Día anómalo.
(Duchamp)
Nadie atrapa al extraño impostor de Melville, como nadie consiguió atrapar nunca a Duchamp, el hombre que no confiaba en las palabras: “Las palabras no tienen absolutamente ninguna posibilidad de expresar nada. En cuanto empezamos a verter nuestros pensamientos en palabras y frases todo se va al garete”. Nadie atrapó nunca al embaucador de Duchamp, cuya fría hazaña reside, más allá de sus obras de arte y de no-arte, en haber ganado la apuesta de que podía embaucar al mundo del arte para que le honrara sobre la base de credenciales falsas. Eso tiene un gran mérito. Duchamp decidió hacer una apuesta consigo mismo sobre la cultura artística e intelectual a la cual pertenecía. Apostó este gran artista del No a que podía ganar la partida sin hacer prácticamente nada, con sólo quedarse sentado. Y ganó la apuesta. Se rió de todos esos estafadores inferiores a los que tan acostumbrados estamos últimamente, de todos esos pequeños estafadores que buscan su recompensa no en la risa y el juego del No sino en el dinero, el sexo, el poder o la fama convencional.
Con esa risa subió Duchamp a escena al final de su vida para recibir los aplausos de un público que admiraba su gran capacidad para, con la ley del mínimo esfuerzo, embaucar al mundo del arte. Subió a escena y el hombre del Desnudo bajando una escalera no tuvo que mirar los escalones. Por un largo y cuidadoso cálculo, el gran estafador sabía exactamente dónde estaban esos escalones. Lo había planeado todo desde el principio, como el gran genio del No que fue.
“Bartleby y Compañía”, de Enrique Vila-Matas
(Para I, claro)
Es un día anómalo, calmado, gris, con un calor que no, que no es propio de otoño, largo, corto, no hay pájaros ni enredaderas taciturnas, se me ha escapado una idea y la busco a tientas por un jardín oscuro, no me vas a creer pero te extraño en esta tarde inútil sin playa ni gaviotas posadas en el alfeizar, sin 52 traficantes a escasos metros del portal, sin tu sonrisa como una línea que no sabría dibujar, no hay lápices, sin tu voz que me cuenta de su vida de antes, de ahora, que también ríe, pensando cuando te pensaba, imaginaba un tendedero que no existe con sábanas al viento, tus ojos tristes, esos que ahora brillan cuando el cielo es azul aunque llueva en las horas melancólicas, en las inciertas tardes de sábado, hoy, que es triste sin serlo, que tiene escarabajos y un ángel malhumorado, escribo sin mirar, sin mentir, de espaldas, sin soportar mi propia ausencia, buscando las palabras con perfume, la frase que se pose en tu lengua mientras lees, la música que cante lo que cantarás, beso tu carne resucitada, memoria frágil, no me olvides, necesito tu clarividencia (entre otras cosas), podrías haber sido lo que hubieras querido, eres un ser libre que mira el futuro con alegría, casi nada, te beso las manos y cierro los ojos, belleza.
(Ana Juan)
8 comments :
Marejada de emociones, todos los matices se han paseado por mis sentimientos hoy.
Te dejo un abrazo, extraño, raro...bah.
El lunes será mejor, buen fin de semana, Pedro.
Te leía mientras me iba invadiendo esa razón extraña que a decir de Biedma tienen los días laborables.
Pero luego pulsé en el Play de Nacho Duato y el Netherlands Dance Theater, sin respirar hasta el final, y me quedé así:
"Escultura del cuerpo en movimiento,
preciso hasta ese trémolo inquietante
de una leve, barroca mandolina..."
Te dejo para seguir escribiendo en el silencio de mis horas densas.
Gracias y un abrazo.
Sobre las sensaciones anómalas se suelen recrear entusiasmos que ya no pasan desapercibidos.
Inquietante es lo anómalo.
Hay un bolero que dice: 'Te extraño, como se extrañan las noches sin estrellas...'
Escuchar a estas horas ese bolero en la voz de Mayte Martín también es anómalo.
Besos.
Galerna, Mayteღ, algo más que marejada.
En cualquier caso, demasiado para esta frágil embarcación.
Abrazados quedamos ¿sabes nadar?
ybris vi el martes ese ballet y en cada pirueta, escorzo, movimiento, me iba maravillando. Acabé en éxtasis y me sentí obligado a compartirlo.
Un abrazo.
Tinta de aterrizaje, Mayte Martín siempre despierta emociones, a cualquier hora. Cuando el entusiasmo crece hay que buscar los primeros síntomas. En eso estoy. Besos.
Me emociona sentir que somos una especie capaz de crear belleza.
Todas y todos tenemos esa posibilidad, agradezco que existan personas que se atrevan a expresar con sinceridad su don.
Un abrazo enorme, pequerrechiño, eres una persona excepcional.
Cuando esperas
Todos los días son anómalos
Las noches pasan en medio de sueños
Sobresaltos y suspiros
El vértigo
No es síntoma, es signo
La temperatura oscila entre el duro invierno
y el recuerdo de momentos aplazados
Me hubiera querido
Escuchar en su voz
las frases que bordas
Que nunca saldrán por su boca o letra
Sigo haciendo las mismas preguntas
Que van cambiando de ritmo con las estaciones
Que destilan el tiempo
sólo cambian de cariz
Los días absurdos son la pauta,
no la extrañeza
Besos (3)
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