Ánimos
Había encontrado (gangas del azar) al hipopótamo en la calle. Llovía desordenadamente y a la niña debió gustarle el brillo acharolado de aquel cachorro que era como una formidable cómoda holandesa, y con carantoñas y mimos, usando de señuelo el ramillete de flores que llevaba en la solapa, logró persuadir al perezoso e inmenso paquidermo para que la siguiera; y no sin alguna dificultad lo subió a la casa. Los abuelos, acostumbrados al mal carácter y capricho de la niña, nada dijeron de tan particular invitado (aquella noche, con ánimo conciliador, leerían en un diccionario zoológico todo lo referente a este mamífero, no sin cierto recato ante la palabra mamífero), y, con cuidado, apartaron los viejos muebles de la sala y le hicieron sitio (casi todo el espacio que ocupa en extensión la palabra sitio). Durante muchos años lo tuvieron oculto tal si se tratara de un prófugo en tiempo de guerra (en verdad sentían vergüenza de que los vecinos pudieran descubrir la relación del hipopótamo y su nieta, que no llegaban a aceptar del todo). Así, niña y animal fueron creciendo, haciéndose adultos secretamente. Solo de noche, el ruido del ascensor, incansable en la tarea de subir brazadas de hierba y tréboles, hacía sospechar a algunos vecinos que en aquella casa algo raro sucedía. Agotados por una convivencia tan ardua, murieron los abuelos, y la niña no tuvo ya ni freno ni pudor para insinuarse al hermoso hipopótamo, que era, al parecer, indiferente a sus encantos; y eso que nuestra intrépida protagonista había conseguido ser una gruesa y sana muchacha de la que apenas se podía deducir su antiguo aspecto humano. Y todo esfuerzo fue baldío, pues, fiel a su especie, el animal soñaba con una idealizada hembra de hipopótamo; en tanto que ella, adulta y solterona, exacerbada en su pasión aún más al ser rechazada, suspiraba mirando aquella inmensa mole suspirar.
Rafael Pérez Estrada. El muchacho amarillo. Barcelona: Plaza y Janés, 2000. pp. 57-58.
En el 200.000 dije que no lo repetiría pero no me puedo resistir, me hace ilusión. Desde el 08.02. 2007 hasta hoy se han abierto 300.000 páginas de este blog.
O eso dice el contador, que vaya usted a saber.
Ni siquiera sé si han leído algo, si les ha gustado, si han estado un segundo o tres horas, sé que han entrado a todas esas páginas.
No sé si es mucho o poco, a mí me parece increíble.
Me da ánimos. A veces pienso que es una empresa absurda esta de salir cada día a esta palestra sin que nadie me haya llamado, sin otro propósito que compartir lo que se me ocurre. Hay un poco de muchas cosas.
Creo que sobre esto ya he hablado antes lo suficiente, no me repetiré.
El caso es que, ya ven, me hace ilusión (leches, cómo he cambiado, demostrando debilidades, emociones, flaquezas, dónde ha quedado aquel que pasaba de estas manifestaciones de normalidad, que estaba por encima de estas minucias. Ay)
Pues eso, que nada, que muchas gracias por venir, por los comentarios, por los silencios, por tanto cariño, por ayudarme a mantener este tinglado.
Que a gusto me he quedado.
Hasta mañana.
26 comments :
Sobre el libro real te digo lo que ya dije en otro sitio:
Leer es la postura del libro frente al rostro.
Leer es la luz del libro reflejada en el rostro.
Leer, por suerte, es una simbiosis del libro con nosotros.
Sobre el hipopótomao, hay aves que lo consideran una isla.
Sobre ti, sabemos que nadas bien.
Y sobre las emociones...que se despistan más de lo debido.
Buen día, Pedro.
Tinta de aterrizaje, tus comentarios son un regalo.
Me encanta esa compostura, esa seriedad, ese caminar por el lado claro de la calle.
Gracias.
Sobre mi hipopótamo, no sabes cómo juega al mús.
Sobre mi capacidad natatoria…me faltan mares.
Sobre las emociones...qué suerte que se produzcan, descontroladas, intensas, arrasando –a veces- los límites de correcto (¿quién lo determina?).
