倪傳婧 Victo Ngai

martes, 31 de enero de 2023

Parker airado.

Ellen Kooi

 12. Parker cuenta las monedas en su bolsillo y llega a la conclusión de que con estas páginas en el viento no ha ganado nada. Es más, sabe que ha perdido el tiempo, que la historia, la suya, no se ha modificado, que ha dejado al aire las vergüenzas y que sus flancos son vulnerables a los cuchillos del sarcasmo, la ironía, cuando no a la descalificación y la burla. “Bah, no sabe organizar sus sentimientos, es un iluso, las velas de su altar se han apagado.”  Sale a la calle con una navaja en la mano, mira desafiante alrededor, no hay nadie, el enemigo está dentro.


lunes, 30 de enero de 2023

The frightened city



Netflix tiene estas rarezas, cine inglés de policías y ladrones de los años 60. Se han comprado un lote, muchas películas. No sabes por dónde empezar porque tampoco hay demasiada información. The frightened city (La ciudad bajo el terror) 1961. Tiene algunas curiosidades. Sean Connery en uno de sus primeros papeles, justo antes de convertirse en James Bond. Un Herbert Lom(con pelo) haciendo como casi siempre de malo. Una atractiva  Yvonne Romain como mujer fatal de los 60. ¿Algo más? Entonces pudo tener un pase, hoy sólo como curiosidad o como estudio del ayer londinense. Para pasar un rato sin más.






Parker en Luisiana.

Ellen Kooi
 

11. Parker duda ante la boca de la cueva. Nunca ha sabido nada de lo que ella es/era. Desde lo oscuro, quizás desde otra constelación, viene una voz. Desde esa negra profundidad suena terrible, tronante, tan lejana. Duda, tiembla, teme. Llegan mensajes del abismo que espera, paciente y cierto. Se inclina con dulzura ante la nada. El corazón se le rompe con un nunca que reverbera en las paredes del cielo con estrellas muertas hace millones de años. Jamás es ahora y lo sabe. La realidad se cierne y le deslumbra, es un instante puro. Un cuervo vuela con un anillo en el pico, los tigres dormitan, los milanos chillan, el alma se le anuda en el vientre, la felicidad tenía un ticket caducado, entra con lentitud en un pantano de cenizas y el sudor se cristaliza en el perímetro de lo ajeno. Da vueltas pero no sabe salir del laberinto. Mary le dice que debería consultar con un psiquiatra, lo cual no deja de ser una ironía ya que…Parker sabe que ha llegado demasiado lejos, para el coche en la cuneta y se pierde en los bosques de Luisiana. Hasta aquí. 


domingo, 29 de enero de 2023

Clark

 


Series. Hay demasiadas. ¿Cómo escoger una? Después de Kleo (que recomiendo absolutamente) y después de leer esta crítica (https://www.hobbyconsolas.com/reviews/critica-clark-serie-netflix-bill-skarsgard-sindrome-estocolmo-1055889) me decidí por Clark. Me la he visto entera y verdadera. Cierto, es todo lo que dicen y más. Saco varias conclusiones, a saber. 1.- Los suecos son muy especiales. 2.- El personaje Clark Olofsson es, sin paliativos, despreciable pero  Bill Skarsgård lo hace suyo y nos convence que no, que el pobre, con esa infancia, era así, que no podía ser de otra manera   3.-  Jonas Åkerlund, director y guionista, es un fenómeno capaz de utilizar tantas técnicas, tantos recursos, tanto ingenio, con una gran habilidad para convertir un gánster en un personaje (casi) asimilable. 4.- Aviso que hay escenas de gran violencia, tanto física como emocional, junto a otras divertidas. 5.- En conjunto, una vez terminada esta serie me voy a la siguiente con un sabor amargo a pesar de los colorines, el ritmo, la música y el dinamismo de este “Clark” (6 capítulos. Netflix).

