Glup 2.0

Pedro M Martínez

Barcelona 1951


lunes, 6 de mayo de 2024

El enfado de Parker

Phil Loach. Miami cafe on the High Strteet, Brierley Hill, Dudley, England 1976


Parker está enfadado con el mundo (y con Marie). A destiempo se propone buscar la luz, el conocimiento que había confundido con un refugio maternal, el solaz erótico, la mirada asombrada, la arrobada, el eco, el asentimiento y la concordancia.

A falta de otras posibilidades intenta redescubrir a Marie.

Parker sabe (no lo sabe) que Marie no  puede darle (todo) lo que él necesita. Parker sabe (no lo sabe) que no hay una Marie en el mundo que pueda darle lo que él mismo no sea capaz de darse. Después de muchas vueltas, disgustos y decepciones Parker sabe que no sabe.

domingo, 5 de mayo de 2024

Parker ¿sabe o no sabe?

Phil Loach. A man constructing a manhole. Brockmoor, Dudley, England 1976

Parker sabe (no lo sabe) que Marie no  puede darle (todo) lo que él necesita. Parker sabe (no lo sabe) que no hay una Marie en el mundo que pueda darle lo que él mismo no sea capaz de darse. Después de muchas vueltas, disgustos y decepciones Parker sabe que no sabe.

sábado, 4 de mayo de 2024

Parker y la concomitancia suprema

Ferdinand Leeke  1859–1923


Concomitancia : Acción y efecto de acompañar una cosa a otra, u obrar juntamente con ella.

Parker concomita, siempre que puede concomita, aunque esté mal dicho, aunque no se deba decir, es decir, busca obrar juntamente en cuanto puede. Obrar es un amplio concepto pero usted que conoce a Parker sabe a qué me estoy refiriendo. Parker es un concomitador en el más amplio sentido de la palabra, mucho más amplio si cabe dado que la palabra no existe, es igual, la inventamos, la toleramos, ¿sí?, muchas gracias (en nombre de Parker y en el mío propio).

Parker busca la concomitancia frenéticamente, se le acaba el tiempo, cree que se le acaba el tiempo y busca la belleza debajo de la vida que vive, que le vive, que le supera como una ola inmensa, que le derrota, que sabe que quiere (querer), que no sabe (del todo) lo que quiere pero que siente que el corazón se le escapa por los poros, que quiere comerse la vida y la vida le está comiendo a él como una tribu de antropófagos ansiosos y deja banderas aquí y allá, lucha en varios frentes sin saber que ha perdido todas las batallas (la guerra está perdida aún antes de empezarla) y se protege con corazas de aluminio, con gorros de bufón, con trajes que no son el suyo, que se le quedan cortos o largos, que le tira la sisa, que está aburrido de estar vestido de quién no es, que no quiere más que pasear desnudo por una playa (no tiene que ser necesariamente una playa, matiza) y sentir el viento de Groenlandia alborotándole los bigotes.

En busca y captura de la concomitancia Parker es capaz de casi todo (que selo pregunten a Marie).

 

viernes, 3 de mayo de 2024

Parker viaja en metro

Edouard Boubat. Place de I'Opera, Paris, 1953.


Parker había entrado en el metro por la estación de Albia y pensando en sus cosas hasta llegar a Erandio no se percató de la bella dama sentada frente a él.

Cruzaron sus miradas y Parker desvió la suya a la negrura fuera del vagón. Aquella mujer le recordaba a alguien. Durante el trayecto volvió a mirarla varias veces con disimulo y sí, estaba seguro, la había tratado antes.

En Algorta coincidieron en la puerta de salida, Parker le cedió el paso con una sonrisa. Ella dijo gracias y ese fue el comienzo de una conversación por los túneles abovedados camino de la luz.

¿Nos conocemos? -preguntó Parker.
Sí -contestó ella.
Estaba seguro –dijo él.
Estás muy cambiado, John –dijo ella.

Parker pensó que debía estar muy cambiado para parecerse a un John desconocido pero le siguió el juego. Habló de temas triviales, cuentos de ancianos perdidos en un bosque, niños prisioneros en casas de chocolate, senderos de piedras reluciendo a la luz de la luna, las calles húmedas, el eco de pisadas en la noche, películas chinas, el rocío temblando en las hojas de loto, esas cosas.

