Invasores.
Vengo de no sé dónde.
Soy de no sé quién.
Muero no sé cuándo.
Voy a no sé dónde.
Me asombro de estar tan alegre.
(Martinus von Binerach)
Nuestro pueblo trepaba por la montaña desde el pequeño puerto al fondo de la bahía, las casas de los pescadores abajo, las mansiones de los dueños de los barcos en la parte alta. Sira vivía arriba, yo abajo.
Desde la primavera, cada atardecer, ella volvía del pueblo vecino por la alameda. A su lado trotaba el negro mastín que me disuadía de cualquier intento de acercarme. La observaba desde el bosquecillo de la loma, escondido detrás de los matorrales. Tenía doce años, yo uno más. Nunca lo demostró, pero sé que sabía que la miraba, demasiada aspiración para un aprendiz de pescador, el hijo de un pobre pescador.
Aunque madrugaba para embárcame y a esas horas me caía de sueño, pasaron los meses y nunca falté a la cita de la espera. Seguí admirando su paso firme, sus pechos que crecían, el borde de la falda barriendo el polvo, el lodo si llovía. Y llegó el invierno.
Aquella tarde hacía frío, estaba oscuro, ella no llegaba, me arrebujé en una manta y me quedé dormido. Escuché gritos, desperté, la bahía estaba llena de luces de barcos, el pueblo ardía. Corrí cuesta abajo, la casa de Sira estaba envuelta en llamas, ni rastro de ella, el mastín yacía bajo el olmo, degollado. En las estrechas calles de piedra pasé por encima de los cuerpos de alguno de mis vecinos, inmóviles, ensangrentados. Sin respiración me detuve en el portón del límite, habían vuelto, no era una leyenda, tantas veces me lo habían contado mis padres. Al llegar al puerto los vi, eran los invasores, con antorchas y gesto fiero, salvajes, con hachas y una determinación de llevarse todo lo aprovechable, de arrasar el resto, implacables. Aterrorizado di media vuelta y corrí, corrí hasta encontrar el refugio del bosque…
10 comments :
A los 13 años uno se cree digno y capaz de todo, después somos muy dignos, pero no tan capaces...
Pedro:
Qué sorpresa tan agradable he tenido al leerte.
Tu blog es una delicia.
No puedo más que devolverte las palabras que dejaste en el mío...
(Gracias)
Quiero leerlo todo...me gusta muchísimo....!
Te dejo un abrazo.
Nos seguimos leyendo!
Lena
Lobita Esteparia, puede ser, no recuerdo cuando tenía 13 años.
O sí,
No recuerdo si recuerdo o si no quiero recordar.
Algo así.
Gracias Lena, yo te leo, tú me lees, nosotros nos leemos, ellos no leen.
Este es un bello intercambio.
Un abrazo.
Grahan Greene, decía que en el fondo de nosotros mismos siempre tenemos la misma edad....y yo lo creo.
A esas edades la capacidad de supervivencia aún está libre de toda regla y convencionalismo, y de inútiles venganzas y demagogias.
Invasores sangrientos = correr y refugio.
Hay algo peor que robar y aterrorizar, y es sentirse tan superior cómo para despreciar la vida del resto del mundo, humano o no humano. Es la enfermedad de este universo, la repetición sin pausa del mismo error. O quizá no sea un error, y sencillamente se está deshaciendo de nosotros, los humanos, utilizándonos para exterminarnos. Nunca se sabe, esta naturaleza es tan salvaje.
Desde luego, amigo mío, da por sentado que antes de que ocurra te reclamaré mi pago ;-D
Un abrazo bien fuerte, así como para dejarte huella jeje.
Lobita Esteparia, no es que no te crea, no, pero a mi Grahan Greene nunca me dijo eso. Éramos vecinos de bloque y nos encontrábamos en el ascensor, comprando el pan, dónde Pura, en la chopera. Era un hombre reservado pero nos teníamos confianza.
Ahora bien, nunca se sabe.
…
Tú ¿qué edad representas?
gaia07, no estás descaminada, con menos a repartir toca más a los de siempre.
Es tan sencillo y tan inhumano que sorprende.
Pero no te preocupes, nos avisamos.
Abrazos como el de Kirk Douglas en “La pradera sin ley”
(jejejeje)
Hoy he vuelto a cumplir doce, trece...no se cuantos represento, pero espero la continuacion.
Un saludo con afecto.
no habrá continuación, PARADOXIA,murieron todos.
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