https://www.mondosonoro.com/criticas/cine-series/clark-serie/

https://noescinetodoloquereluce.com/2022/05/critica-clark-serie-netflix.html

https://www.cine.com/criticas/critica-clark



Parker y las buenas intenciones

 

Ellen Kooi


10. Tenía halo, el cuerpo de aquella mujer era inaccesible, una isla virginal en la mitad del lago de la pureza. Todos aquellos que, nadando,  quisieron llegar hasta ella perecieron ahogados en el intento. En otro tiempo, Parker lo intentó, esforzado nadador de lo imposible, braceó sin éxito entre olas. Derrotado, se retiró de espaldas dejando gladiolos en el altar de sus convicciones, de su firme propósito de divinidad. Los sueños piden orillas pero con los años creció un bosque dentro de un bosque, de las nubes caían ranas, un meteorito acabó con los dinosaurios del jardín, los hippies se cortaron el pelo y Jimi Hendrix gustaba a las abuelas. En el 83 un diluvio inundó la ciudad, las aguas desbordaron las riberas y subieron, subieron, inundando las calles. Ni siquiera entonces apareció en lontananza un apóstol. Nadie señaló el horizonte para amansar la gota fría. El mar se retiró al mar, una paloma blanca se posó en lo más alto de una torre blanca, alguien escribió en sus muros, “¿Y si fuera solo sexo?” Por casualidad Parker lee esa inscripción, la repite, se lo pregunta bajo una catarata, lo grita entre los rosales, evoca los momentos en los que los brazos de aquella mujer eran una prolongación del paraíso, sus muslos eran la ciénaga donde se ahogaban las peores intenciones, encaramarse sobre su cuerpo era otear otro mundo, allí donde todo era posible. Entonces el agua se hace murmullo y sabe que ese es el castigo de los dioses. 






sábado, 28 de enero de 2023

Parker y el Concilio de Trento

 

Ellen Kooi

09. Parker sabe  bastante bien lo que ocurre cuando ocurre, es decir el tiempo que pasa, es decir lo que pasa cuando pasa el tiempo. Nunca ha soportado que le digan lo que tiene que hacer y menos ahora con todo lo que está pasando. No le gusta perderse aquello a lo que cree tiene derecho, no por un absurdo concepto de lo que debe ser, pues no es, mira,  no pasa nada aunque sí pasan, pasan muchas cosas extraordinarias que pueden ser maravillosas, lo son. Parker se mira  espejo y ve a un señor lo suficientemente mayor para  no peinarse, que tiene toda la energía o la suficiente para ir, venir, subir, bajar y comerse el mundo, al menos la parte que le toca y se la come a pesar de sus obligaciones porque  es cumplidor, porque lo ha sido siempre y cuando hay que estar está el primero hasta que se apaga la luz y entonces es el mismo, también, diga lo que diga el cabrón de espejo, las gentes murmuradoras y todos los cardenales del concilio de Trento asomados a una barandilla de envidia. Parker recuerda aquello que le decía su abuelo: muerto el burro la cebada por el rabo. Al loro.


viernes, 27 de enero de 2023

Parker y su ticket to ride

 

Allen Kooi 


 8. Sigue lloviendo, es un día triste de enero. Parker sueña con una mujer de cristal, sabe que no le conviene pero su sonrisa... Entra en esa mujer, por sus oídos, elude la lengua, entra a sus pulmones, la recorre por dentro, inventa lo que piensa, adivina lo que siente, pequeño, un insecto mínimo, ve los intestinos, el bazo, un apunte de sentimientos que en tiestos rojos se plantó en el hígado, el deseo en cuadros colgados en su aorta, el miedo que pende de la tráquea, las ilusiones que corren por sus venas. Ya en el colmo la imagina desnuda, la abraza como un náufrago, nadador hasta su playa, esforzado amante que acaricia sus muslos y ese espacio que se abre como una magnolia, que le embriaga, se pierde en ella, goza, muere de placer, despierta, sabe cuál fue el camino de ida, no tiene billete de regreso.  


jueves, 26 de enero de 2023

Parker se pone una careta

 

