miércoles, 29 de enero de 2020

Pepa Flores


Marisol. ¡Eh, quieto, sigue leyendo! Resulta que en este (ese) país de desmemoriados, contertulios que todo los saben (cobrando, claro), espabilados, arribistas y fauna que todavía aplaude el viva la muerte les ha dado un tiempo (cuatro días, tampoco les da para más) por preguntarse si una tal Marisol acudiría a recoger su premio a los Goya. 

La mayoría no sabe de ella más allá de una película que vio en televisión con su abuela y una tía que vino del pueblo. ¿Respeto? Eso es de cobardes, de pusilánimes, importa el morbo y el que les den (a todos menos a ellos) 

Perdón, a lo que iba. Resulta que Marisol, en 1979 (ahí es nada) sacó un disco “Galería de canciones perpetuas para mujeres” con letras de Pedro Luis Pérez de los Cobos, muy avanzadas, feministas, arreglos magníficos de Pepe Nieto. Una demostración de la calidad y categoría artística de Pepa Flores. 

 Como en aquellos tiempos (casi ayer) aborrecía las películas de Marisol me pongo de rodillas para pedir perdón a Pepa Flores y de paso me escucho todas sus canciones. 

Disfruten ustedes. 

 «Comprada
!Comprada como el ganado
por trece duros de plata!
¡Poder de la fuerza bruta, por el poder sancionada!
La mujer... ¡un enser más del macho y la sociedad
por el macho gobernada¡

Ataduras a perpetuo para vivir siempre atada.
Raíz de una economía, porque el que compra es el amo
y yo la cosa comprada.

¡Impotencia de lo absurdo porque es la ley la que manda!
para dormir con un hombre con el hilo de la ley
tengo que coser mi almohada.

Aunque el amor se haya muerto queda la razón social:
los gananciales, la dote...
¡Todos los firmes pilares de la unión matrimonial!

Sucio destino vivir a la ley del hombre atada.
Raíz de una economía porque el que compra es el amo
y yo la cosa comprada».


  ________________________________________ 

Encontramos en él canciones durísimas –desgarradoras– que nos ofrecen realidades, algunas históricas, impresionantes. Por ejemplo, la canción "Cuestecita de Moyano" que narra la dramática historia de unas mujeres mayores –llamadas "pajilleras"– que durante muchos años tuvieron como oficio masturbar a sus clientes en los cines o en los alrededores de la Cuesta de Moyano: «Vieja sin jubilación, por cuatro cochinos duros vivo pegadita al muro del cuartel de Monleón. Por cuatro cochinos duros, dando con la mano amor. Cuestecita de Moyano, que la muerte no me coja en el estira y afloja de hacer mi trabajo en vano. En el estira y afloja de dar amor con la mano». (del blog de Fernando G. Lucini) 




Aquí abajo, Pepa Flores canta la canción que da título al disco.
Narra la historia de una mujer encarcelada en la prisión de Alcalá de Henares.  



«Labores de bastidor
con agujitas de acero
tras los hierros del balcón.
Y un quiero, madre, y no quiero
para irme con el frutero
y romper el bastidor.

Piña, mora, chirimoya,
naranjas, uva, melón,
caquis, higos y aguacates,
cereza y melocotón.

Sin mirar mi condición
bajé a la calle corriendo
o subió él a mi balcón.
Y entre el quiero y el no quiero
jugando con el frutero
se me rompió el bastidor.

Por darme consolación
puso su boca en mi pelo
cantándome él me arroró.
Y entre el duermo, y ahora velo,
durmiendo con el frutero
le robe el fruto mejor.







Hay más canciones, si les gusta a su disposición.

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