La mujer que amo (3).
He soñado amores divinos,
la ebriedad de brazos y de vinos,
la plata, el oro, los quiméricos reinos.
la ebriedad de brazos y de vinos,
la plata, el oro, los quiméricos reinos.
(Charles Cros)
La mujer que amo me ama pero no me ama. Sabe que el jazz es esta música del Sahara que escuchamos sin saber que hay otras músicas, o sí, o sí lo sabes, amor, mujer que huyes de mí, que no me miras, que me tienes dentro de la caja, encogido, con el número, la etiqueta, la llave y ahora sí, ahora no y no me resigno. Apaga la luz, amor, que quiero inventarte, vamos a guarecernos bajo las sábanas mágicas que nos aíslan, que nos defienden, que nos transforman, que nos cobijan. Apaga la luz, mi vida, que quiero descubrirte con mis dedos curiosos que toquen tu mente, que la vacíen, que la llenen de versos y besos, que la pinten de colores vivos y la vida se ha quedado coja, se tambalea, los caminos están borrados y no sabemos por dónde se va al faro, por dónde se llega al infierno. Déjame que te cambie la mirada, que te sople la niebla, acurrúcate conmigo y pasa tus dedos mojados por mis cicatrices, ¿no las sientes?, déjame que te tape los ojos, que te lleve de la mano, ciega a mi sombra, sorda a mis gritos, el número tres es amarillo, el verde es una ecuación, vivir es un perro que ladra en la distancia, las palabras se han llenado de palabras y no es fácil saber entre la hierba. Quizás hablo por hablar, quizás te estoy buscando y no sé por dónde empezar, quizás este ajedrez está lleno de piezas y no hay tablero, quizás debemos matarnos y renacer. A lo lejos explotan las estrellas y del fondo de los mares está brotando una nueva vida, impetuosa y gigante; apartémonos, amor, no nos lleven las olas a otras playas, náufragos perdidos, indefensos, perdidamente humanos. Hagamos lo que hagamos nuestro amor seguirá siendo esta fiesta diaria en la que giramos, atónitos y embelesados, sabedores del milagro de querernos sin querernos, amor, mujer a la que amo y sin amar me ama.
Utopía y desencanto (fragmento)
" La hamaca pequeña / está vacía... en silencio / También tu canoa / se mece en el río. / Sólo tú estás inmóvil / bajo la Gran Piedra. / Y yo que creía que todas las cosas / vivían sólo por ti.
El poeta piaroa, que tras la desaparición de una persona amada ha oído el susurro de las hojas y ha visto fluir el agua como si nada hubiera sucedido, ha captado para siempre el estupor indecible, el dolor de que el universo continúe como antes, alejándose del que muere, la cruel infidelidad e indiferencia de todo sobrevivir. "
El poeta piaroa, que tras la desaparición de una persona amada ha oído el susurro de las hojas y ha visto fluir el agua como si nada hubiera sucedido, ha captado para siempre el estupor indecible, el dolor de que el universo continúe como antes, alejándose del que muere, la cruel infidelidad e indiferencia de todo sobrevivir. "
Claudio Magris
La mujer que amo me ama pero no me ama. Esa mujer a la que tanto amo se busca con un candil en un bosque tenebroso y las sombras no le asustan y ese árbol es un árbol, nada más, y ese árbol es el cielo, nada menos. El candil, ella, sus hermanas que le besan, el camino que da vueltas en el llano, mirar hacia atrás, Lot, espinas, la esperanza, sus hijos en la ventana, una flor roja en su cabeza. La mujer a la que amo está sujeta a la proa de un barco que cabecea entre las altas olas de la tormenta del norte y el viento está lleno de voces que cantan desde lejos, voces de damas enlutadas, voces de arena negra, voces. Hay una llama que se mueve entre sus músculos doloridos, fuego que quema los recuerdos que salpican su tejado y llenan las hendiduras de un silencio verde y espeso. Soy un espectador herido, debo decirle mi poema aunque no tenga sentido, aunque no sepa ¿qué sé yo de pájaros melancólicos, qué del incendio que quema su soledad? La mujer que amo me ama pero no me ama. Un bicho me tapa la boca y las palabras se caen, inútiles, otro bicho se las come. Vuelve, dulzura, ahora que todos se han ido, la casa está en silencio y la ventana cerrada. Ven conmigo frente al espejo, uno junto al otro, mirémonos hasta que nos sepamos, tocándonos el alma, apartando las zarzas, desnudos y ciertos, vivos, palpándonos la piel y el corazón herido. Fuera llueve y hace frío, lo sé, pero no es el