Quinto aniversario.
Para nuestro quinto aniversario buscamos un sitio especial.
Elegimos el Zortziko, que es un magnífico restaurante.
Begoña llevaba un vestido negro, largo, que sugería, que no dejaba indiferente, unos zapatos con un tacón tan alto que a su lado yo parecía un pigmeo.
Después de los entremeses fríos, el primer plato consistía en unos lomos de bacalao a baja temperatura, al pil pil de cardamomo y gelée de pimientos. Delicioso.
Seguimos con una pintada sobre tirabeque con canelón de hinojo y aceite de cítricos que junto con el vino Mauro nos dejó en el helado de queso de oveja y en el centro de la conversación.
Llevaba en el bolsillo mi regalo, un anillo. Pensaba pedirle que nos casáramos.
Estos cinco años estaban llenos de momentos felices.
Nuestro reciente viaje a Estambul nos daba tema para recordar. Contrastamos este viaje con los habituales a París o a Roma. Nos reímos del malentendido con aquel camarero que solo hablaba turco y su cara de extrañeza cuando rechazamos, horrorizados, un plato de carne cruda que era la especialidad de la casa.
Teníamos las manos entrelazadas sobre el mantel.
Ni siquiera recuerdo si las mesas de alrededor estaban ocupadas.
No quiero que te acuestes con Arantxa –me dijo-.
Cariño, no sé lo que me estás diciendo. ¿Quién es Arantxa?
Su cara reflejaba serenidad pero soltó mi mano.
No tiene discusión, quiero que termines con esa historia, ya. No lo soportaré ni una vez más.- siguió.
Te lo inventas –mentí.
Sabes que no. Quiero que se lo digas ahora o todo se habrá terminado entre nosotros. Llámale o me voy –dijo-.
Supe que no podía hacer otra cosa y llamé a Arantxa.
Por eso le obligué a que te llamase, mi vida, por eso. Estaba llena de celos. Sé que te dolió pero, entiéndeme, ¿qué podía hacer? Estaba decidida. Ven, no me mires así. ¿Nos quitamos la ropa? Te he traído un regalo. Abrázame. Hagámoslo como la última vez, así, así, como me gusta. Arantxa, me vuelves loca.
14 comments :
Entre tres, siempre hay uno que sale perdiendo...
Besos de medianoche.
Lo mejor, la cenita.
Luego el resabio del buen vino,
y lo de los celos y reproches
que se lo coman los que sean de postre;)
Yo, no lo soy...
Aunque me guste el dulce, pero como desayuno o entrante, ya sabes
:0))
P.S Le sigo siguiendo los pasos a ese último tren je, je.
Ya no te dejo ni besos ni nada, tú mismo elige el menú del día;)
Eres todo un gastrónomo. Seguro que en las tascas se enreda uno más y se titubea menos.
Buen vino elegiste.
Estoy de acuerdo gloria.
De ahí la última foto.
Besos de buena mañana
Eva- La Zarzamora, lo primero, mis respetos.
Incluida reverencia.
Mi reconocimiento.
Creo que no hace falta que te lo explique.
Hay un punto en la comunicación en la que se entiende.
Apenas con una palabra, con un silencio.
Entendido.
Un abrazo (para abrir boca)
Tempero, todo está en los libros (que decía la Bola de Cristal).
En las tascas (al menos a las que voy) se habla mucho al viento y no hay cabida para enredos (de esos). Y con el vino (no con ese, claro) se titubea muchísimo (sobre todo después del octavo).
(Solo os falta el Guggenheim y alrededores ¿para cuándo?).
vaya cacao maravillao.
biquiños,
Nadie, absolutamente nadie sabe para quien "trabaja"....
Bikiño y de puntillas...
Siempre tan gentil con las damas, querido Pedro. Gracias a la chistera maravillosa que despliegas un día sí y otro también, veo mis piernas en la red. Mil besos, cielito.
Aldabra, es una forma de verlo.
biquiños,
Mayte, eufemismos aparte, no te he pillado.
Pues eso. Un beso.
Gracias a ti virgi, pero cuando me mandes fotografías, por favor, no las cortes por la mitad. Me gustaría conocer el resto.
Dos mil besos. Y uno más.
Me ha encantado la combinación gastronómica. Sólo el vino he probado, por lo tanto puedes invitarme a cenar lo mismo cuando quieras...
Más en serio: muy bueno (me lo he creído y todo).
Je, je, je... un par de besos "desplantaos".
mabel g. c. ¿será verdad?
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