Si ello te hace sentir bien, no creo que sea malo.
Bendito tú entre todas las emociones.
Besos
Mis más sinceras felicitaciones.
Gracias a ti, tesoro.
Amén, Arantza G.
Pues sí, me hace ilusión, todos sabemos que llevar una página es voluntario pero que lleva su trabajo.
El que entren a verla/leerla compensa.
Besos
Nikté, las recibo con agrado y humildad.
mirada, era Cans (no Canes), disculpa, estoy en primaria de galego.
Anda, dímelo otra vez, con tu acento.
Un beso.
Parabéns meu ben!!
Muuuuaaaaa....
Te diré algo que me dijo el otro día mi padre cuando le mostre uno de tus escritos cuando curioseabamos en la red para buscarle música y me dijo "éste tipo de lecturas es para gente más joven, estaré cambiando?" mi padre tiene 80 y pico de años...así que no creo que la música o las letras o nada en el mundo entre en un límite de edades, ya te dije sobre Camila que y tampoco voy de quinceañera :P
Biko grande, Pedro.
Como vuelva a leer que te gusta camila o cosas así, te metó un virus en tus dos blogs y los convierto en las nuevas sucursales web de "amigos del pulpo gallego" y "como quitar las pulgas a tu perro con la boca".
Un poco de po favó.
Mayte, pero ¿le gustó?
Tienes razón, en los gustos no hay límite de edad (te lo digo yo que casi tengo la edad de tu padre)
Un beso. Y gracias.
Tienes razón o0o0, ha sido un vahído, una bajada de tensión súbita.
Jajajajajajajajajajajaja
(Hasta el sábado)
Es que leerte es el protocolo que habilita el día, o la noche, según la hora.
Hasta mañana.
Es la primera vez que entro, si tienes tanto éxito será por algo.
O no. Ya se verá.
Estimado Pedro (iba a poner querido, pero con lo de las velas del otro día, ya no me atrevo):
Me ha encantado el fragmento que has dejado, no conocía al escritor y es un descubrimiento.
Decirte también que te abrigues, porque si tanto entran y salen de tu blog, lo mismo entra demasiado aire y te constipas.
En otro orden de cosas, Camila me gusta -al grupo me refiero-, claro que yo soy mucho más joven que tú, jajajajaja...
Y ahora te dejo, se me acaba la batería, me he conectado a una red fantasma. En el escondite no hay luz...
Besos y, por favor, no digas que me has visto.
Dijo: "vaya ést hombre escribe con los dos...ejem"
y ahí solté la carcajada y el sonrío. Creo que le gustó, sí.
Biko.
Tú sí que estás protocolo gaia07.
O sea, como un reloj de marcar ¿no?
Jajajajajaja
Un beso.
Atrevido Anónimo, qué curioso. No tienes ni siquiera nombre y sabes lo que es el éxito. O no lo sabes, ya lo dirás.
No te he visto mabel g. c., apenas te he oído. A mi escondite no llega energía a estas horas y se me ha apagado el sonotone.
Aquí estoy, abrigado, con la gorra, no sabes lo que es esto, tanto pa´dentro y pa´fuera, cojo unos fríos al bazo que ya, ya.
Y el beso con precaución, que no nos vean.
Da un abrazo a tu padre Mayte.
Y dile que sí, con los dos (alguna vez me dejo uno en un armario, ya sabes por el exceso, para no abusar, pero eso no se lo digas).
Mi abrazo para ti hoy es especial, con un toque…vaya, muchas gracias (no me hagas estas cosas que soy demasiado sentimental)
Mira Pedro: hace años ya que nos leemos, conocemos, y hasta nos sentimos. Hemos compartido instantes en la noche, sincronizadamente nos hemos comentado-leído-sentido. Sigo diciendo que tu blog es el mejor descubrimiento que hice en la red. Este tinglado (así le llamas tú) se sostiene en pie por tu perseverancia, por tu necesidad (que te he pillado) de contarnos, y porque quien te lee, te responde. A veces, es cierto, lo hacemos desde el silencio. Otras (es que sigo siendo tímida) osamos a decirte algo. Los más atrevidos, comentan a la altura de las circunstancias. En cualquiera de los casos, debemos darte las gracias. O yo lo hago: por estar ahí.
