Glup 2.0

Pedro M Martínez

julia soboleva, i have found the light in the darkness

domingo, 2 de noviembre de 2025

Autoestima

 

1Roberto González Fernández  , 1998

Dejar todo esto (esto) aquí (aquí) viene bien para la Autoestima. 

Lo compartido…cinco dedos azules./O/ Nadie lo ha levantado (el dedo) No habrá gustado/O/ ¿De qué hablo?/O/ ¿Escribo mejor que María? (mi madre dice que sí). 

Es buena la ausencia de crítica. Es comodo. En realidad ¿Importa? ¿Quién  establece los criterios? ¿Quién determina lo bueno de lo malo? ¿Existe el mal? ¿Somos una unidad de destino en lo universal?, ¿Qué somos? 

Deja, deja, no contestes, que tengo un día raro.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Nadie nos hablará así

 


Mi amada, quiero sentarme ahora a tus pies, abrirte el corazón, derramar todas las emociones que me produce tu presencia, el inmenso dolor de tu última ausencia, pensarte, lo que sé de ti, lo que aún ignoro, tus misterios, tus certezas, tus miedos, tu dulzura, desgranar uno por uno los temblores que me crecen en mitad de la cabeza cuando dices tiernas palabras, cuando tengo tu cara entre mis manos y sé que ahí empieza el mundo, que a pesar que no entiendo tantas cosas tú has cambiado mi vida, nada es igual desde que me maravillas, me atraes, me dejas al borde de una acequia de sombras, me rescatas, me elevas, cruel, me dejas caer desde lo más alto, me sacas del fondo del pozo, me das patadas en la cabeza para que me hunda, una y otra vez apareces como la hechicera que todo lo puede, no quiero pedirte clemencia, reina, que como estás tan sensible igual no lo digo bien y algo te raspa y no, eso no, que escribo a tientas porque no puedo estar callado, que se me escapan las palabras de puritas ganas de decírtelas, de que alguna se prenda en tu oído, te guste, te haga feliz y sonrías, añoro tu risa, niña de colores que me muero de ganas de amarte hasta que no podamos más y mirarnos ahí dentro, jamás he visto a una persona tan dentro como a ti te he visto, entrando por tus ojos que se quedan detenidos, inmóviles, deslizándome por la parte interior de esa mirada de luz como un tobogán hasta tu centro, allí donde quisiera llenarte de gardenias y claveles, de rosas rojas y orquídeas, de la hiedra de mi amor que te trepe y se lleve esos bichos que te muerden, que no te dejan, como quisiera pasar una puerta y estar en Roma, en algún lugar donde nadie más que tú y yo, cerrar el mundo en un abrazo y ya se me escapa la nostalgia y tu pides concreciones, es cierto, pero no puedo romperme el corazón cada día y seguir cuerdo, no puedo estar desnudo sin pudor, no sé, temo dejar el disfraz y no encontrarme. Nadie nos hablará nunca como nosotros nos hablamos

viernes, 31 de octubre de 2025

Possession

Possession (1981) dir. Andrzej Zulawski

Trato de sobornarme los sentidos con luz, con música, con palabras que no entiendo. No basta.

Todo es vulgar materia entre los dedos, mañana arrasada, quema el mediodía,  noches tan largas, un funámbulo hace gritar a los mirones, un hombre escucha voces, ese otro dibuja con sus dedos el vacío del mundo, el hueco entre tanto y nada. Una mujer delgada vive en la melancolía.

El resto ahí, tan pacienzudos, esperando.

Queda irse a pasear por el filo del olvido.

Agur.

jueves, 30 de octubre de 2025

Pinito del Oro

 




Lector es el que lee, escritor es el que escribe, la existencia la marca un reloj desenfrenado. Un día cualquiera, para cuando te quieres dar cuenta, estás subido en un trapecio de colores, cabeza abajo, emulando a Pinito del Oro, un suponer. 

Un resbalón puede ser fatal. 

Y te caes, claro. 

