Glup 2.0

Pedro M Martínez

lunes, 22 de septiembre de 2025

Cita

 

Sir Lawrence Alma-Tadema

Oh bella mujer, sorda a rumores y abrazos, ausente de eventos y circunstancias ajenas a tu propia circunstancia.

Las liras de Éfeso se atemperan en un canto de ceremonia a tu mirada, a los intervalos entre el sí o el no.

¿De qué caprichos de tu alma esquiva dependen?, ¿de qué eclipse o catástrofe?, ¿de qué conjuro de dioses sin armonizar? 

Tiende tus brazos al albur y descarta vientos o soles, nubes negras o aleteo de águilas, lánzate al quizás, al acaso, a los signos con tiza en las esquinas, a los nombres prohibidos, a la mano que borra escarabajos de oro pintados en las paredes de tu morada.

Atiende mis requerimientos y antes que cante el gallo deja señales en los cruces, huesos de liebre en los alares del templo de Júpiter, el escudo de un guerrero en los portales marmóreos donde el viento gira.

Alborota tus melosos cabellos, recógete la túnica, abre ventanas al deseo de este cantor a oscuras, temeroso, con los pies en el tedio y la ceniza, con las lívidas ideas que flotan en las sienes, un congrio helado en un mar de lágrimas, los muslos desgarrados en el coral de tu no constante, la garra roja del poema como una batalla para rendirte, oh invicta, que despliego la palabra como flechas o fábulas ignorando tercamente la muralla de tus pupilas, el engaño azul de la música y el juicio de las comadres.

Sea esta súplica rendición, condena, mi frente rozando el suelo que pisas, tan lejos, en la defensa a ultranza de mis acechanzas.

Perdona, que tengo el iPad descargado, ¿a qué hora has dicho que sale el avión?

domingo, 21 de septiembre de 2025

Y no (no)

 


Antes de ser ninguneado por FB  los pródigos “me gusta” que recibía (allí) ayudaban en cierta medida (a los que no recibo aquí),  no demasiado, no me lo creía, no había crítica, todo era dulce, amable, de una exquisita corrección.

Y no.

Los que vienen, los que van, los que dicen, toda la parafernalia esa de las visitas, no, no es exacto. Ese decorado simplemente oculta la realidad, estamos desnudos en un escenario. Lástima que el teatro está vacío, no se vende ni una entrada, los aplausos están grabados, está vacía hasta la concha del apuntador.

Y no.

Esto es una noria donde se repiten historias, argumentos, modas, instantes, no hay novedad, se confunde la calidad con la caridad. Esto es un ombligo gigantesco que se come todo lo que se pone por delante, un ombligo monstruoso que se alimenta del Sí.

Y no.

No.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Los moluscos, los muslos y yo.




Entre los moluscos, los muslos, lo lácteo y el más allá está uno en una afectación de vivir como un torero que brinda al sol y mora en sombras, que si Parker se entera deja la venta de cupones y se dedica en cuerpo y alma a la comercialización de lo suyo, a saber, interés por la contemplación de ideas ajenas y cultivo y desarrollo del conocimiento colectivo, qué decir, cómo, lenguaje deslenguado, cizallas codificadas y esos bichos que viven en el fuego, lo resisten, salamandras de piel curiosa, curtida, ajena al mordisco cálido del elogio, a la dentellada de la duda, al acaso de un final entre sábanas y pechos desmedidos, tú sabes, los de antes, no de aña, no, de amante desimantada de sus deberes de nevera, aquella cama, aquí duermo, a la izquierda, la huella de otro cuerpo al otro lado, a la derecha, que no hay derecho, que los contratos deberían ser renovables, votos rejuvenecedores, cabinas Allen o así  en las que entres anciano y salgas pimpollo, un Brad (Pitt) de estómago liso y culo terso, ya sabes, el espejo, uno que mienta, el de la madrastra, el Peter (Pan) de un Disney que nos engañó una y otra vez, que no todo podía ser tan blando mientras él puteaba a sus trabajadores, que no es nimio, no, agrupémonos todos mirando los alrededores, los conspiradores enmascarados preparando el despido libre y la vuelta a la esclavitud, las sufragistas encadenadas, se lo decía a sus nietos, en tiempo normal,  es decir cuando no había guerra, antes de la estancia de su hombre en los campos de concentración, después el hambre y el frío, la incertidumbre, la represión, el miedo, la muerte vestida de uniforme y bigote, siempre pierden los mismos, nosotros, bienaventurados los pobres de espíritu, lástima que para heredar la tierra o el cielo haya que morirse antes, un adelanto, por favor, seguir caminando, que ya va siendo hora de cerrar esto de hoy, escrito un día de jazz y calor, sin darle muchas vueltas, dos, pensando solo lo justo, la idea única (no me refiero al sexo por esta vez) rebotando en el cerebro, idea Homer, hay que ver, cómo somos, Dickens ahí y tú leyendo estas paranoias, ya te vale, regresa a cien años de soledad que es lo que nos espera a no tardar, estamos en tiempo normal. Ya.


