Termina noviembre, también terminó agosto, todo termina pero desde mi ventana veo su dolor, su miedo y todo mi yo está a su lado.
sábado, 30 de noviembre de 2024
Fin de mes.
viernes, 29 de noviembre de 2024
3
Por la hora en que dicen esto y
aquello sé quién no duerme, quién espera el alba como un bote salvavidas, el
naufragio viene de serie.
jueves, 28 de noviembre de 2024
miércoles, 27 de noviembre de 2024
martes, 26 de noviembre de 2024
Se me ha ido el color
Women Of Paris- The Circus Lover (1885) - James Tissot (1836-1902)
En definitiva, se me ha ido el
color tostado hindú, me duelen las ingles, se me altera la cicatriz de la
operación de apendicitis del 75, por consiguiente sepan ustedes que si nadie lo
remedia este mes se esconderá entre nubes y tormentas, o sol, es igual, vendrán
diciembre, enero, otra Semana Santa y seguiremos compartiendo palabras que se
enreden sin saber muy bien si sirven o son guitarra, barro, ingenio, ideas que
se amontonan o se esfuman en jardines que pasarán del amarillo al verde y así,
sin trascendencia, sin herencias ni transeúntes que exijan su derecho a yo
primero, indiferentes, ya ves, a nadie importa la sucesión, la organización, la
seducción, pájaros, lagartos, grillos, náyades, todo revuelto, un busto en un
nicho, un pórtico anegado, un romántico colgado del mástil de banderas que ya
no, la mirada saciada, las urnas preparadas por si acaso y solo importan las
fiestas, que te vean, la vanidad, el boato, un báculo, decir por decir, la
hierba se ha vuelto mármol y los faunos están pensando en operarse no vaya a
ser que les cambien a la fuerza por leones, por grifos o por eunucos, dragones
y nigromancia, un espejo traidor, el desconsuelo, grillos, la resurrección de
la carne, musgo, sexo, esto no hay quien lo pare, se va otro mes, aprovechen
las horas y el dinero, reserven algo para gasolina y la parada en algún bar de
pueblo para comprar chorizo y almendras, un respiro, no se equivoquen, la vida
seguirá, quizás la de ellos, los obstinados, los que vencieron, mientras tanto
nosotros, los de entonces, los de siempre hablaremos con piedras en la boca
justo en el borde de un abismo oscuro esperando la mano que nos empuje y fin. No
somos nada.
lunes, 25 de noviembre de 2024
Una playa cualquiera.
Te pongas como te pongas la playa seguirá estando ahí.
domingo, 24 de noviembre de 2024
Sharon Olds
EL VESTIDO AZUL
El primer noviembre después del divorcio
recibí un paquete de mi padre por mi cumpleaños; ninguna tarjeta, solo
una caja grande de Hink’s, la oscura
tienda almacén con un balcón y
una barandilla de caoba alrededor del balcón, podías
permanecer en pie y apretarte la frente contra ella
hasta casi sentir la densa veta
de madera, y observar hacia abajo
las filas y filas de camisolas,
enaguas, sujetadores, como si mirases
la vida interior de las mujeres. El paquete
procedía de allí, él se había aventurado en aquel lugar por mí
al igual que había entrado una vez en mi madre
para extraerme. Abrí el paquete; nunca
me regaló nada hasta ese día,
y allí me encontré un vestido azul con botones
azules como el pelaje de un pato azul pequeñito
disfrazado para adentrarse en el grisáceo azul del agua.
Me lo puse, un ajuste perfecto,
me gustó porque no resultaba provocativo, era solo un
vestido azul para una hija de 14 años, al igual
que el traje de Clark Kent era solo un sencillo traje de reportero,
sentí el tejido de algodón mercerizado Indian Head
contra la piel de la parte superior de mis brazos y en mi
espalda ancha y delgada, especialmente en la piel de mis
costillas bajo esos nuevos pechos que había
criado durante la noche como seísmos en conmemoración de su nombre.
Un año más tarde, durante una pelea sobre
lo horrible que había sido mi padre,
mi madre me dijo que él no había elegido el vestido,
que simplemente dijo que no comprase algo demasiado caro y luego
ni siquiera le envió el cheque para pagarlo,
esa clase de hombre era. Así que
nunca lo vestí delante de ella
pero cuando me marché al internado
allí lo vestía todo el tiempo,
gozaba de su tacto, solo
a veces dejaba caer que era un regalo de mi padre,
queriendo mostrar en aquellos días que tenía algo
fuera verdad o no, sin importarme demasiado, solo para
tener algo.
