Mandril.
El hombre entra en la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio. (R. Tagore)
Carmen respiraba plácidamente. Mi insomnio velaba su sueño. Desde hace meses no duermo bien, debe ser el remordimiento, mi pesimismo ante el futuro, la preocupación por lo que vendrá, la complicada historia con H.
Acostumbro a dejar entornada la puerta del dormitorio para que la luz del amanecer no me despierte. Aún así lo escuché con claridad, un sonido peculiar, diferente, un roce leve, amortiguado.
No me atreví a mover ni un músculo, seguí en la cama, atento.
Lentamente se abrió la puerta, en la semioscuridad pude distinguirlo, un mandril, un enorme mandril con la nariz ancha, el culo rojo y la mirada encendida.
Se acercó con precaución, olía muy mal, tenía unas uñas largas, peligrosas, unos dientes afilados. Sus ojos se prendieron en los míos mientras se rascaba la cabeza. Creo que estaba tan sorprendido como yo.
Carmen se agitó.
-¿Pasa algo cariño? –preguntó con voz adormilada.
-No, duérmete. Estoy tratando de hablar con un mandril - dije.
-Ah- y siguió su sueño.
Se sentó a mi lado, sobre la sábana, me miraba, se buscaba algo entre la hirsuta pelambrera.
No me pude contener, le pregunté. -¿Cómo va lo mío?-
Sin dejar de observarme siguió en su mutismo, no se digno contestar.
-¿Crees que tiene remedio?- insistí, entre curioso y preocupado.
Justo en ese momento el maloliente mono apretujaba una pulga entre dos dedos, después los olía y chupaba con satisfacción.
-Lo de H, ¿qué?- dije.
Ahí sí, ahí reaccionó. Me abrazó y dijo- Hermano-. Creo que vi lágrimas humedeciendo sus pelos puntiagudos.
Bajó de la cama, se marchó tan sigiloso como había venido. Pude escuchar el roce de sus uñas por el pasillo, luego nada, silencio.
Después me dormí profundamente. Recuerdo que soñé con Charlton Heston, desnudo, gritaba y daba vueltas y vueltas en una jaula con barrotes pintados de color naranja.
Hoy me encuentro bastante mejor.
8 comments :
La neblina me tomo de la mano la otra noche y me llevo a un sitio perdido en Australia que se desmoronaba bajo mis pies con su mirada debajo flotando entre mariposas y libélulas curiosas...un ladrido me trajo de vuelta al mundo y entonces cerre los ojos.
Bikiño, Pedro.
Te pesaba en la memoria colectiva el poco reconocimiento a nuestros congéneres, eh?
Besitos, un placer leerte a cualquier hora, hasta con pulgas.
Será más propio que un animal sea el que, por voluntad propia, se haga acopio de nuestra ternura. Y llegará no a modo de sueño. ¿Quién dijo que lo tuyo fue un sueño? El olor siempre será la nariz tergiversada. Quizás un mandril nunca haría nada con Carmen no por respeto sino porque no olería nada.
El otro día corriendo por el parque de Arcentales vi a la chica que despacha el pan de la panadería con un perro entre los brazos. Varios días después, en la panadería, la dije: te vi el otro día con un perro entre los brazos. '¿Sabes?, hoy es su cumpleaños. Ha cumplido tres.' El dueño de la panadería me dijo a mí y al que estaba detrás: 'El mundo está al revés.' Y el mundo visto con el revés de un mandril es in mundo irritado, pero peor por delante, fiero y acolmillado. Pero no utilicemos al mandril como metáfora.
Abrazos, Pedro.
Hasta en insomnios surrealistas encuentras motivos para escribir.
Un mandril maloliente y pulgoso no es peor que un canario cantarín y juguetón para intentar solucionar los problemas que nos acucian.
Y, encima, no hay que disimular. Basta decir que conversamos con un mandril para que nadie insista en ulteriores indagaciones.
Un abrazo.
Como no se que decir, solo dejo constancia ante notario-¡quita pajarraco!- que estuve aquí, aunque el mono ha traspasado la pantalla y ahora me está quitando las pulgas.
¿Culo rojo? Es no es un mandril? Unnn
Ains, surrealista te quiero aún más, bueno también cubista, cuando le pones narices despropocionadas a tus pensamientos, así también.
Y bla bla bla, ya me voy.
Muackes.
Creo que se quien es H, es un hipopótamo y tu duermes con una cabra, asi queda todo en familia.
Ains
Y yo que te leo, un gorrión.
Pedro, ¡por favor!, ¡deja ya esas pastillas!.
Un beso, tío.
En tanto el mandril le daba la noticia él calmaba su excitación.
Peligro y relajación parecen contrapuestas y sin embargo pueden complementarse.
Capacidades humanas insólitas. Puede que sea porque no entran en los esquemas en que intentamos meterlas.
Esto requiere un estudio minucioso.
Esta vez una caricia pensativa, un beso alteraría más este intenso momento (jejeje)
Necesito urgentemente un mandril, tengo un insomnio muy pertinaz.
Besos, Pedro.
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