Ya.


viernes, 19 de septiembre de 2025

Sí.


 


No tengo ni idea, de nada.

Solo quiero decir NO.
Tampoco sé a qué.
Pero NO.
NO, que quede claro.
A la salida te espero.

jueves, 18 de septiembre de 2025

Edades diferentes.

 

Katrien de Blauwer

Solo la emoción vencía al miedo, una tan mujer, otro tan joven.

Me impacientaba por las calles cercanas mientras ella llegaba con la compra. 
Cuando sonaba el móvil –una sola llamada- sabía que podía subir. 
Nunca me crucé con ningún vecino, nadie me preguntó.

Temblaban los cristales, cantaban pájaros en el patio, se escuchaban pisadas en el rellano.-¿Nos quitamos la ropa?- y era el abrazo hambriento. Tendido sobre el rocío de su cuerpo el mundo era otro, fértil y húmedo, acogedor, inabarcable. Susurraba en mi oído palabras que no entendía, la cabeza se llenaba de deseo y calor, de tentaciones, de una marea de ternura que me dejaba sin fuerzas, aprisionado en su piel que era mía, convertido en esclavo de mis labios, de mis dedos, del ardor desmedido de amarla sin límites. Besaba mis párpados con una dulzura tal que aún con los ojos cerrados podía ver más allá del cuarto en penumbra dónde nos juntábamos, en silencio, en un milagro en el que todo era posible, bello, nuevo. La puerta era un límite entre la vida y aquello otro que eran los días inexpertos, mi novia, los libros, un trabajo provisional, mis amigos cegados por el humo, ginebra los viernes, quizás María.
Nunca tuve en cuenta la diferencia de edad, sólo podía pensar en su cuerpo, cada minuto, enajenado. No entendía nada en lo que no estuviera ella, ni el saludo amistoso de su marido, ni su relación con mis padres, ni que su hijo pequeño fuera mi alumno ocasional.
Fue ese hijo el que nos descubrió, una mañana de marzo, final de la historia, intenso drama familiar incluido.

Han pasado cinco años. 
Hoy la he vuelto a ver, nos hemos cruzado en el Arenal, caminaba con lentitud, no se ha fijado en mi. 
Me he acobardado, he pasado de largo, me ha parecido una mujer mayor, casi una anciana. Tampoco yo soy tan joven, me caso en septiembre.

Pero algo se ha movido en mi alma. Me he girado y desde Bidebarrieta la he buscado por las estrechas calles, entre los cantones, en la plaza de Santiago, por todo el Casco Viejo. Nada.

He vuelto a casa con un sabor amargo.

No puedo mirarme en el espejo.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Mary Jo Bang,

 


El habla está diseñada para persuadir

III

Finalmente el texto empezó a explicarse.

Por escrito el código era más fácil de descifrar.

Armaron una estrategia, dividir frecuentemente,

ocasionalmente restar. Un fragmento besaba otro.

Un insinuarse sexual de cosas parecidas. La distancia no

era amable. Entendieron eso de que los olvidos pueden ser crueles

y entonces un sistema de sustituciones se armó. Usaron un tres

para connotar un espacio vacío. Tiraron sobre la cama

una manta sólo porque hacía mucho mucho frío.

Todo fue en el divertirse de una tarde.

Todo en un momento de distracción.

IV

Y ahora acércate, dijo ella. Él había permitido

tan poco. Y ella lo soportó. Eso puede decirse a su favor.

Ella era su favorita. Eso decía él.

Arrastró sus uñas silenciosamente sobre la superficie.

Ninguna descarga terrible de pizarrón. En la quietud

un reloj. Un perro rasgaba resignado la puerta.

Esa noche soñó que vivía en una lavandería

donde todo llegaba limpio. Ella era todo

lo que ella iba a decir. Que el tacto sea una imagen

que el tiempo prueba. Que el habla esté diseñada

para persuadir. Que los fragmentos sostengan un espacio.

Que siga sonando el timbre del despertador.

_ Mary Jo Bang, de Louise In Love (2001) Versión de Patricio Grinberg.

martes, 16 de septiembre de 2025

Quiero volver

Illustration by Pauly Blow


Acabamos de llegar a nuestra casa de verano. Las maletas todavía están sin abrir.

