Ghostwriter.
El pequeño transistor
Pidió su pequeño transistor,
quería escuchar las noticias
mientras estaba en el hospital.
La política era sagrada para su generación.
De niños siempre nos hacía callar
a la hora de las noticias.
Enfermó antes de la ruptura del proceso de paz.
Se le veía preocupada, notaba que la enfermedad
avanzaba por su cuerpo y su país.
Un día apagó para siempre el transistor.
No quería malas noticias.
Aunque tratábamos de animarla,
"todo se andará",
sabíamos, y ella más que nosotros,
que todo se iba a torcer.
No conoció en fin del proceso.
Al principio, yo mismo encendía
su pequeño transistor,
pero las palabras que salían de él
se me hacían extrañas e incomprensibles,
tan incomprensibles como una historia clínica.
Ahora prefiero estar en silencio, sin transistor,
y tratar de recordar su dulce voz;
"todo se andará".
Kirmen Uribe
Ante las alarmantes noticias que se han desparramado por diferentes círculos, incluidos los concéntricos, me apresuro a desmentirlas en la parte que me atañe: esta página no está subvencionada.
Desde varios puntos de fuera y dentro del estado me llegan mensajes pidiéndome la fórmula del tercer fuego, cómo se consigue interesar a quién corresponda para que escribir en un blog esté remunerado, un contrato vitalicio, una corresponsalía en New York, una columna en el País. Me cansa y aburre ya repetir que no lo sé, que yo no soy ese que se imaginan, que no, que eso que dicen es incierto: esta página no está subvencionada.
Sí es verdad que recibe una ingente cantidad de cariño, muchos visitantes, que algunos dejan flores en la verja de la cancela, que apenas tiene velas negras, que las paredes están llenas de yo estuve aquí y otros grafitis simpáticos, que la amistad crece y me obliga a subir las marcas –hasta esta cruz llegó la marea en octubre-, pero ni un real, ni un céntimo, lo repito: esta página no está subvencionada.
Pero ya que estamos a calzón quitado, valientes, con el culo al aire a pesar del frío que hace, confieso que tengo una habitación llena de ghostwriter. Claro, qué os creíais, este ritmo diario solo se puede conseguir con varios negros, literarios, señoras y señores que escriben en una pequeña habitación aneja a mi mansión, con sus plumas de ganso, sus viseras, los manguitos, su imaginación, su sapiencia, su necesidad de compartirla aunque sea con otro nombre, el mío, que solo asiento o deniego con tiranía, sí, pero sin saña –eso es muy malo, me lo repite, más adjetivos, menos adverbios, algo de sexo, más carnaza, está usted despedido-. Como final, una vez más proclamo que les pago a todos ellos gracias a mi fortuna personal, las instituciones, el gobierno, no da un duro: esta página no está subvencionada, leches.
8 comments :
Solo te dejo un gran abrazo.
En ocasiones, los fantasmas del pasado suelen ayudar a escribir bien y con profundidad.
Tambien hay escrituras con un halo fantasmal.
Y de ti, ¿qué te digo? Pues que grata tu presencia aunque la formalicen fantasmas perfectamente en incrustados.
Mayteღ , abrazado quedo,
Tinta de aterrizaje, los fantasmas ya sabemos cómo son, cada vez que me miro al espejo veo uno.
Saludos bajo la lluvia intensa.
Así que negros,eh? y yo que pensaba que eran verdes y saltarines...
¡Cómo llueve!,creo que me estoy "mojando" demasiado...
Ayer se me olvidó preguntarte quién es el autor de la pintura de los que bailaban, me encantó.
Ya, son muy guapos,han salido a mi...
Ella es muy bonita y de mucho caracter y él es de cara chistosa con porte elegante y muy tímido.Se complementan muy bien. Te seguiré enviando fotos de ellos.
¿qué te pareció Javier Termenón?
Ciao ;P
Palmera, ¿qué te ha ocurrido?, antes era una chica tímida y recatada.
De un tiempo a esta parte comentas echándole mucho…mucho…no sé, con mucho salero, muy personal.
Llueve mucho sí, ya parará (pero qué tristeza)
Javier Termenón me gusta
Y tus canes.
Vaya, ahora que iba a practicar el mecenazgo contigo resulta que no te puedo subvencionar. Andaba en estos quebraderos, el de que la contrapartida fuera a la manera más placentera, y va y escribes que “nanai” de subvenciones. Pues si que estamos bien con el de Bilbao.
Nada, me conformaré con el beso virtual (de momento)
¿Y negras, no tienes negras en esa habitación?
Me encanta la palabra "ghostwriter", es como una gargantilla colgada sobre una pared y como si la historia a contar estuviese en su camafeo (ésta en cambio se las trae: cama y feo...¡ejem!).
Un placer saludarte. Bicos.
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