me quieres?,
no era eso,
no lo era,
alambres de dedos poco hábiles,
la hija de la panadera,
la sobrina de la portera del doce,
la hermana del gordo Juan,
golondrinas en llamas,
colchones en el cuarto de atrás,
boxeadores que murieron en África,
hermosura de las nostalgias arrastrándose como toros majestuosos después de la pica,
galopando como corceles con sudor en el lomo,
con espuma en los belfos,
con mi garganta herida de gritar en dialectos nuevos el nombre imposible,
el que he olvidado,
botellas de vino enfriándose en la ventana para cualquier celebración imprevista,
paraguas defendiéndonos del sol que no calienta,
cerebros girando en el ojo de un huracán,
un termómetro de mercurio en la axila,
enfermo por comer tantas cebollas,
todos los secretos guardados bajo la barba blanca que define al pastor herido junto al abrevadero,
vacas agitándose en el arroyo helado,
bueyes escépticos conversando con astrónomos,
los recuerdos atropellados en un almacén con las puertas descerrajadas,
fatiga en los párpados,
un planeta escribiendo nuestro destino,
perdiéndose después en los archivos del nigromante siniestro,
las amigas -las amigas de mis amigas no son mis amigas- echando sal en mis campos,
la enfermera amaestrando vendajes en el alma mientras el diluvio nos obliga a construir un arca nueva,
más grande,
inmensa,
no caben tantas emociones,
se ahogarán sin remedio,
no caben las monedas falsas,
los sentimientos equivocados,
los amores que no fueron y se pierden como estelas en el amanecer del abra,
paseos románticos junto al abismo,
aquel perro negro que nos impedía pasar,
no ladraba,
nos miraba con ojos de fuego y rencor,
una mirada siniestra como la de un diablo hirviendo entre cazadores extraviados,
pájaros con el pecho rojo
¿cómo escribir un poema?
¿cómo sacarlo de mi alma llena de preguntas?
mi poema imposible,
el que nunca escribiré,
abrir el silo de agravios,
rebaño de gacelas sensibles saltando entre las zarzas,
vendimia apresurada en las viñas de lo que era,
del orgasmo de anoche como un astro colgando en un cielo nuevo,
cosecha de ternuras,
lavar mis manos impuras en la mirada que perdona,
con jazmines en el balcón perfumando las noches de Bilbao,
explorador entre el campo de espigas de lo imposible,
recolectando un amor sin testigos,
ocultos,
escondidos,
tumbados entre la mesa y la ventana cerrada a los murmullos del patio,
a los ladridos del parque,
a los párpados de la mañana,
se me ha cerrado el pecho,
se me ha cerrado,
ha muerto mi poema,
ha muerto y son vanos los esfuerzos para insuflar vida a estos versos tristes,
suspiros y relámpagos,
aerolitos que dibujó en el cielo el dedo de un dios ahora dormido,
este poema es una fuga,
es huir sin testigos benevolentes,
correr hasta donde la tierra se acaba y comienza la nada,
ahora que acabo entiendo que esto es también una queja,
un ejercicio diestro con el bisturí,
una oración,
meses agitados que se posan en un tonel y respiran,
un agujero en el pecho,
una cuchillada en el vientre,
estar otra vez desnudo en el borde de un intento,
un rebaño de bocas hinchadas de besos,
un meteoro que se estrella en la pared,
ay,
la poesía estaba antes que este poema de invierno que no sé terminar,
que releo y veo que me quito la camisa y se me marcan los huesos,
no el alma,
que me pierdo en preciosismos y no digo,
que me miento,
que no grito,
que es un juego de luces,
un engaño,
un querer y no saber,
un artilugio,
un intento fallido con juguetes,
con mentiras que me creo de tanto repetirlas,
vaho en espejo,
cortinajes,
reflejos en el agua turbia,
impotencia,
carrera absurda,
pueril orgullo,
pavos reales,
laberinto de ideas contrapuestas,
soplar el candil,
que nada cambie,
refugiarme en lo que sé,
no asumir riesgos,
continuar sentado en lo cómodo,
dejar los cajones cerrados,
tener miedo,
en fin,
brujulear por no enfrentarme,
por no mirarme a los ojos y hasta aquí,
otro día,
otro,
el tiempo pasa,
quizás haga falta morir para estar vivo,
todo está dicho,
 ser o no ser
¿ves?
no hay nada nuevo,
se ha roto mi poema y no sé seguir,
se ha roto,
es hora de empezar el final,
aquí,
en la espera
¿de qué?
¿de quién? 
Quiero escribir un poema de invierno.

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