Ploff.

miércoles, 29 de octubre de 2025

Después del tiempo normal

 

Gerta Pohorylle (Gerda Taro)

El muerto estaba en un cruce de caminos; no llevaba uniforme; tenía la cabeza destrozada; su sangre se había secado en el polvo. Nuestro perro ladraba y corría arriba y abajo por el prado. Juan lloraba y Susana nos abrazó. Me gustaba el olor de Susana, tenía unos pocos años más que nosotros y su cara era como la de una virgen de misal.

Para alejarnos de la ciudad, nuestra madre nos llevó al caserío del abuelo y nos dejó al cargo de los guardeses. Apartándonos de las calles pretendía ponernos a salvo de los saqueos, de la violencia y de la brutalidad de la guerra en la capital.

Nuestra habitación estaba sobre el establo. En una esquina, por un agujero entre las maderas del suelo podíamos ver las vacas, los bueyes, resignados, casi inmóviles, a veces mugían y nos despertaban. También nos despertaba el canto del búho, los chillidos de los cerdos y los pasos en el altillo. Hacía frío y hasta la incómoda y ruidosa cama de muelles nos llegaba el fuerte olor de los animales. Juan añoraba a mamá y no entendía por qué nos habían dejado solos. De nuestro padre no hablábamos nunca. Los asalariados nos ignoraban: el hombre pasaba el día en el monte; la mujer, siempre seria, tosía entre el alboroto de las gallinas; era su hija Susana la que nos cuidaba y preparaba la comida, la acompañábamos cuando llevaba a pastar a las vacas.

Los días eran largos y aburridos. Nos daba miedo el bosque, la oscuridad, el graznido de los aguiluchos, los conejos, el gallo grande, bajar al prado junto al arroyo, el barbudo vecino de la casona en la hondonada y las sombras de los árboles detrás del granero. Sobre todo temíamos al hombre que venía a veces a cortar leña; procurábamos no tener ninguna relación con él, un individuo mal encarado que una mañana me riñó porque me había subido a un manzano, blasfemaba y dijo no sé qué sobre los niños ricos.

El grupo de hombres armados caminaba hacia la cantera, gritaban. Susana nos escondió detrás de unas zarzas y allí estuvimos tumbados mucho tiempo, con la cara entre la hierba, atemorizados. Entre temblores, sentí algo especial con la mano de ella en mi cabeza.

Sentados junto a la fuente, mientras los animales abrevaban, vimos pasar varios aviones en dirección norte. Susana no sabía lo que era el norte y se lo expliqué. A cambio ella nos habló de cómo orientarse en la oscuridad siguiendo las estrellas. Esa noche, asomados a la ventana, a lo lejos, desde detrás de las montañas nos llegó el resplandor de los bombardeos sobre nuestra ciudad. Nos dormimos muy alterados.

De madrugada me despertaron unos sonidos que no podía reconocer. Me tumbé junto a la pared y por el agujero del suelo miré entre las maderas. En la oscuridad, sobre un montón de paja seca y hierba cortada, distinguí unas piernas blancas, abiertas, desnudas. Después pude escuchar unas palabras groseras del leñador mientras se acercaba y pude ver sus nalgas moviéndose arriba y abajo sobre los gemidos y las risas nerviosas de ella; el hombre, al cabo de un rato, soltó una imprecación y quedó quieto sobre Susana que miraba al techo con ojos tristes. Estoy seguro que ella pudo verme.

A la mañana dije que me encontraba mal y me quedé en la habitación, no subí a los pastos. Desde entonces los días fueron aún más largos y más tristes. No volví a hablar con Susana. El sábado siguiente, nuestra madre vino a buscarnos y un tren lento nos llevó hasta Barcelona, donde vivían los abuelos.

Han pasado tantos años y aún recuerdo aquella madrugada y la mirada de Susana cruzándose con la mía.

Y además perdimos la guerra.

martes, 28 de octubre de 2025

Qué se habrá creído.

