Parker no escribe
Parker intentó un estilo, cartas del amante, prosa poética con imágenes luminosas y metáforas abundantes, pero cuando su último amor se fue sin despedirse no se sintió con fuerzas ni imaginación para continuar escribiéndolas. Intentó otros estilos y después de los premios, los aplausos y aquella placa que recuerda Barcelona llegó el silencio, el olvido, el buzón vacío. Parker no sabe si por pereza, por envidia o por desidia, desde unos días antes del confinamiento dejó de escribir. Ahora, en la nueva normalidad, sigue en silencio. Normal.
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