Ellen Koo1


7. Ya que eso de la resurrección no está muy claro y que el despliegue de colores del atardecer está dejando todo perdido de añoranzas, Parker se pone una careta y se dedica a clasificar y ordenar trozos de su alma, no como despojos, no, canta números para organizar mejor cada sentimiento. Connecticut es un himno, el tres enseña álgebra, la amargura se asocia con el color morado, las perlas abren bocas como llagas, el siete es una cabra, un diccionario es un pozo sin brocal, dos es uno más uno más uno. Recuerda que su madre murió cuando su padre tenía la edad que él tiene ahora. Nunca lo había pensado. Además del dolor sin fondo, de quedarse huérfano de ternura, marcó un punto desde el que ahora se mira, desde arriba, espectador atónito, piensa que su padre le parecía entonces muy mayor. Corre al espejo y la cara que se refleja es la de su abuelo, se ha saltado una generación. Florecen los cerezos, su alma es una naranja azul, pisotea un jardín con sangre A negativo, una barca regresa sin pescador, el horizonte está detrás de las dos columnas donde está atado Sansón, caen hojas desde la acacia rosa, se arrodilla y canta un himno, mañana será otro día. Eso esperamos.



miércoles, 25 de enero de 2023

Prefiero que no me lo pregunten, por favor.

 


Miércoles, me miro al espejo y descubro el truco, los de siempre, con mala sombra proyectan desde el otro lado una imagen de alguien que no soy yo, de alguien que quizás seré en otra dimensión pero no ahora. Qué manía.

Lo peor es que ese individuo del otro lado del espejo se mueve como yo, más lento, tiene mis tics, se peina con mi peinado y gesticula, tiene un aire pero no soy yo. No tengo pruebas pero estoy seguro.

T cantaba en el pórtico y desde sus labios se movilizó la ternura, trajo un río con peces luminosos y libélulas verdes que sorteaban los juncos de las orillas. Se lo conté a J y ahí empezó la cosa.

La vida caminaba sobre zancos amarillos entre geranios y azafrán. La suerte era un caballo trotando sobre una cinta sin fin delante de una sábana donde se proyectaban viejas películas de Hopalong Cassidy  en cámara rápida.

Un día disfruté de la hermosura de la traición, tú no sabes querer y la puerta se cerró, me quedé en el quicio, sin apuro, sin tocar en la madera leve, en la aldaba de bronce, en el corazón que corría y justo entonces se puso a llover.

Hice un voto de tinieblas y lo seguí con obstinación. En aquella soledad aprendí, entre otras cosas, que las ecuaciones diferenciales tienen que ver con la evolución de las estrellas y con la meteorología.

Thomas Mann sostenía que el arte es moral cuando despierta la conciencia, así se lo planteé al hada envenenada, aquella que utilizaba una varita mágica estropeada, incapaz de convertirme en príncipe azul, continuidad en los parques y en mi estado de batracio.

Quizás soy un refitolero, no lo sé.
Sé que hoy, hoy mismo, 25 de enero, es mi cumpleaños.
Qué cosas.

Mi primer recuerdo es el de un niño que caminaba de la mano de su tía Marina, bajando por las rampas de Uribitarte los gorriones volaban sobre los almacenes de grano cercanos al puerto.

Mi último recuerdo es este, tú sabes, que cumplo años aunque no quiera y que la vida corre y corre sobre zancos amarillos entre geranios y azafrán.

Tanta ambigüedad pretende ser un puente entre el caos literario y el orden que se supone debo tener por mi edad, dignidad y gobierno.

Es decir, lo de siempre.

Escribo sin saber lo que escribo. Luego, un día, me leo y sé. Es un milagro para un agnóstico que hizo los primeros viernes.

Mis abrazos y mi agradecimiento por estar ahí.

Y, por favor, no me pregunten la edad, lloro.


martes, 24 de enero de 2023

Parker y Victorio.