caso; dentro canta Joni Mitchell una melodía encadenada mientras estamos sentados a dos centímetros que son como la distancia a la luna. Tomemos una ginebra antes de inventarnos, antes de perdernos y buscarnos en caricias lentas que aún no hemos dibujado, en besos que ni sabemos que existen en las calles repletas de otros que llaman, que vocean y no escuches, amor, este trago es difícil pero bello, apuremos las copas y déjame que pase el limón por tu espalda con nudos, por tus piernas esquivas, arca de la alianza para entrar en ella con trompetas y tambores, con fanfarrias que solo tú y yo escuchemos, profanación de lo sagrado, caída de las murallas de Jerusalén, vestales huyendo por la pradera, mi minotauro y yo amándote bajo un árbol, mis centauros y yo amándote bajo la parra, yo, sólo, amándote en mi cabeza de nubes La mujer que amo me ama pero no me ama. Sabe que el jazz es esta música del Sahara que escuchamos sin saber que hay otras músicas, o sí, o sí lo sabes, amor, mujer que huyes de mí, que no me miras, que me tienes dentro de la caja, encogido, con el número, la etiqueta, la llave y ahora sí, ahora no y no me resigno. Apaga la luz, amor, que quiero inventarte, vamos a guarecernos bajo las sábanas mágicas que nos aíslan, que nos defienden, que nos transforman, que nos cobijan. Apaga la luz, mi vida, que quiero descubrirte con mis dedos curiosos que toquen tu mente, que la vacíen, que la llenen de versos y besos, que la pinten de colores vivos y la vida se ha quedado coja, se tambalea, los caminos están borrados y no sabemos por dónde se va al faro, por dónde se llega al infierno. Déjame que te cambie la mirada, que te sople la niebla, acurrúcate conmigo y pasa tus dedos mojados por mis cicatrices, ¿no las sientes?, déjame que te tape los ojos, que te lleve de la mano, ciega a mi sombra, sorda a mis gritos, el número tres es amarillo, el verde es una ecuación, vivir es un perro que ladra en la distancia, las palabras se han llenado de palabras y no es fácil saber entre la hierba. Quizás hablo por hablar, quizás te estoy buscando y no sé por dónde empezar, quizás este ajedrez está lleno de piezas y no hay tablero, quizás debemos matarnos y renacer. A lo lejos explotan las estrellas y del fondo de los mares está brotando una nueva vida, impetuosa y gigante; apartémonos, amor, no nos lleven las olas a otras playas, náufragos perdidos, indefensos, perdidamente humanos. Hagamos lo que hagamos nuestro amor seguirá siendo esta fiesta diaria en la que giramos, atónitos y embelesados, sabedores del milagro de querernos sin querernos, amor, mujer a la que amo y sin amar me ama.
16 comments :
Querernos sin querernos.
Asombroso misterio.
Tan grande como querernos queriéndonos.
Un abrazo.
Es la cosa ybris
El misterio.
Contar que nos queremos apenas da para una línea.
Hay que trabajarse el blog, chico.
En eso –también- ando.
Es la cosa
El número tres es azul, el cuatro es amarillo...
El dos es verde, el cinco rojo, el uno negro, el seis marrón, el siete lila o azul oscuro...
Hoy he dormido cuatro horas, esto de ser nerviosa no me va a traer nada bueno, más que ser hiperactiva y, por consecuencia (a lo Felipe Gonzalez), hacer de todo en todo momento. Visto así "virgencita que me quede como estoy" jajaja.
Que dulce eres, sorbito, aunque seguro que a veces eres trago amargo, pero a mi me tratas bien, no me voy a quejar. No creo que nos encarcelaran, ni a ti ni a mi, que ya pasé la mayoria de edad hace... hará diez años en octubre!! (los llevo bien eh!, es por mi complejo de Peter Pan ;P).
Ayer me compré un vestido blanco, largo, de tirantes, con un vuelo curioso, tengo que arreglarlo un poquito porque no lo lleno, y es que glup, no estoy delgada, es que lo soy, nunca me han dejado donar sangre, menuda injusticia y discriminación a la que nos someten a los que pesamos menos de 50kg (pero que comer, como).
Me miré al espejo, media vuelta ar!, media vuelta otra vez ar!, y me vi en la playa (aunque soy más de montaña) paseando plácidamente conectándome a los lamidos del mar y a los besos del sol. Entonces me encontraria un caballo, un arabito tordo quizá, nada ostentoso que a mi siempre me gustó el mestizaje, crucariamos nuestras miradas, nos acercariamos y después de unas caricias rituales me invitaria a galopar y a jugar chapoteando las aguas...
