Carta del amante en la Luna.
"La otra no ha sido todavía: me espera, redonda como un queso, más adelante. No sé su nombre ni sus señas. No tiene forma ni colores definidos. Es una estrella a futuro, una maravilla aún ajena y secreta, que dibujo mientras ando y anticipo puntual y cumplidora. Vendrá, seguro. Porque eso es lo mejor de la alegría: siempre manda emisarios, pistas, gestos, monedas de luz, carnavales... Y refuerzos". ("Libre como un pez", Raquel Garzón)
Querida selenita, si tú o yo fuéramos enanos nuestros seis ojos estarían a la misma altura, porque no nos miramos desde fuera y esos otros ojos no distinguen de estaturas y me apasiona tenerte ahí delante con tu daga afilada, sí, con tu hambrienta ansiedad de verdad, con tu determinación de no dar un paso atrás en aquello que crees y me refugio ahora en ese cálido recuerdo de tu voz mimosa, en ese lujo de tu mirada y el hilo que sale de ella conectando con ese universo oscuro en el que entro tanteando con un candil en la mano, atónito y entusiasmado, indefenso y maravillado y nunca pienso que mis palomas se han equivocado, que se han internado en el reflejo de mares que no hay y allí vuelan sorteando el mordisco de los hambrientos peces azules de la tristeza, de las traicioneras olas de una resaca imaginaria, porque el silencio nunca se ha hecho dueño de mis manos y esta escotilla se llena continuamente de risas, de imaginación, de rumores y gritos, de pasión desde y por ti y no hay sitio para las cortinas de la apatía, de la rutina, del aburrimiento.
Ocurre que aquí no hace frío, no hay tiempo, y caminamos ensimismados por lo cotidiano, el amor, ya sabes. Ocurren maravillas, arde el cielo y una cama, aparece una estrella en el horizonte, unos ángeles con escafandra duermen sobre regalos brillantes y tú misma estás atada por lazos amarillos.
Eres tan diferente, tan nueva, tan rica, tan variada, tan intensa, tan para leerte de corrido o entre líneas, tan de cebolla, de chocolate, de aceite, de olores de romero, de canela, eres una mujer tropical, que sí, no discutas, mira, yo no quiero saber todo, no te quiero cambiar, no me cambies, si yo ya sé, o no, déjame disfrutarte, sí te acepto a ti, como eres, con lo que eres, mujer, madre, abuela, esposa, hija, hermana, exigente, imperiosa, eres un poco trágica, bella, una mujer apasionada, apasionante.
Ay, mi lunática querida, me invitas a saltar a tu ribera sin saber que soy un explorador incansable; me animas a entender sin saber que siempre he entendido, que sé, que no quiero saber tanto, que bastante me asusta sentir tanto, tanto, tanto; me sugieres que empuje con fuerza mis sueños y no sabes que soy Sísifo, arriba y abajo y nunca llego, por suerte, y la vida es esta apasionada carrera en la que no alcanzamos la cima y luchamos y gracias, mi querida excéntrica, siempre nueva, siempre otra, deseada, sensibilidad y maestría, belleza, inteligencia y ternura, persona que debería estar en el número uno de la lista para mejorar la manera de decir, para aprender de su fondo de humanidad, profundo, y ya, que se te colorean las mejillas y eso suele preceder a explosiones en la superficie lunar, en tus palabras que raspan.
Claro que te recuerdo, no solo ahora; claro que me gustaría compartir contigo más tiempo esta pasión y piel, dulzura, noches interminables, conversaciones, confidencias, esa voz tuya que me embriaga, tan dulce como el moscatel de Chiclana y este amor que dura a través de los días y días, fíjate, llegó el cambio de fase y parecía que el mundo, ese de ahí abajo se iba a derrumbar, iba a convertirse en cenizas y humo y no, y seguimos a pesar de tu falta de imaginación, de que me borro cuando te vas, de que soy, me has convertido, en un hombre tan tolerante, tan comprensivo, tan enamorado, que lo soporto con una sonrisa en los labios, que lucho por ti a brazo partido, que me expongo como un torero a ser embestido, corneado, arrollado, contusionado por tu bravura de principios, por tu casta de mujer fuerte y débil y sé que si te abrazo, que si ahora nos abrazamos no harán falta tantas palabras, que sabremos, que escucharemos este rumor de río crecido que nos transita y agita.