 

Ellen Kooi


6. Nadie sabía quién era Victorio Gassman y por supuesto a nadie se le ocurrió llevar flores a su tumba. No era joven, en el infierno no hay sitio para los viejos, sus pasillos están decorados con retratos de dioses enfermos, con lirios que crecen en las riberas del estanque de fuego, donde se tortura a los poetas, las calderas donde gritan los escritores con libros que hierven en sus cabezas huecas. Hay una habitación con artilugios para hacer confesar a los sacristanes equilibristas, al párroco que se dormía en el confesionario, al implacable perseguidor de herejes, al azote de la adultera presa de sí misma. Parker escucha el eco de los salmos, el plash de los saltos de los salmones, el trueno de motocicletas en la carretera de vuelta, el silbido de un diablo de cuernos rojos parado en la señal de limitación de velocidad, prohibido aparcar, los actores italianos se mueren en el escenario, ya no quedan plazas en el infierno. 





lunes, 23 de enero de 2023

Kleo

 


Kleo

(Netflix)

Yo qué tú la vería.

No te digo más

Parker embellece el silencio.

 

Ellen Koo

i

5. Libélulas y anfibios, el agua clara de un arroyo bajando mansa, Parker alivia el cansancio y el remordimiento de sus pies sumergiéndolos en esas aguas frías. Mientras, lee/mira el Eternauta de Hector Germán Oesterbeld, un comic con cicatrices, el árbol bajo el que se cobija está floreciendo en un insólito enero, quizás se deshoje en mayo, las estaciones están cambiando y nadie comprende lo que ocurre, el amor brota sin medida en el pecho. Alguien estudia a fondo la batalla de Stalingrado, cuando termina la última frase del último capítulo muere de frío. Es excitante suponer que quizás la mujer de Lot vive en el salero de la cocina. ¿Se equivocó Chabosky a sabiendas? El torturador entra a la cárcel veinticinco años después, nunca es demasiado tarde. Junto al Sena, cerca de la Torre Eiffel, un dibujante chino ejecuta con ágiles trazos el retrato de un niño mexicano, sus asustados padres lo mecen en sus brazos mientras miran a diestro y siniestro no vaya a ser que, ¿qué?.  El amor es austero, fugaz a veces, hay que sujetar sus alas cuando pasa cerca, aprovechar el vuelo, no acercarse demasiado al sol. Aladino lleva varios meses sin venir, los deseos se están pudriendo en la repisa del luego.  Rrrrrrrrac (onomatopeya de cierre de una persiana). La belleza es el silencio. 




domingo, 22 de enero de 2023

Parker y la musa ausente.

 Ellen Kooi

4. Parker dibuja, la punta del lapicero va definiendo un contorno, un esbozo de sonrisa, un brillo de lujuria, un cuerpo exánime sobre la niebla abandonada. Sus dedos bailan, dejan trazos de carboncillo que iluminan con su negrura, emborronan el paisaje hasta que, oh milagro, surge el retrato de la ausente, de la viajera de los desiertos, la guía de la caravana de camellos, la introductora en el territorio de la inspiración. “Necesitas una musa” y Parker asiente, cabizbajo, austero en manifestaciones, prendiendo velas, en fila, kilómetros de ellas, de océano a océano, tocar pared y vuelta. No hay noticias de Pessoa, hambriento, se come sus versos, poeta inmóvil, los pincha con un tenedor, los sazona y traga sin entusiasmo, ausente. Un fado se rompe en las marismas. La grúa tarda en llegar. 


sábado, 21 de enero de 2023

Parker con palomas, unicornios y fluoxetina

 Ellen Kooi


3. Se equivocó la paloma, se posó sobre la chimenea que daba al patio donde pastaban los unicornios, esquivó a mariposas y abejorros, al deshollinador de rescoldos invernales, a la joven francesa enemiga de la erre, al cazador de lo negro. Parker riega con vinagre los tomates sobre la marquesina que ya no protege del frío, pule los versos que zumban en su lengua, los escupe sin educación, sin puntería, sobre la nieve que pisan los ejércitos en retirada. Un pescador de congrios jubilado mira la escena escéptico, a su alrededor imaginarios cisnes blancos se funden con el río. Hay una escena de gran violencia emocional que se reproduce una y otra vez en la ventana de un incansable You Tube, una mujer con los pulmones enlutados la mira detrás de un abanico, de las pestañas, del rencor, pesa el sí y el no de sus lágrimas en una balanza absurda.  