¿sueñas conmigo?
Un arrumaco divertido...
Que esto es así, dulce Maduixeta, que somos así, que nos tomamos cariño en un plis plas, que nos decimos cuatro ternuras y se nos salta la lágrima, que quizás eso sea bueno, que seguro que es bueno, que te agradezco mucho este derroche de imaginación mañanera, este toque entre naif, irónico, psicodélico, humorístico, simpático, listo, con gusto a menta y limón, con los labios aún manchados de café, con todo el día por delante, con todas (o con muchas) las carreteras cortadas, con el país patas arriba, que se me ocurren muchas cosas pero tengo que trabajar y ya es jueves, señorita mayor (qué horror, que vieja eres), que beso tu mano ahora que no llueve y me pongo a los pies de sus caballos, arabitos o tordos, percherones o ponys enanos que arrastro las piernas en esos trotecillos primaverales.
Te beso los nudillos (también, aprovechando el viaje)
¿me acabas de llamar vieja? si, eso me ha parecido...
Jajajajajajajajaja!!!
Es bueno, mucho, el amor, el cariño, venga de donde venga es bueno...
Psicodélico? No se de donde habrás sacado tú eso ;), voy a por mi segundo café con leche, que hoy es preciso, necesario, vital!
¿que nudillos me besas? es para saber si vas a subir o bajar (sube, sube, sube...)
Nada. Magnolio se queda - de nuevo - en silencio (No, como Lot, no)y cede la palabra a los poetas:
LA MUJER QUE AMO ME AMA PERO NO ME AMA.
Piensa el poeta que lo que dice y lo que piensa, son pies y manos cuando camina el poema que pasea con el lector en la mano.
LA MUJER QUE AMO ESTÁ SUJETA A LA PROA DE UN BARCO QUE CABECEA ENTRE LAS ALTAS OLAS DE LA TORMENTA DEL NORTE
El poeta había medido sus versos, había abierto sus metáforas al peso de la incomprensión, a la indiferencia, al miedo a perderse
UN BICHO ME TAPA LA BOCA Y LAS PALABRAS SE CAEN INÚTILES, OTRO BICHO SE LAS COME
Pero no fué así. Los ojos vieron su temor, intuyeron su nerviosismo, leyeron lo que quisieron escuchar sus ojos que leían, pues el lector pensaba que el poema estaba hecho a su medida y dedicado a su nombre
APAGA LA LUZ, MI VIDA, QUE QUIERO DESCUBRIRTE CON MIS DEDOS CURIOSOS QUE TOQUEN TU MENTE
Lo que no fué escrito pensando en él, se hizo palabra en el hombro de un lector, de un amigo, de un amor perdido, alguien a quien confesar su dilema, un secreto o un viejo error cometido hace tiempo y hoy olvidado en la memoria, que es como la distancia que pesa la vida del poema.
SABEDORES DEL MILAGRO DE QUERERNOS SIN QUERERNOS, AMOR, MUJER A LA QUE AMO Y
SIN AMAR
ME AMA.
Lejana cuando no vuelve, cercana cuando se somete a la lectura de aquellas palabras escritas a solas y frente a un inexistente lector, que con tiempo, hizo suyo el poema.
(En minúsculas: Kepa Murua).
Más, para tí, Glup (que sé que lo sabes):
"Ahora un rostro sonríe y su sonrisa se deposita sobre mis labios,
y la advertencia de su música explica todas las pérdidas y me acompaña.
Habla de mí como una vibración de pájaros que hubiesen desaparecido y retornasen;
habla de mí con labios que todavía responden a la dulzura de unos párpados..."
¡¡¡YA!!!
Y con el resto de tanta letra, verso, música (de tí, de ellos):
Lo releo, lo susurro, me encadeno, lo canto y que llueva, que llueva, la virgen de la cueva.
Besos anotados.
La mujer que amo me ama o no me ama , no hay mas pamplinas ni terminos medios ni musicas distintas ni nada de nada . Simplicidad .
Un beso
Ahí te veo Churra, con un par, poesía ni hostias, sí o no, si sí pase, si no, a tomar vientos a la farola.
Estamos como para que nos toquen la pera (marinera), como para andar con dudas.
Mi mama me mima.
Y punto.
Ni músicas, ni colorines, ni tanta pamema, cojones ya, hablemos del milenarismo
Churra,preciosa, ¿tienes mal día? ¿te ha pillao la huelga con el carrito del helao?
