domingo, 17 de enero de 2010

Final de Estambul.




El día a día deja Estambul perdido en un horizonte de sol poniente y minaretes, de pescadores sobre los puentes y gritos en el Gran Bazar (*). Nostalgia turca.

Salto a la rutina que alinea estos (estos) rincones en un proceso emocional selectivo en el que el contenido se pierde por el colorido del continente. Es decir, la frustración del que escribe frente al anonimato y el silencio del que lee –si lo hubiera- que a veces ve verde allí donde dejaste tres –presuntos- arco iris, ve ¡! donde hay un proceso que empieza en S y termina en Ay. Más o menos, no sé si...

Estos lamentos son cíclicos y se producen cuando hay una disminución del índice de curvatura que modifica el porcentaje de estímulos. Cierto que hay millones y millones de páginas y ombligos, que ir y venir es libre, cierto, pero ahora estamos tú y yo, mirándonos, ¿ves? esto de aquí es un corazón que fluctúa, tú sabes.




Escribir es sencillo. Sentir es un milagro. Transmitir los sentimientos es un privilegio. Exaltado, leo a Gamoneda.

Estoy desnudo ante el agua inmóvil. He dejado mi ropa en el
silencio de las últimas ramas.

Esto era el destino:
llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.





(*) Experiencia de bajar del Gran Bazar al Mercado de las Especias entre una marea de mujeres con gabardina hasta los pies, cubiertas sus cabezas con ajustados pañuelos, otras mujeres vestidas enteramente de negro, sus rostros tapados. Es tiempo de compras, cuando acabe enero esta calle estará vacía.

 

7 comments :

Tempero dijo...

La rutina aliena mi rincón. Nunca pretendí alinearlo, hacerlo testigo del orden, escaparlo del desparpajo que supone encontrar algo entre todo lo revuelto. Y es que veo cómo se descompone ese agua que algunos llaman destino, otros cálculo infinitesimal de gotas, otros preludio de bebida, yo rutina. Quizá si estuviese instalado en la rutina del hambre y la necesidad ni si quiera me plantearía el destino, el infinito, la matemática de la intersección. Pero no es el caso. Por estar alimentado me desoriento aún más en mi rutina, en lo que leo, en lo que amo. ¿No tendré yo un río que no sea ornamental?

Tempero dijo...

Ah, ¿ya hubo un 'King of de blue'? Este azulado jazz de Estambul del pianista Fahir está para tener un buen whisky entre las manos.

Gracias, Pedro.

ybris dijo...

Quizás entre esos lamentos cíclicos a los que aludes convendría decir, y así lo hago, que escribir sintiendo y transmitiendo es sencillamente un milagroso privilegio.
Lo sostendré con respecto a ti ante cualquier foro al que se me pudiera convocar.

Abrazos.

mirada dijo...

Y las emociones, claro, claro...

Hoy escuchaba a un músico hablar sobre las funciones de la música en esta vida occidental, encaminada hacia la compra y venta, decía que en toda persona conviven dos mundos, es necesario alimentar, calmar, consolar, equilibrar el mundo de los sentidos, la música lo consigue, vale, si de acuerdo, pero también el arte de la escritura, exactamente como cualquiera de las otras artes, para eso se han creado.
Gracias Pedro por el bien que haces, pequerrechiño.
Muchos besos, feliz domingo, que ha comenzado con un final glorioso.

Ariadna dijo...

Mira, si ya nos vamos de Estambul deberías saber algo acerca de aquella noche en Mushrooms...en donde sólo existíamos la música y yo. Pensamientos de color púrpura y sonidos con finura de seda.Sustancia de cuento? no sé, pero lo pintoresco de todo esto me hace libre. Capaz de volar. Que sencillo es salir de este mundo y que difícil regresar...pero intento buscar recuerdos de baúl, para reconstruir ideas, voy de aqui para allá de los salones a los callejones :)sólo porque al volver me reecontraré contigo..
El guapo eres tu.
Besos con castañuelas!
(ni idea)

gaia07 dijo...

Cada uno es mucha gente. Donde tú piensas que estás, nosotros ¡te vemos tan lejos!
Uno eres quién piensas, y otro quién vives, y por supuesto otro eres quién escribes.
Con quién, pues, te frustras ¿con el que piensas o con el que eres?
Con el que escribes seguro que no, ese eres el tú con el que soñamos al leerte.

Un beso.

Arantza G. dijo...

La quietud me atemoriza, descubro mi rostro y salgo corriendo en post del anonimato, la vida estrangula si no corres y el camino es tan largo...(un sueño)
Bello paseo.
Un beso

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