Termina agosto.
Entre lo que fuiste y lo que eres la vida a veces te guiña un ojo y otras veces te cierra los dos. Escribo en los márgenes todo aquello que no sé y agosto se desliza como un río tranquilo que llena las riberas de peces melancólicos, los descubro con mirada de niño. Aprendo los misterios de la nada y no sé si esto es la felicidad, pero la tranquilidad me mece con susurros maternales. En julio parecía que había tiempo para todo y ahora estoy en la cuenta atrás. Permanezcan atentos a sus pantallas porque la vida sigue y la poesía está a punto de llegar, háganle un hueco.
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