Seguimos.
Michael Cheval
No te empeñes, no es correcto
salir a las riberas del Sena cuando llueven oropéndolas con la cola amarilla, no lo es,
aunque tampoco enseñar las piernas en San Fernando (Cádiz) está bien visto y mucho
menos correr por las mañanas sin más apuro que el jadeo, la frente roja, algún
aplauso, dos zumos de tomate y no poder domar a las rodillas que ya no se
arrodillan.
Contar cuentos cada día es un
vano ejercicio de torcer la cintura a derecha e izquierda, el que se mueve no
sale en la foto, ir del coro al caño y viceversa, un engaño, chicos, un engaño.
Creerse el personaje es ser
nadie, lluvia, polen, burbujas en el barro, dulces hechiceros ardiendo en
fuegos sin humo, sin hogueras, sin censores que delimiten las miradas, mirada
hacia ese lado donde no pasa nada interesante excepto el tiempo, el que no es
nuestro. Seguimos.
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