jueves, 7 de julio de 2011

La historia de John Aguirre. (Parte dos)



El pasado domingo, primero de julio del presente año 2015, una ola devolvió a John Aguirre que emergió entre las aguas de Laga, en Vizcaya, ajeno al gentío que abarrotaba la playa. Nadie reparó en él. Se dirigió al puesto de la Cruz Roja explicando que había resucitado. Los musculosos socorristas a pesar de no creer sus palabras le facilitaron una camiseta blanca, un pantalón corto, un billete de metro hasta Gernika y una escueta colecta de euros.

Se dirigió al antiguo domicilio familiar. En el buzón para la correspondencia figuraban nombres que no le decían nada. Se fue.

Su siguiente búsqueda lógica era Arantza. Sorprendiéndose de lo cambiada que estaba su ciudad caminó hasta el centro. Su figura aún atlética, las barbas y su  indumentaria no llamaban mucho la atención debida a la variedad de gentes y razas que poblaban Bilbao, una ciudad cultural. Sentado en un parque vio salir y entrar a los vecinos actuales del portal donde antaño vivía Arantza, ella no aparecía. Al final de la tarde una anciana encogida y mal peinada, con un perro ladrador, enano, le recordó vagamente a la que fue su novia. Se fue.

John hizo una raya en el asfalto y corriendo por las calles buscó a Idoia López, gritó su nombre. Había tantos hombres gritando por las calles que apenas se entendía su desesperación, se mezclaba su angustia con la de tantos. Varias horas después, cuando a punto estaba de volver al mar, desde una ventana una mujer le hizo señas. Sabía que volverías le dijo desde la puerta de su buhardilla. La noche fue corta y cálida, apenas hablaron, no había tiempo para las palabras, se amaron con tanta dulzura que las paredes rezumaban letras de canciones hippies y flores, los gatos bailaban en los tejados y varias estrellas fugaces rompieron el cielo en siete partes. Qué bonito.


 Notas:

  • ·         Andrea me dice que esta segunda parte es absurda, que recuerda la historia de aquel pianista mudo que reapareció al cabo de los años.
  • ·         Teresa dice que lo resucite en pez, en besugo concretamente, pero me recuerda a una película de Tim Burton.
  • ·      Escribo sabiendo que me estoy resucitando y que no sé cómo reubicarme, que invento lo que siento y que la vida pasa demasiado rápido debajo del agua 



2 comments :

Mayte dijo...

Ya sabía yo que volvía...que se endulzaba entre las aguas y que todo es tan rápido, efímero...mientras vuelvo a sacudirme las escamas te dejo besos entre cánticos, Pedro.

Magnolio dijo...

No sé si será el mismo Aguirre culturista-narcisista-equilibrista emocional-gran nadador, etc. etc. de tu 2015, pero juro que la última vez que visité Bilbao, yo también le ví.

Estupendo, por cierto, jajajajaja.

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