Ella escuchaba con atención mientras caminaban por las calles desiertas de una urbanización inmensa, impersonal, parte de una ciudad dormitorio.

John, ¿quieres venir a mi casa? -dijo ella.

Y Parker dijo que sí ya que no tenía nada mejor que hacer. Ni siquiera sabía qué hacía en aquel lugar, con flores blancas en la solapa de la gabardina de grandes botones, con ranas entre los juncos de un insólito arroyo cercano.

Llegaron al portal y a la luz de las lámparas fluorescentes Parker se sintió tenso, ella era hermosa y el amor revoloteaba entre los buzones de la correspondencia y una bombona de butano en una esquina. En el ascensor quiso abrazarla (a la mujer no a la bombona) pero un “espera, cariño” le dejo mirando al suelo.

Pasa y ponte cómodo –dijo ella.

Parker pasó hasta una minúscula sala y se quitó toda la ropa.

Ella volvió con una bata corta que dejaba al descubierto unas piernas interminables.

Parker se acercó a ella.

Ella se acercó a Parker.

¿Estás cómodo así, desnudo? –preguntó.

Sí –contestó Parker.

Bien, prepárate –dijo ella mientras del cajón de un armario sacaba varios folletos y un cuaderno de tapas duras-. John, cariño, de todas estas cosas ¿Qué te interesa? –y extendió sobre una mesita baja los papeles con fotografías de artículos diversos.

Media hora después Parker esperaba en el andén de regreso. Vestido, claro. Había comprado una cubertería levantina de cien piezas, una colección de chuchillos japoneses, toda la gama roja de Tupperware, un kit de supervivencia, una balsa hinchable y tres docenas de preservativos finlandeses garantizados contra fugas radiactivas, total 1.563 euros.

Parker silbaba mientras enfilaba la cuesta de Ibáñez de Bilbao. En el fondo, muy en el fondo de sí mismo, sabía que nunca espabilaría. 

jueves, 2 de mayo de 2024

No, Parker no es japonés.

This is cinema, Ryan Spencer


Es muy curioso este Parker.

Si me lo permiten, les sugiero que no se crean nada de lo que escribe, es verdad.

Por mi parte es por eso/esto y por mucho más, por lo que me he encariñado con esta persona/personaje con la que, a pesar de hablar idiomas diferentes, de vivir en otro país, de que no nos hemos vistos nunca, intento dejar aquí su verdad, mintiendo, con obstinación, acariciando lo exagerado, bordeando orillas de ríos que lo mismo se secan que se desbordan, los límites los marcan la naturaleza de los días, radiación en Fukushima o bombardeos en Gaza, escribir es mentir, 日本製の靴下・レギンス・ストッキング(パンスト)などの靴下製品などを販売しています。おしゃれな方にぜひcreo que estas frases lo dejan claro

miércoles, 1 de mayo de 2024

Parker en Ámsterdam

Sundays are the worst, Jess Allen


 

Es miércoles, Parker está sentado en un banco al lado del Barrio Rojo de Ámsterdam   y el sol no brillará nunca más. Llama por teléfono a Marie, dice que se le ha acabado el saldo, que le llama a cobro revertido. Ella no sabe qué es eso y dice que no, no, no. Cuelga. Curiosamente en vez de un beep beep suena una canción de Mocedades que le/me gusta porque le trae recuerdos de una donostiarra trasplantada a la que grababa casetes y papiros. 

Es que, según dice Parker, Marie es un poco como esa canción, tan tierna, tan limpia, tan de club parroquial, tan de llevar el cantarillo a la fuente, tan Amaya (mucho más guapa), tan sorprendida por ese aprendiz de poeta extranjero que le envía sonetos envueltos en hojas de lechuga, en alas de mirlos, en cortezas de melocotón ensartadas por una daga que escarba en recuerdos que están tan en el fondo que al ver la luz brillan como fuegos artificiales de fiestas de agosto, así no hay quién resista el dolor de tanto tiempo pasado, de tanta alegría retenida, de enseñar el cielo en la palma de la mano, nada por aquí, nada por allá y en un zas desaparece el universo y solo queda la soledad, el vacío, el eco y esta canción que Parker tararea en su móvil fuera de cobertura.