viernes, 20 de enero de 2023

Parker reconoce su amor platónico (en presencia de su abogado)

 Ellen Kooi

2. Parker guarda un amor platónico en el estuche del pecho, desde los cerros de su alma bajan vicuñas con floridos sentimientos en las alforjas. También hay un deseo táctil sobre su cama, no tiene nada que ver con la que comparte sábanas. Para qué le va a dar vueltas, el ahora es el ahora y esto es lo que hay. No sabe si va o si viene, los cuarenta años le han dejado en el umbral de una puerta que no sabe dónde conduce. Desde un extremo del pasillo mira a las esperanzas que saltan sobre la alfombra que fue tálamo, que fue refugio, que fue una fortaleza ante la que se estrelló el sentido común, las renuncias, los recuerdos momificados, lo efímero. En la cocina se marchitan las cebollas de las falsas esperanzas, nada perdura, nada, el espejo le devuelve una acidez creciente y una ilusión menguante. Los electricistas han guardado ya los destornilladores amarillos. 


jueves, 19 de enero de 2023

En el principio era Parker

 

Ellen Kooi


 1. En el primer mes del año Parker se hurga en la nariz, mira caer la lluvia, la escucha, la siente en su piel desnuda, resbalando por sus cicatrices. Con un gesto ensimismado se expone al frío de saber que los mensajeros no llegarán, que el inquilino del No lleva varios meses sin pagar la renta, que el escepticismo le crece desde los tobillos, que por el ombligo han empezado a brotar las primeras hojas de primavera. Sin embargo el cielo se obstina en permanecer en invierno, un rey pregunta a sus súbditos por sus preferencias en cuestión de cetros y coronas, no le importa pero parece más democrático. La muerte no tiene duda, aunque no tiene fecha sabemos que viene, que está viniendo, no sabemos por qué autopista ni su cara, si pernocta en un motel o si es esa mujer rubia que se sienta a nuestro lado en un banco del Ensanche. Matusalén murió, se murieron los sueños y continuamos expectantes, vigilando los cruces de carreteras y los parques. Mientras tanto la belleza duerme plácida en brazos de los ateos.




miércoles, 18 de enero de 2023

Anuncio publicitario

 


Los blogs murieron hace años. No sabes cómo  te has perdido en esta esquina,  no sabes que esto  es apenas una sombra de aquello. Pero como el viudo que cuida la tumba de su amada, quita el polvo sobre la lápida, los hierbajos, cambia las flores del jarrón, acaricia el nombre grabado en el mármol, así cuido esta esquina del aire por la que solo pasa el silencio y algún despistado que sigue el rastro que Google deja de una fotografía, un comentario perdido en otro blog tan muerto como este, un click curioso por un enlace en Facebook.

He cambiado las cincuenta canciones de la playlist (un curro), la fotografía de la portada, he dejado mi escrito de hoy como cada día desde febrero de 2007. Ahora me voy a cortar un dedo y mañana seguiré aquí si la autoridad competente lo permite y si el tiempo acompaña. Y si no, no.

Aviso: mañana comienzo una larga serie diaria de Parker. Ven.  


martes, 17 de enero de 2023

Olvido absoluto

Objectification is inescapable, Jeanette Spicer (because)


He olvidado la mayoría de las palabras, cada una que escribo deja de tener sentido, ¿qué es una esfera?, ¿qué es un triglifo? Escribo para no saber.

He olvidado escribir, una mano guía mi mano torpe, antes decía cosas interesantes, decía excitación, decía descripción, he leído varios miles de libros, antes sabía, antes es nunca.