En este blog escribo como quiero, ni simple ni leches, como me sale de los ovarios (obviamente los de la mujer que amo y me ama o no me ama, con pamplinas, con términos medios, con una música distinta cada día, o sea la vida misma, compleja, dura, nunca simple (al menos la mía).
Y si mi vida fuese simple…la cambiaba echando virutas.
Un beso, cariño (léeme, por favor, con el que he puesto yo al contestarte)(cariño, claro)
Maduixeta, no te he llamado vieja ¿o sí?, no lo recuerdo, ¿quién eres?, ¿sabes dónde está Cornellá? ¿Conoce el Capitán Garfio del Prat? (qué gambón de Palamós, qué cosa más rica) pues eso, que eres muy maja, psicodélica o no, lisérgica mía, bésote los nudillos de la mano derecha (de momento)
Magnolio que oculta la vista de la iglesia del Buen Pastor, sí.
Los que escriben, algunos, se sienten poetas. No sé si ese título se lo puede otorgar uno a sí mismo o te lo adjudican los otros como un rey Arturo posando la espada en el hombro del que intenta la poesía.
Los poetas dicen lo que sienten, a veces lo que piensan, a veces lo que sientes (es entonces cuando se produce el milagro). Cuando el lector da la mano al poema (y por extensión al poeta) es un goce inmenso.
Los poetas, algunos, tienen miedo a quedarse cortos, a pasarse, a la incomprensión, a la indiferencia, a los ciegos, a los que no tienen dedos, a los que miran el reverso. Otros poetas escriben con la camisa abierta, con el pecho al viento, indiferentes al fragor del campo de batalla, a las miradas, a que sí o a que no. Escriben.
Cuando el lector se adueña del poema, cuando cambia él o ella por su propio nombre, se abre el cielo y llueven pájaros de colores, mariposas que juegan al tuya y mía, insectos que brillan y se meten por los ojos del tiempo. Cuando el lector siente en su hombro la confidencia del poeta la transforma en suspiro, en ventana, en cielo herido, en un ciervo que huye cuando nos acercamos. Cuando el que escribe es amigo, ay, se cambian los términos, las condiciones, lo lejano se acerca, no hay distancias, el cara a cara es un escenario donde bailan las emociones en punta de pies. Cuando el lector lee A dónde está escrito B, seguro que este último no sabe leer (al menos A) Etcétera.
Y.
Al final Kepa Murua ¿cómo lo has sabido? Un fenómeno este Kepa, está preparado para salir un día de estos, aquí, está programado (qué suerte esto de poder dejar los post hibernados hasta que, me libera de estar alerta hasta las 12, cenicienta del blog, vigía del nuevo día, un rollo de maniático rutinario).
Segundo Magnolio de un jueves sorprendentemente soleado.
.
DONDE DECIRTE
Si pudiera decirte tan sólo que las palabras
hacen daño y que tarde o temprano
se olvidan, no te lo diría.
Si supiera quererte como se ama
a quien no se tiene o está lejos,
te rogaría que me olvidaras.
Si hubiera una palabra más alta que la otra
donde decirte que las palabras
son como los hechos, te lo diría.
Pero dónde, dónde puedo encontrar
lo que nadie busca y existe,
si en nada ni en nadie creo.
(Kepa Murua)
Claro, besos sin lluvia (ni rastro)
Olvidamos fácilmente que somos simple materia, y cuando la muerte nos devuelve a la realidad de la constante huida de nuestro ser como simple transporte perecedero, el aturdimiento nos deja paralizados. Quizá ese amar sin amar sea la respuesta, empezando por uno mismo. Pero, qué bonito es amar cuando los dos aman amando, o los dos aman sin amar, o los dos van a la par. (Los dos o todos, tampoco vamos a discriminar, que amar, amar, se puede amar a muchos)
Pues eso, que me gusta como amas escribiendo. Besos.
Doña gaia07, que citas a la muerte y se me queda esta cara, que ya después no hay nada, excepto que seas creyente, o eso de la reencarnación, o el milagro de Lázaro, o algo diferente a lo que creo. Ay.
Ay.
Esto es un blog en el que dejo lo que escribo. Humildes textos que no pretenden demasiado. Sobre todo no pretenden convencer a nadie. Más bien tienden a lo poético (o eso intento). Sobre amar…demasiado complejo para estas horas de la mañana. Es viernes y tengo mucho trabajo. ¡pero aquí está el fin de semana! Te deseo que lo disfrutes muuuucho (sola, con un amor, con dos o con el orfeón de Alcira)
Te beso.
No sabes que bien me deja saber que te hago reír.
Te beso más.
gaia07, tu sabes que la alegría es un don
Nos besamos.
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