 

martes, 30 de abril de 2024

Vivre poétiquement



Los gustos, las inquietudes, las opciones, las tendencias, la sorpresa, el entusiasmo, la curiosidad, el tiempo, la experiencia, las vivencias, la necesidad, el alimento del espíritu, las creencias, la esperanza, los enigmas, caminando por un sendero que se estrecha ayer descubrí este vivero de vídeos y me alegré. La poesía. Magdelaine. Disfruten.


lunes, 29 de abril de 2024

Que te mueres, oye.

 

Francis Dodd - An Operation at the Military Hospital, Endell Street - Dr L Garrett, Dr Flora Murray, Dr W Buckley (1920)

Aunque en la UCI pensaba que no era el momento oportuno lo presentía, los médicos movían la cabeza pero no me decían que me estaba muriendo

Sí, hace unos años hablé con la Muerte.

Mañana hay partido del Athletic–le dije-, pronto será la comunión del niño, el jueves la despedida de soltero de Juan, la verdad es que me pilla fatal.

Ella, la Muerte, no dijo nada, solo estaba quieta ahí delante.

No lo trivializo, no me importaba morirme, qué remedio, no era por mí, la verdad, pero mis hijos todavía eran pequeños, no era cosa de dejarles huérfanos, así, con esos ojitos que me miraban asustados. ¿Qué le pasa a papá? 

En esa charla el sol entraba por la ventana, por la noche la cosa fue diferente. Allí estaba la Muerte, otra vez, sentada, vestida de blanco, con las piernas cruzadas y una mirada obscena. Yo no tenía fuerza ni para levantar los brazos, ni mover el cuello, no podía hablar. Sentí miedo, mucho miedo. No quería dormir porque temía no despertar nunca más. Aun así intenté mantener la mirada a la Muerte travestida antes de cerrar los ojos, agotado.

Entré en un pasillo iluminado con la luz más brillante que jamás había visto.

Había una zona oscura y ahí me paré

Al día siguiente desperté y supe que esa noche no era aún la noche pero que la Muerte había estado sentada frente a mí a menos de dos metros. Todavía tiemblo al recordarlo.

domingo, 28 de abril de 2024

Parker penitente

 


Parker castiga su espalda con un manojo de pájaros puntiagudos, como un penitente picado de la Sonsierra, como un monje en la celda de no verla, como un triste solitario asomando en el horizonte de dientes de sierra donde se oculta el sol.

Está ya muy, tan lejos de esa mujer distante, fría como la noche del encuentro frente al jardín que arrasaba la escarcha, frente al paisaje de trinos y luces catalanas, el mar al fondo, una mirada imaginada tras los cristales y ella, presente, misteriosa, hechicera, gimiendo en sus oídos temblorosos, asustados de tanta dicha, tanta felicidad llevándoles de las manos entre bosques mediterráneos.

Al regreso se borraron los caminos.

No puede distinguirla en los mapas de su memoria.

¿Dónde estará ahora?

sábado, 27 de abril de 2024

Parker sigue inquieto

Mark Gleason - Two Boats


Parker está inquieto, sabe que en estos tiempos difíciles es algo así como un atribulado equilibrista de provincias. Aún no ha firmado los tratados al uso pero es consciente que se está convirtiendo en un varón en proceso de progresiva rendición. Con todo, no se deja seducir por halagos parasitarios ni por lisonjas. Él piensa que su corazón es un submarino nuclear bajo los hielos del Ártico, en breve la realidad le dirá que es un pez colgado de un anzuelo dando bocanadas en el muelle de cemento de la soledad.

Estas cosas y la amistad, la envidia por la diversidad, la fe ciega en el futuro, la amnesia del ayer, una cierta afición a la literatura,  la aflicción por su sufrimiento es lo que le impulsa a contar, rápido, capítulo a capítulo, sus historias, también su inquietud.

Eso es, Parker está inquieto.

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