He olvidado todos los rostros, incluso el mío, no sé distinguir un animal de un jodido ser humano, escribo para no tener que recordar, para no saber nada de nada.

He olvidado amar, ni siquiera conservo el sentimiento de piedad por mí mismo, Marie nunca alcanzaba el puñetero orgasmo, dejaba los ojos en blanco y gemía, como si no me diera cuenta de su fingimiento, no sé quién es Marie.

He olvidado llorar, no recuerdo siquiera si tengo ojos, una lágrima es un absurdo, mi dolor se pierde en un territorio negro, ponzoñoso, Tony me lo ha dicho, la madre que lo parió,

He olvidado comer, ni siquiera voy al retrete, no meo, no me lavo, no duermo, tres veces, me lo dice ahora que Marie se ha ido.

He olvidado andar, no quiero salir de la cama, no quiero pisar el suelo, no quiero pisar mi dignidad, Tony me lo restregó, se acostó tres veces con Marie, que les jodan a los dos.

He olvidado ser, no sé qué es la vida, no sé usar un arma, es más fuerte que yo, tan joven, es todo lo que ya no soy, seguro que Marie se retorcía de placer, que daba alaridos de gusto cuando este bastardo se encaramaba sobre su cuerpo que he olvidado, soy un viejo, que se mueran estos dos cabrones. 

lunes, 16 de enero de 2023

Lázaro



Me estoy quedando sordo, apenas escucho ecos de cuando ella estaba, fragmentos de risas que me acuchillan la espalda, retazos de conversaciones que no entiendo.

Como un hambriento Lázaro, acuclillado bajo la mesa, espero las migajas de su voz, las palabras que calmen esta ansiedad mía, espero los mendrugos de una mirada que no me mira, toco la orla del mantel para así tocarla, veo sus piernas moviéndose en la oscuridad de no verla, me muero del deseo de acariciárselas.

Y no sé si esa parquedad es producto de un sillón mal colocado, de la mujer que en él se sienta, de un lánguido transcurrir de los minutos, de una lucha de arcángeles en el pecho, de un demonio tentándote o si el frío de hoy me dicta estas frases inconexas.



domingo, 15 de enero de 2023

Salir a robar caballos.

 


De vez en cuando, uno se encuentra con una novela sorprendente. “Salir a robar caballos” lo es. Escrita con un estilo clásico pero diferente, en la que pasan cosas que parecen que no pasan, de esos libros que te atrapan en una aparente sencillez que no lo es, al contrario. La he disfrutado enormemente.   

https://magis.iteso.mx/blog_tiempoaltiempo/salir-a-robar-caballos/

https://www.elnacional.cat/es/cultura/salir-robar-caballos_114348_102.html


Ponga un mandril en su vida.



Carmen respiraba plácidamente. Mi insomnio velaba su sueño. Desde hace meses no duermo bien, debe ser el remordimiento, mi pesimismo ante el futuro, la preocupación por lo que vendrá, la complicada historia con H.


Acostumbro a dejar entornada la puerta del dormitorio para que la luz del amanecer no me despierte. Aún así lo escuché con claridad, un sonido peculiar, diferente, un roce leve, amortiguado.

No me atreví a mover ni un músculo, seguí en la cama, atento.
Lentamente se abrió la puerta, en la semioscuridad pude distinguirlo, un mandril, un enorme mandril con la nariz ancha, el culo rojo y la mirada encendida.

Se acercó con precaución, olía muy mal, tenía unas uñas largas, peligrosas, unos dientes afilados. Sus ojos se prendieron en los míos mientras se rascaba la cabeza. Creo que estaba tan sorprendido como yo.

Carmen se agitó.
-¿Pasa algo cariño? –preguntó con voz adormilada.
-No, duérmete. Estoy tratando de hablar con un mandril - dije.
-Ah- y siguió su sueño.