 



Señoras y señores, pues eso, lo único que está claro es que aquí (aquí mismo) somos muchos, que dedicamos tiempo, ilusión, esfuerzo, que nos copiamos y pegamos pedazos de la mente y el corazón, desde ilusiones y recuerdos hasta traumas y decepciones, incluso imaginación, noticias, mentiras, música a veces, la que nos gusta y la que gusta a otros.

Tampoco es para echar las campanas al vuelo, no vienen feligreses, cada uno en su propia iglesia, a nadie le importa nada más que lo suyo.

No hay Mesías, eso es lo bueno, esta es la absoluta igualdad, la misma talla, los mismos derechos, agrupémonos todos, esta es una democracia perfecta, todos pensamos, todos sentimos, todos somos guapos y anónimos, no hay edades (ya, no te lo crees ni tú),   

Qué se habrá creído.

lunes, 27 de octubre de 2025

Tarea semanal

The kitchen, 
Henri Matisse
 
 

Desde hoy, a las once y veinte minutos de la mañana del lunes, quiero ser intrascendente, soportarme, absolverme, darme la paz, mirarme. Defenderme de la miseria, comprar mentiras en el mercado negro, vestir de blanco. Cerrar los ojos, perderme en lo nimio, aliarme con el sol, borrar el aguacero. Soplar los fragmentos solitarios del recuerdo, representar la vida, su certeza. Escoger una ruta el martes, equivocarme, salir de noche, como un prófugo, fugitivo de mí mismo. Ahondar en el misterio del azar, masticar el error, mirarme de frente, sonreír Llegar al límite tardío, involuntario, inmóvil, como un pez no solidario. Someter el dolor de la añoranza, su consistente aroma oscuro, olerlo. Entrar al laberinto del miércoles, seguir hasta el final del pasillo de la víspera del jueves, hasta el cuerpo desnudo tendido en el lado luminoso del amor del viernes. Soltar al miserable maniatado que solloza en la isla. Acumular innominadas reivindicaciones, gestos huecos y una mirada de perro tras los cristales del sábado. Después el domingo. Casi nada.

domingo, 26 de octubre de 2025

Helena o el mar del verano

 


Publicada en 1952, Helena o el mar del verano, la única novela escrita por Julián Ayesta, es una rara delicia que sorprende por su lirismo, rozando la candidez a veces y el atrevimiento otras. Me ha gustado en su aparente sencillez, en lo delicado de su prosa y en la inocencia, o no tanto, del protagonista. Un descubrimiento recomendable.


https://masdearte.com/fuera-de-menu/nuestros-libros-helena-o-el-mar-del-verano-juliian-ayesta/



Te estoy grabando

 



¿Qué quiere decir esto que digo/dije/diré?, pues yo qué sé, dije y digo y varios días después lo entiendo. Curioso. Es así. Suerte y desgracia. Transitar por lugares llenos de símbolos y recuerdos, llevar de la mano el afán y una llave. La inspiración es un caballo que a veces corre por otras praderas. Se lo dije a no sé quién, esto no es lo que quiero escribir/decir/compartir, pero las palabras/ideas/sentimientos han saltado por una ventana y temo estrellarme con ellas en el silencio negro de la noche, el olvido y objetos en espera del próximo dueño. «El silencio es retórica de amantes», escribió Calderón, pero los amantes se han jubilado y pasean por playas diferentes y apenas hay obras públicas que dirigir desde detrás de la valla, mirando el trabajo ajeno. Olé.

sábado, 25 de octubre de 2025

El ahora

 

by Richard Nadler

 

Cuando tenía un luego apenas reparaba en el ahora, todo era puro disfrute del salto, del escorzo, la caída sobre dulces hojas amarillas. Imperceptible vino el atardecer y como una revelación que apartaba nubes apareció, susurrando, la realidad vestida con ropajes oscuros. Ven, dijo. Fui. Tiempo después la realidad se desnudó enseñándome que el ahora no tiene demora. Con diligencia me aplico a no hacer nada o quizás eso es todo.

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