jueves, 19 de noviembre de 2009

Claves en las nubes.

Esa mujer que lloraba en el cuarto
¿Es el recuerdo de un poema
o de uno de los días de mi vida?


(J. A. Valente)





Voy de un blog a otro, los veo, todo tiene una clave, si lo intento seguro que descubriré un rastro entre tantos textos que leo, floridos, exuberantes, bulliciosos, profundos, lacónicos, misteriosos a veces, deslizándose por mi cerebro, por mi corazón, por mis piernas como serpientes dolorosas, como agujeros de cerradura, como pañuelos de seda, como esos hipervínculos que me llevan a otra dirección y de allí a otra y en el fondo, mi curiosidad encantada de estar colgada de la punta de los dedos, en el capricho de escritores o de quién sabe.



Es obvio que también soy quién sabe, también sé que saben.

A pesar de ir acumulando tantos escritos de tantos días, demasiados, no he perdido reflejos para seguir aquí. Quizás si me falte lenguaje para momentos en los quisiera estar callado, o dormido, o lejos, quizás me estorbe ese recuerdo del enfermo de la cama de al lado en la UVI, conectado a tantos tubos, frascos, vidrios, botellas con líquidos de colores, su respiración todavía resuena en mis pesadillas. Sobre todo por cómo estaba yo entonces. Ahora se me acumula el trabajo, del miedo, del alma, escucho voces púrpuras como la toga de un César, cantos de sirena y tengo la cena, humeante, sobre la mesa. Mañana será otro día.



Artículo 4.

• Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.


8 comments :

Ventana indiscreta dijo...

Esa mujer que lloraba en el cuarto recogió un día todas sus cuartillas en las que había ido anotando todos sus poemas.

Besos y a la cama.

ybris dijo...

Va uno leyendo con la secreta idea de ser arrastrado, de investigar, de abrirse.
A veces uno quisiera estar callado pero hay recuerdos que hablan lenguaje de estorbos o simplemente de presencias.
Contarlo nos reconcilia con lo que somos.
O con lo que queremos ser.

Un abrazo.

Tinta de aterrizaje dijo...

Una sería tonta si admite la esclavitud con respecto a algunos blogs.
Ese no saber pero ir intuyendo.
Ese mundo tan ínfimo al que vamos perteneciendo.

Anónimo dijo...

¿Ínfimo?

Tinta de aterrizaje dijo...

Ínfimo e/o íntimo.(Pedro, interpreta la acepción más positiva del término.)

mabel g. c.© dijo...

Vaya, de blog a blog y escribo porque me "toca"... ding, dong...

"Las dos cosas: un poema, un día de la vida..."

¡Qué bien que te hayas recuperado! Pues, a escribir y a ser bueno, eh.

Un beso "bloguero".

gaia07 dijo...

Las nubes dicen mucho y hasta pueden no decir nada, pero yo estoy en que depende del que las observa o las intrerpreta. Como a los blogs.

Estan siempre, crecen, se desvanecen y el viento las diseña a capricho, puedes admirarlas o tenerlas miedo, soñarlas u odiarlas, pero también puedes vivir sin pensar en ellas. Como a los blogs.

Pero algunas son tan hermosas que hasta los malos tragos cuando relampaguean acabas olvidando. Como los blogs.

Un beso.

matrioska_verde dijo...

Me has oído cantar mientras hacía la cama, todavía con el pijama granate de snoopy y el pelo revuelto. Achicando los ojos porque todavía no llevo puestas las gafas.

Pero me has oído cantar. Y sabes que el día que comienza será blanco y blando como una nube de verano.

Antes de irte de la habitación, me soplas en la oreja izquierda y te vas por la ventana que está abierta, tras nosotros.

Y todo ésto por los cantos de sirena de tu texto.

Biquiños.

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