Se sentó a mi lado, sobre la sábana, me miraba, se buscaba algo entre la hirsuta pelambrera.
No me pude contener, le pregunté. -¿Cómo va lo mío?-
Sin dejar de observarme siguió en su mutismo, no se digno contestar.
-¿Crees que tiene remedio?- insistí, entre curioso y preocupado.
Justo en ese momento el maloliente mono apretujaba una pulga entre dos dedos, después los olía y chupaba con satisfacción.
-Lo de H, ¿qué?- dije.
Ahí sí, ahí reaccionó. Me abrazó y dijo- Hermano-. Creo que vi lágrimas humedeciendo sus pelos puntiagudos.
Bajó de la cama, se marchó tan sigiloso como había venido. Pude escuchar el roce de sus uñas por el pasillo, luego nada, silencio.

Después me dormí profundamente. Recuerdo que soñé con Charlton Heston, desnudo, gritaba y daba vueltas y vueltas en una jaula con barrotes pintados de color naranja.

Hoy me encuentro bastante mejor.



sábado, 14 de enero de 2023

Hagan juego, señoras y señores.


Lo he pensado mucho y estoy decidido, voy a hacer un sorteo, una rifa.

Primero tú compras un boleto. De todos los escritos que dejo aquí haré un pito, pito, gorgorito, escogeré el que salga, lo lees y si no te gusta te devuelvo el dinero.

Este mundo blog está lleno de textos y pretextos, solo algunos nos hacen preguntarnos qué ha querido decir aquel que los escribió, muy pocos nos tocan el alma, a veces uno captura el espíritu poético. Ese, ese quiero que sea el afortunado, el que toque. Será difícil, lo sé, pero esa es la gracia de una rifa.

Ha quedado claro que uno escribe para que le lean (a él, no a sus escritos). Es decir el yo está por delante del lector, de la opinión del lector. Por eso se escribe lo que se escribe. Está la cuestión que el lector lee lo que quiere, lo que convierte la escritura y la lectura en una confrontación de intereses. Cuando coinciden se produce la magia, la poesía. Aunque parezca mentira, también se produce cuando no hay coincidencia, una magia inversa, el misterio del voyeur, el desprecio del disgusto, el encanto del amante de esa lectura, la indiferencia. 

Y más.

Tengo que investigar sobre la posible inclusión de una hoja Excel en el blog. En cada celda colocaría el nombre de quién se apunte a este juego.




El proceso es:

• Te apuntas y ya estás participando.
• Se sortea: blomm, una bola de algodón pachín, pachón, chim pón, el 1043.
• Si no te ha tocado, nada, sigue jugando.
• Si te ha tocado, lee.
• ¿Ya?, ¿te ha gustado?
• Perfecto, te mando el dinero.
• Sigue la rifa. 



 

viernes, 13 de enero de 2023

Creo que se llamaba Elena

Llegamos al mediodía.

El río bajaba lento, melancólico, oscuro. En el balneario flotaba un olor a azufre. A la tarde subimos por la empinada cuesta por donde discurre el camino de Santiago. La Muralla  nos deslumbro. Llamé por teléfono a una amiga pero, casualidad, estaba en Coruña en un concierto de no sé quién, lástima.

La ciudad reía en cuatro calles, el resto era silencio.

Quizás por el cansancio del viaje, a la noche no tenía sueño, leía un libro raro, de un chino- A mi lado Begoña ojeaba una revista con grandes fotos de bodas, separaciones, comuniones de niños con sus caras emborronadas, señoras en sofisticados y mínimos trajes de baño, señores con gesto altivo.

Mira, sale una diseñadora de Bilbao, ¿la conoces?- dijo Begoña.
Una entrevista de una página a una guapa mujer, sonriente, sentada frente a sus creaciones de moda.
No, no creo haberla visto nunca- mentí.

Elena.
Simulé que seguía leyendo mi libro y miré la foto de reojo. Cuantos recuerdos. Tuvimos una relación de varios años. Comenzó como una tierna y apasionada historia de amor y terminó en distancia y reproches.