Cualquier día me cruzo el país, y te abrazo en vivo (si me dejas).
Besos de poniente suave.
Carmen lo primero es darte las gracias a ti, de corazón.
Después te doy un beso lleno de cariño.
Y ya me lanzo a intentar explicarme. Compartir experiencias, emociones, sentimientos, imaginación, realidad, ficción, mentiras y sueños es gratificante. Algunos lo llaman literatura. Eso pretendía antes. Ahora se ha convertido en otra cosa. Antes me importaba lo que escribía, cómo escribía, el nivel de calidad que me exigía. Ahora solo me importa no perder la ilusión de estar aquí, con literatura, dejando una foto de un arco iris o silbando.
Esto de los blog ha creado un lenguaje propio. La comunicación en ellos está hecha de muchas cosas pero sobre todo de química. Es decir que no basta con escribir (bien o mal, que esto es relativo) sino que es imprescindible conectar, sobre todo eso.
Hay tantos millones de blogs, muchos buenísimos, que el que digas que el mío es tu descubrimiento me halaga sobremanera. Verás, no hay truco, esto es lo que hay, no hay trampa ni cartón, lo que é, é, da lo que da. Entro a algunos que me sorprenden gratamente por su calidad, por la cultura y conocimientos de sus autores, por su buen gusto, por la categoría de lo que escriben, me pasman, me dan muchísima envidia, cómo escriben, lo que saben, el diseño, el más a más. Luego miro sus visitas, la ausencia de comentarios y me pasmo más. Posiblemente no les haga falta, pero tanto trabajo para que nadie te lea, para que nadie te diga “eres bueno, tío” o “qué mal escribes, chaval” tiene que ser frustrante.
El otro día caminaba hasta el trabajo y pensé que me estaba aburriendo esto de escribir. ¿Qué escribo?- pensaba, no se me ocurría nada. Y vi a un señor chino (o eso parecía) y recordé a mi amiga I, y a la impresión que me hizo verme en el espejo de un ascensor y alguna teoría cierta o que me invento. Lo mezclé y me salió un “Chino” que publicaré mañana. Leches, que es una tontería, pero me gusta ponerme delante de una hoja en blanco y que me salga eso. Me felicito, me doy besos, “guapo”, me digo. Ya ves, me contento con poco.
La segunda parte es que lo subo a Glup, lo adorno con dos o tres fotos (que robo, la verdad), lo acompaño con la música que escojo, que me prestan (por eso no la dejo mucho tiempo, es divulgación), lo maqueto todo mejor o peor y ¡oh, milagro! cada día vienen por aquí muchísimas personas que leen lo que leen y que, me consta, lo hacen con mucho cariño (y benevolencia, claro), que a muchos les gusta y que saberles ahí me da muchísimo gusto y energía para seguir día a día. Esta vía, esta posibilidad de comunicación es un privilegio para mí. Estoy encantado.
Otra cosa es que sea una necesidad, no lo creo, no me gustaría. Me gustan tantas cosas, tengo tantas aficiones, que seguro buscaría otra actividad. O no, yo qué sé.
Si vienes te abrazo, seguro, encantado. Otra cosa es que te sorprendas de a quién abrazas (“pues no pensaba que era así”).
Repito el beso ¿puedo?
Y las gracias. Gracias.
Puedes tener la seguridad absoluta de que este blog es leído, y mucho, y si a veces no comentamos, lo digo por mí y seguro que por mucha más gente, es porque nos quedamos alelados, sin palabras. También es cierto que yo no lo he leído todo, y no por falta de interés, ni mucho menos, si no lo he hecho ha sido por mi estúpida apatía y mi desánimo que es un fiel compañero.
Enamoras a través de tus palabras.
Muchos besos, Pedro.
Como responsable de n (o sea, numerosas) aperturas de páginas de este libro y n-muchos silencios (que no indiferencias) reafirmo mi enhorabuena tanto como mi seguimiento asombrado de Parker.
Abrazos.
Muy ingenioso este tipo; tiene mérito el salir a dar la cara ante tanta sociedad de consumo.
Saludos.
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