Apoyo mi mejilla en el cristal para pensar en él. Le imagino mirando al sauce triste frente a su ventana. Quisiera escribirle pero no sé cómo hacerle llegar mis cartas y aquí no hay cobertura para internet.

Mi marido me llama con cualquier pretexto, un libro que no encuentra en lo alto de la biblioteca, una sartén demasiado abajo en la cocina. Mi nieto pequeño llora, se ha caído junto a la valla. Mi hija le consuela con ternura. Juan, mi yerno, arregla las flores de la entrada.

Sola en mi cuarto pienso en él. Como antes, como siempre, prisionera a pesar del tiempo, del tiempo que no me queda, que no nos queda. Acaricio el borde del libro que me regaló, beso sus páginas. Evito el reflejo de los espejos. Evito a los otros.

Mi marido  me llama, un pesado mueble que quiere cambiar de sitio – ¿te parece bien ahí? -, unas tazas livianas que teme romper – ¿me ayudas? -. Y sé que no le gusta saberme sola en la habitación, ajena. Escucho la conversación de mi nieto mayor con los amigos que han venido a saludarle. Mi hija juega con el pequeño. Juan canta en el jardín. La televisión emite programas que no entiendo, habla de cosas que no me pertenecen.

Salgo al balcón para mirar pasar las nubes y sé que no son las mismas que las que dejé en el norte. Me ahogo aquí, voy a morirme de nostalgia, de añoranza de sus manos, de su voz, de todo él.

Casi no he llegado y ya quiero volver.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Recuperar el otoño



Recuperar el otoño, el que viene, ahora, mientras esos, los otros, gritan (no entiendo que quieren reivindicar, así). Ella lee un libro, la cámara busca un plano desde arriba, sobre la mesa me afano en buscar el ángulo que defina su constancia (la noche se ha llenado de caricias, masticó la dulzura del final del verano). Paso las páginas del catálogo de raíces y ensueños, hasta la cincuenta no hay noticias de cristales rotos, solo fotografías (algunas movidas, cierto), de la vida como un material tembloroso, redondo, fértil. Duermo la siesta con la esperanza de que alguien me despierte con voz cálida y el sueño quedará en el pozo donde guardo los secretos de aquella sombra que va y viene en lo oscuro, allí donde gritan los otros, eso, ellos.

domingo, 14 de septiembre de 2025

De ecos y tal

 



Para escribir lo que debo intuyo que me falta imaginación, experiencias más allá del puro azar y conocimientos sólidos sobre lo concreto, lo práctico, lo que interesa.

Ecocardiograma basal: buena función sistólica global del VI sin alteraciones de la contractilidad segmentaria.

Hoy mismo me he comprado unos dientes para el rastrillo hilerador y lo que necesitaba eran unos dientes para el rastrillo henificador acodado. Total que metro, para aquí, para allá y al llegar habían cerrado el almacén, vuelva usted mañana y el henificador muerto de risa en el cobertizo.

Alcanza un 86 % de su FMT en cinco minutos de esfuerzo.

Desubicado, en el fin de la Tierra empecé a sentirme así. Me preocupé. Pensé que era cosa de la latitud, del clima, de la intolerancia al marisco en general, esas cosas de los pobres. También pensé que se me pasaría a la vuelta, error, he vuelto y sigo desubicado. Es cierto que tampoco sé si he vuelto al lugar correcto.

Clínica y eléctricamente negativa para isquemia.

Todo esto que voy contando, sin interés, se debe a mi nula capacidad de utilizar la mitopoiética para inventarme un potable Señor de los Anillos en euskera, para presentarlo y firmarlo en batzokis y residencias de ancianos (estaba pensando en la de Elorrio y en la de Orduña). Un Bilbo de Bilbo, por ahí, por ahí.

Eco post esfuerzo; no se aprecian alteraciones de la contractilidad segmentaria.

Me espanto y me enardezco. Me espanto porque me siento disímil a esto; me enardezco porque me siento semejante. Confiesa San Agustín en sus Confesiones (lógico).

Eco de estrés negativo para detectar isquemia.

Resumiendo; vamos que nos vamos.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Anna Świr,

Priscilla Rodríguez Aranda

 


NUESTROS SILENCIOS

EL silencio

entra y sale de mí,

me lava

de mí pasado.

Pura soy, te espero. Venga

tu silencio a mí.

Se adormirán

cada uno en los brazos del otro,

como un nido,

nuestros silencios.

Anna Świr, Hablando con mi cuerpo.

Traducción de Abraham Gragera y Teresa Casas Hernández. Pre-Textos, Valencia, 2025

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