Hasta mañana, que duermas bien- dijo Begoña.
Hasta mañana- contesté..
Cerré los ojos pero en mi cabeza se removían tantos y tantos recuerdos.


The Ordeal of the Bier (1881) Jenő Gyárfás




El lago brillaba bajo el sol de julio. 
Nos bañábamos a pesar que estaba prohibido, un guarda vigilaba sus riberas, nunca nos pillaba.

Aquella mañana fuimos allí un grupo de catorce o quince amigos. Alguien propuso una carrera. -"Una cena para todos, pagan los que pierdan, llegar al embarcadero"- . No se trataba de ganar o perder, era una cuestión de honor. Dos chicas y cuatro chicos nos apuntamos, el resto esperaría en la otra orilla. Se subieron en los coches y fueron hacia el punto de llegada.

Hacía calor pero en la espera me estremecí, el agua estaba fría, o me lo parecía. Tú nadas bien- me dijo Carlos. No contesté, le llevaba varios años de cubalibres y nocturnidad.

El lago, de pronto, se había hecho más grande, la otra orilla estaba muy lejos, o eso me parecía.
Desde la comodidad del embarcadero nos dieron la señal de partida.
Salimos los seis bastante juntos, al principio nadie se destacaba.
María no era muy alta pero utilizaba los brazos con estilo, entrenaba con el equipo de wáter polo del club. Jorge era socorrista en las instalaciones municipales.
La experiencia en las travesías en el mar me ayudaba a regular la cadencia de los movimientos, a no apresurarme.
Sagrario me sorprendía, no conocía esa cualidad deportiva en ella, la tenía por una chica volcada solo en lo cultural, nadaba bien. Javier era muy delgado y se deslizaba como una anguila.
Me empezaban a pesar las piernas y pensé que no había sido buena idea aquello de la carrera.
Los hermanos Patricio y Pelayo todo lo hacían bien, jugaban al fútbol, a pala, al ajedrez, esquiaban y, por supuesto, eran magníficos nadadores.

Llevábamos la mitad del recorrido, seguíamos juntos, solo Sagrario se rezagaba.
Apreté un poco el ritmo pero Jorge lo había hecho unos segundos antes, apenas pude seguirle.
Levanté la cabeza y vi que desde el embarcadero nos animaban con grandes gritos. Cada uno tenía su favorito.
Elena no estaba mirando, conversaba con aquel francés de Burdeos que había llegado el sábado.

Seguimos, la carrera se me estaba haciendo interminable.
Recordé las veces que me había pavoneado en el Casino de mi capacidad en la competición en piscina, de aquella carrera que gané en mar abierto, de los trofeos que tenía en casa. También me acordé de la madre de aquel francés. Nadé más rápido.

Faltaban unos cien metros, María, Pelayo y yo íbamos ligeramente destacados. Ya se escuchaban las voces de aliento. Los tres movíamos los brazos como en una final de los juegos olímpicos.
Tragué agua y tosiendo seguí con más energía, no sé de dónde sacaba las fuerzas…



¿Te pasa algo?, no paras de dar vueltas. Me has despertado.- dijo Begoña.
Lo siento, no puedo dormir -dije.

Salí al balcón, a fumar. A pocos metros se adivinaba el río bajando lento, oscuro,  melancólico.
Resulta que Elena era famosa, la revista elogiaba su trabajo como diseñadora de modas. Tenía tantos y tantos recuerdos de ella. Me resultaba curioso que me hubiera venido a la cabeza precisamente esa historia de la carrera.

Dos horas y varios cigarrillos después volví a la cama junto a Begoña y me dormí. A la mañana siguiente continuamos nuestro viaje. 


Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com

Creative Commons License Page copy protected against web site content infringement by Copyscape ecoestadistica.com site statistics

Vistas de página en total

Lo que hay.(Desde 08.02.07)

Se quedaron

Así vamos

Aquí desde 08.02.2007

(Antes en Blogia desde 07.2004)

(Y mucho antes en "La tertulia en Mizar")

6.810 entradas