Cuentos de sábado de junio.
Este sábado quisiera contaros cuentos pero ocurre que estoy escribiendo en viernes y aún no sé si ha ganado España (con perdón), si Lorenzo volverá al cajón de los vencedores, si Alonso ha alcanzado la pole, si Nadal pasa de ronda y si seguimos siendo los que éramos. Vivo sin vivir en mí. Ni en ti.
Contar cuentos es socorrido pero resulta que este medio es tan amplio que lo local es demasiado pequeño y lo global demasiado grande, la verdad, no sé por dónde empezar. Va, salgo por peteneras.
Cuento 1231: érase una vez un reino muy lejano donde no llegaban los ecos de otros mundos, una gotera era una inundación, un beso un inicio, un silencio una tragedia, la distancia una realidad. Allí vivían todos felices, sobre todo porque no conocían la felicidad, bueno, quizá no conocían la definición de la felicidad. La ignorancia nos hace atrevidos. Por eso no quiero saber, me golpeo la cabeza para olvidar tanto como aprendí. Ahora mismo no sé qué hacemos aquí un sábado (miento, ahora es viernes, pero no digas nada). Sí sé cuánto me sorprende encontrar esta guaracha (Llegaste a mi cuerpo abierto) de Pablo Milanés (tan poético él, tan cubano) y recordar que yo he sido el que está a la derecha de Malena Burke en esta actuación tan…tan…. Ay. Cómo cantaba entonces, era el rey del coro. Dice así;
Llegaste a mi cuerpo abierto
Y yo todo me entregué,
Por más que reí, lloré
Porque romper es comienzo,
Comenzar es desacierto,
Pisar en parajes blandos
Y aunque me hunda hasta el fango
Caminaré largo trecho.
Aunque quizás fui la misma Malena y tenía esas pestañas tan largas, esas caderas donde cabía el mundo, esa alegría bailando con el dúo en el que, definitivamente, yo era el del traje negro y la sonrisa grande, el de la derecha. Y es que he trabajado en tantas profesiones. Me gusta una, reír. Riamos, es sábado, digamos que entendemos de cine, aunque no sepamos qué coño es eso de “La diligencia” o “Ciudadano Kane”, rollos en blanco y negro, todo ha empezado mañana, estoy escribiendo lo de mañana, iluso, sin saber si mañana es ayer o sí el goteo de los que se van nos alcanzará como una plaga digna de “Los Diez Mandamientos”, Cecil B. de Mille (que dice este tío si se murió hace 50 años), otro rollo aunque sea en color by technicolor. Este último golpe, frontal, me ha aturdido, me voy a estrenar mis ojos que me hacen ver más guapos a las mujeres y más amistosos a los hombres.
Esta ronda es mía, tómate lo que quieras.
A nuestra salud.
14 comments :
Me tomo una absenta cargada que me lleve al punto infinito donde todo comienza a desvanecerse y se abren los brazos del sueño, y se dejan atrás los momentos que te revuelcan los sentidos y todo lo vuelven no tan claro, no tan cierto. Rabia, impotencia, nostalgia, risas y confusión convergen.
Te he contado un cuento que podría bien no serlo.
Bikiño, Pedro.
No queda mal este cuento de sábado escrito en viernes con una buena actuación de fondo.
Me apunto a esa ronda.
Abrazos.
Nunca miento a no ser que lo exija el guión: me reí anoche "contigo".
...después me tomé una Coronita, de esas que llevan medio limón incrustado en el cuello y muy, muy, muy, temprano, me fui a soñar contigo tal y como eras entonces, así de "cantante", así de negro y así de cubano.
Te beso todos los cuentos y salto de nuevo al otro lado, tengo prisa...
Como se que en estos momentos estarás en el baño con el I Pad prendio de los calzoncillos, te cuento: No puedo hacer el amor por culpa de una lumbalgia.
A no, eso no era.
Lo que era, era tu cuento, que mu bien que lo has empezado, que incluso prometía y tó, y no se si es por que no lo has podido seguir o no has querido, cuando te has salido por peteneras de esas, no antes.
¡Mira que te lías!
Quiero ese cuento para ya, hasta el final y la puntita de la bolica (como dicen en Murcia)
Por cierto las caderas de la Malena es por el traje que lo tiene almidonao, pa caderas las mías que una vez tuve un hijo cabezón y hasta la matrona me felicitó " Oiga, valientes caderas tiene, si no es por ellas el niño hubiese salido aplanao"
Ains, aquellos tiempos donde una veía la diligencia comiéndose las galletas Río - aún no había tenido al niño cabezón; y creía, creía que to los cuentos eran verdad.
¡¡¡Quiero mi cuento completoooooooo!!!
Si no, no hay beso que valga.
Pues está bien dicho, si...
Salud!!
Anoche pasé por aquí, leí el cuento y me puse a cantar como Los Celtas Cortos: Cuéntame un cuento y verás que contento...laalalaa
Así que yo tan contenta me fui a la cama a tener lindos sueños.
Y he vuelto, claro, como acostumbro.
Y tú, ¿has dormido bien?
Pues nada, que passes un tranquilo fin de semana y a seguir soñando, contando cuentos, o lo que quieras.
Guapo de mis entretelas.
Besos escogidos.
En Barcelona hace sol y una muchacha en patines, vestida con un maillot negro y que iba a toda velocidad, me ha mirado durante un segundo escaso.
Saludos.
Mayte, ¿me invitas?, hace tiempo que no tomo absenta (desde París).
Te propongo una cosa, nos tomamos esa copa y hablamos (a la tercera hablaremos, verás). Un beso de domingo.
ybris, ganaron todos, España, Nadal, Lorenzo y Alonso ganará luego.
Y gané yo, mucho, viniste, un placer.
Te abrazo (eres un lujo)
No me extraña mabel g. c., cuando fui cantante, negro y cubano era un tipo divertido. Ahora, desteñido, aún lo soy ¿quieres comprobarlo?
Dejar de besar cuentos y bésame a mi. Va el mío, muack.
Acertaste Nikté, casi, estaba en la playa, paseando con el iPhone metido en la braga. Alternaba Bach con los Rolling, ya ves.
El cuento no lo era, era un guiño (no sé si ella lo ha entendido).
Todo esto es un cuento, un guiño, un tú sabes.
Y el que no sabe, no sabe, se queda en las fotos, la música (no encuentro toda la que me gusta, Deezer es limitado. Y yo).
Me gustan las mujeres con caderas amplias.
Y con caderas estrechas.
Me gustan las mujeres (Me lo dijo una noche una amiga. Te gustan las mujeres –me dijo-. Claro, por supuesto –le respondí- como a todos. No, no a todos les gustan –dijo- a ti te gustan. Entonces no le entendí.).
Un cuento bien contado hace la vida más fácil.
Sobre todo si te lo crees.
Y si no me besas tú te lo pierdes
(Y yo)
mirada, tu risa me ensancha el corazón.
Es limpia y se me mete por los poros.
Gracias por tu risa (y por todo lo demás)
Arantza G., ¿Cuándo vienes?, Bilbao está precioso, brilla, en el Museo del Parque hay una magnífica exposición sobre toros (y toreros), el café lo siguen preparando con mimo y estoy guardando la mejor de mis sonrisas para ti.
Y este beso.
Así es la felicidad, El peletero, un segundo escaso.
Un abrazo.
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