Si algún día no puedo ya llamarte, mujer de la luna, me cortaré la lengua, ¿para qué la quiero ya? Si algún día cambia tu mirada me tiraré al agua y ya no me verás, un hombre submarino, viviendo con las sirenas que antes me cantaban en las rocas, para siempre. Pasarán otra vez treinta años, pasará la vida y tú sabrás, lo sabes ahora y amor, tengo tanta pasión aquí en mi pecho que no sé cómo no te quemas, como no ardes junto a mí, mariposa de otro planeta, pájaro, golosina, mujer de cuerpo entero que me das tanto y tanto, que me has abierto una puerta por la que se me han colado tantas maravillas que estoy así, ciego, deslumbrado, llévame de la mano, guíame pero no te olvides, enséñame pero sin olvidar que con este frío en el país se multiplican los apagones de luz y las velas, como antes, el candil que te dije y no quiero decir nada que no sea te quiero, amor extraterrestre, mi vida, mi pasión, distraída o atenta, como quieras o puedas, tu balanza, tú ya sabes, tú sí que sabes, yo estaré aquí, puntillosa, formalista, tú, como eres, te enviaré fotos, un póster a todo color de tamaño natural, si aparece “otro” le mataré, lo sabes, a los chicos de barrios extremos nos quedan estos resabios antiguos, si aparece “otra”, ¿qué harás?, tú, tan modosita, tan juiciosa, tan digna, o por eso. Pensándote, escribo pensándote, no busques interpretaciones extrañas, digo exactamente que estoy pensándote. Y te lo escribo. Para que lo sepas y lo leas, para que respires entre nave que llega y nave que va -sé paciente- para que te alegres o te enfades, para que sepas, por fin, que solo no soportaría que no me supieras, que no, que puedes dejar de quererme, olvidarme, borrarme de tu recuerdo, no me importa, lucharé, llenaré de imaginación cada día de después, pero no dejes jamás de saberme, como un iceberg, no te quedes abrazada a la punta donde chocó el Voyager, eso no lo soportaría. Ya.
Ahora te envío un beso y esta literatura que no puede suplir la poesía de nuestros cuerpos juntos con los ritmos de las mareas, el canto de las aves marinas, el roce de las nubes y tus ojos alegres, chispeantes, cercanos, eso, que te recuerdo, no podría olvidarte, ocurre también que aquí, dentro y fuera de mí, la vida hierve, sí, hierve, y me como los días en un festín lujurioso de emociones y sentimientos, de disfrutar los minutos que nos queden, justo antes de recordar que vives en un planeta vacío, de polvo y soledad. Aún así te quiero, mujer de otra galaxia.
14 comments :
La luna que todo lo aligera se queda a la distancia de nuestros ojos. Y tú con tus palabras la anclas a tus ganas y no escapa.
Te beso.
Me leo muchas veces en tus hermosas palabras. Palabras que acercan al cielo, a estancias luminosas, a playas lejanas con gritos jubilosos de gaviotas y pefumes salados. Palabras que me gustaría saber usar combinar, encontrar, ordenar con tu sabia precisión para entregárselas a ella, para expresar todos los sentimientos que me embargan al verla, soñarla, amarla.
Por eso sigo cada uno de tus escritos, bebiendo cada párrafo cincelado a fuego con sed de náufrago, con la admiración del que sueña con ser aprendiz de brujo para poder descubrir los secretos arcanos, para enamorarla cada mañana.
Que tu rio lleve siempre aguas fecundas. Hoy, mas que nunca, son necesarias las palabras.
Un abrazo
vaya...
Impresionante.
Me contaron ayer que no hay penita más grande que la penita de amor.
No puedo ser muy objetiva, demasiada emotividad me recorre el cuerpo, a veces no sentir un amor correspondido en tus propias carnes, es lo que tiene, a veces sentir que en tu vida se pierde todo lo que más amas, es lo que tiene... que la emoción te embarga...
Me he dado cuenta que soy una persona tremendamente egoista, y lloro por dentro de mí, no he sido amada o no he sabido cuando lo era.
¿pero he amado? tampoco lo sé...
Porque si es que soy egoista, no cabe el amor en mí.
En fin, al purgatorio directa.
Pedro, en el amor siempre se es Sísifo. Buen texto, aunque no tan perfecto como esa mujer de otra galaxia.
Beixos desde esta galaxia
Leyendo tu texto, dan ganas de tener un amante en la Luna...
Un abrazo.
Hacía un tiempo que no pasaba por aquí, hoy llego y me encuentro con este extraordinario hoyo cuántico que da a la novena luna de Júpiter. Porque el de otro planeta eres tú, o si no como es que escribes lo que escribes, y encima se entiende tan claro. A mi no me engannas Tu estilo y capacidad narrativa siguen siendo únicas. Todo lo que leí lo he disfrutado enormemente. Un beso, Sandra
Esta vez te has colado. Acabas de contarnos un pedazo de tu vida, de tu realidad, de cómo eres.
