Del Pagasarri al Everest.
Salimos de madrugada para intentar alcanzar el campamento dos antes del anochecer. Al principio la ascensión era prolongada pero no demasiado dura. Aún había árboles, vegetación, huellas de pequeños animales.
Éramos siete integrantes, tuve una inmensa suerte que al final me admitieran en la expedición. Al ser el novato debía ir el primero, marcando el ritmo. Al mediodía paramos para reponer fuerzas, comer, beber agua, apenas hablábamos.
Reanudamos la marcha, el paisaje había cambiado, alrededor solo nieve y roca, un camino duro por hacer, la cumbre estaba lejos.
Lo había leído en algún libro pero nunca me lo acabé de creer. Un hombre de las nieves. Era imposible que en este lugar tan inhóspito pudiera vivir alguien.
Paso a paso, ensimismado, subía fijando con fuerza los grampones, tanteando con el bastón por si hubiera algún agujero oculto. De vez en cuando miraba hacia atrás, a mis compañeros.
Entonces lo vi, un ojo, grande, con marcadas venas, su cuerpo cubierto de largos y gruesos pelos blancos le hacía mimetizarse con la nieve. Escuché el silbido del viento, giré la cabeza y ya no le vi. Seguí caminando, asustado, era cierto existía.
Comenzaba a anochecer y llegamos al campamento dos. John Larrínaga no llegó. Ninguno de nosotros supo que le había pasado, era el que cerraba la marcha. Consternados supusimos que había caído por una sima. No dije nada del ojo que había visto, de aquel ser increíble.
Acurrucado en mi saco apenas pude dormir, la siguiente madrugada partimos hacia el campamento tres. Ya no podía volverme atrás pero, de golpe, había dejado de gustarme la montaña.
4 comments :
Era novato y le pusieron el primero: lo que hay que leer... afortunadamente.
Qué los dioses, el año nuevo o el carajo la vela, te conserven la osadía, la imaginación, la perserverancia y lo que haga falta para que no decaigan tus, sus, ellos, de quienes sean, viajes del Pagasarri al Everest, cartas de Bilbao a Japón, canciones nostálgicas, mágicas, clásicas, folklóricas. Las verdades y mentiras sobre todo, tuyas, nuestras, de la clase, medio y mensaje que sean, por escrito,of course, de cada día.
Pero sobre todo: etc. etc. etc.
Amén.
Es que a la montaña no se puede ir con imaginación, te la has de dejar en Glup, hay que mirarla con la mente despejada y cierta, porque como acabes viéndole ojos ya te puedes dar por perdido.
Un beso enorme Pedro
¡Muchachito, con lo bien que estás escribiendo y deleitándonos!
La montaña te extrañará, seguro, pero ni falta que te hace seguir con esas alucinaciones extras.
...¡ay, este chico!...¿no ves que tienes que cuidarte, que tienes un público fiel que sí que te necesita?
...
Besitos, tesoro, muchos.
De amar apasionadamente a abominar siempre hay menos pasos de los que nos creemos. ¿O más, Pedro?
Feliz descenso del año que empieza, Pedro.
Sinceramente, un abrazo.
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