Doy fe que tú eres ese, y cuando está ella son tus ojos alegres los que aparecen chispeantes. Lo he visto.
Un dulce beso en tu mejilla.
Estoy derrotado ya a estas horas. No sé cómo contártelo. Te lo he expuesto tantas veces que ya ni te lo crees. Tan galáctica como te creo no me ha quedado otro remedio sino intentar ser ya fugaz como tú e inhibirme ante el resto. Ya hasta dudo de tu luz porque en lo que más creo es en ese halo efímero que despides tú como estrella contundente cuando ya infringes los códigos de circulación espaciales, vas a tal velocidad que desapareces. Yo intento correr tras de ti y tan sólo es la vista quien me remite un segundo de tu porción. Insististe en ser galáctica pero selene te iba mejor para mis cráteres. Ya quisiera ser años luz para ti, ya quisiera ser postura titilante junto a ti. Pero me queda seguir entrenando para alcanzarte.
Abrazos, Pedro.
Es cierto, Scheherazade, aquí la tengo, a mi lado, viendo la tele, no dice ni mú, es la famosa luna muda. Besos.
Después de tu comentario Gabriel Wing, solo me queda sonreír tímidamente, decir gracias con la mirada baja y palmearte el hombro, aquí un amigo.
Gracias, hombre, un abrazo.
Que va Otra lunática, irás al infierno, derecha. Pero ¿a quién se le ocurre? Hay que querer, guapa, enamorarse hasta las trancas…
Vale, vale, quieto, lanzado, y ¿el otro? ¿el que te quiere a ti?
Esto…esto…vale, hazme un sitio en el infierno
Por eso me las invento Shandy, se me hace más corta la eternidad.
Te beso desde esta esquina.
Y desde esta.
Pues nada sk8, sabes la dirección de mi nave, su teléfono, oprime el botón rojo y en nada estoy ahí (por eso de los viajes intergalácticos).
Un abrazo…un abrazo...un beso de los de antes
Sandra, Sandra Ceshire_andromeda, te creía perdida para siempre en el hiperespacio, te echaba de menos, la más bella (excepto que las fotografías sean de Miss América y no tuyas), la que escribía maravillas que sacaba directamente de su consciente subconsciente, la que me tenía cautivado desde su tierra bella, desde Miami, desde…¿dónde estás ahora?, belleza. Un beso extraterrestre.
Querida gaia07, siempre me cuelo, siempre cuento mi realidad, cómo soy.
Solo que a veces me cambio el nombre y poco más.
Gracias, bellas, es todo un piropo.
Un dulcísimo beso de orfebrería.
Apreciado Tempero, tus historias dentro de las historias están llenas de sentimiento, humor y saber hacer. Me descubro (poco rato, me vas a perdonar, está la mañana fría y se me enfría la nuca). Me cubro pues y te abrazo, que pases un buen domingo, 15 de marzo de 2009
Cuando escribes así, derrites Pedriño, ¡ay por diossss qué calor hace! Ha llegado el buen tiempo. ¡Salud desde la tierra llena de agua y verde por doquier!
Moitos bicos, esta galega de Lhugo que non o niegha...
Si sería un guión de cine; me pido la prota. Ja,ja.
Que bonita historia...iba a decirte que me he emocionado, que la luna mágica que cubre mi vida, está saltando, luchando y llorando (otra vez, si lo sé, lloro demasiado, no puedo evitarlo)
Me encantan tus palabras y si no te importa, me lo llevo a mi rincón para poder leerlo cuando quiera vivir.
Van con lágrimas pero te dejo un montón de besos. Puedes meterlos en la secadora...
Mirada lucense, la primera vez que te miré me pareció que te había visto siempre. Quince minutos más tarde sabía que te conocía desde siempre. Ahora sé que quiero volver a verte. Te beso muchas veces, muy seguido. Belleza.
Arantza G.
estar en la Luna.
1. loc. verb. Estar fuera de la realidad, no darse cuenta de lo que está ocurriendo.
2. loc. verb. coloq. Estar distraído, no enterarse de lo que se está tratando.
Así está ese amante de mi carta.
Yo, querida gazteitarra, estoy con los pies sólidamente en el suelo (solo dejo volar –a veces- la cabeza)
Besos bilbaínos.
así nació mi "etiqueta" yosoylunática
http://llamamecordelia-burbuja.blogspot.com/2007/11/lunticoa-segn-la-r.html
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