Sharon Olds
Huida hacia el sur
sábado, 23 de noviembre de 2024
Teoría de Noviembre
Pierre de Clausade
Teoría de Noviembre
“Wie soll ich meine Seele halten, dass
sie nicht an deine rührt? Wie soll ich sie
hinheben über dich zu andern Dingen?“
(Rainer Maria Rilke)
De las manos nacen flores de nácar, ágatas de fuego blanco.
Crecen helechos con el silencio de las palabras que nunca ya
serán promesa, ceremonia, esponsal de ceniza renaciendo;
crecen lenguas, zarzas de plata muerta con el color de la nada,
con el color de los días olvidados. Con la furia de los hijos que perdimos.
En los cabellos esplende la profecía agotada de los copos de nieve,
la luz temblando de lobos devorando las sombras. Fuera del tiempo,
fuera del tiempo, la orfandad de las rosas que crecen en el abismo,
el láudano antiguo que se posó entre el sueño y el deseo,
entre mariposas nocturnas en la eternidad y la hojarasca abrasada para siempre.
Sobre las bocas se posa lo oscuro que habita en los espejos;
es agua donde se pierden lágrimas como calcinadas mariposas,
como tréboles deshojados en el vacío, en la grieta última del mundo.
Y lo oscuro gana su dominio, que es dominio sin vigilia,
que es territorio del naufragio, landa azul de los desterrados.
En el interior de esa caracola se esconde la antigua voz de los amantes,
de los viajeros en el medio de la tormenta, en el corazón del invierno.
Sus pasos malditos por el dolor, el abandono de las aves que parten
o la espera por las olas que inundarán cada rostro sentido:
el país deshecho donde las fronteras son de sal. De sal cansada
y de renuncia. Áspera como la carne dura de Noviembre.
_ Carlos Penela,
de el silencio de Hammershøi .
Textos antiguos, como yo.
Evgeny Umnov • Autumn mood, 1957
Pasando la mañana. En mi tableta
encuentro textos antiguos, muchos, muchísimos. ¿Son míos? No los recuerdo. Los
leo, algunos. Sí, son míos. No sé cuándo los escribí. Me gusta lo que (me) leo.
Es igual, solo a mí me importa. Hay actividades que son personales por mucho
que uno/a se empeñe en compartirlos. ¿Significa eso que es un trabajo inútil?
no, en absoluto. Me lo dijo Luis el otro día...esto ¿qué decía? Ah, sí, ya,
decía Luis que en mi caso escribir me salva. Prefiero no profundizar, prefiero
quedarme en que me gusta y que, quizás, me libera. Tampoco es cosa de cargar un
lado de la balanza y sí de apuntarse a lo diverso, de caminar mirando bien el
camino para no tropezar que está la cosa complicada y se anuncian lluvias
torrenciales, otra vez, aquí estoy sin saber si voy o si vengo pero sé que por
mucho que lo dilate tengo que volver. Ay. Eso, que me han gustado mis escritos
antiguos. Seguiremos informando.
viernes, 22 de noviembre de 2024
¿Decías?
¿No se puede parar?, esto, yo qué sé, una prorroga, un contrato, un te lo juro, tomar conciencia, saber que es todo lo que hay, lo que habrá…
jueves, 21 de noviembre de 2024
Girl at flower shop. 1957
En este preciso momento quiero
enviar un mensaje a alguien que no quiere recibir nada de nadie
No puedo pasar una nota por
debajo de su puerta porque temo que me descubra.
Para una paloma mensajera serían
demasiados kilómetros.
Lo de internet tampoco me sirve
porque todavía no se ha inventado.
Etcétera.
Por si acaso.
Agito las manos, estoy aquí.
miércoles, 20 de noviembre de 2024
A Eugenio
Maryhills, Glasgow, Photo by Tom Wood, 1974
A Eugenio
martes, 19 de noviembre de 2024
Me callo.
Zuckerber me recuerda cada día lo que
hice/dije hace un año, dos, ni sé cuántos. Un detalle. Han cambiado demasiadas
cosas, paisajes, emociones, pensamientos, actitudes, costumbres, manías,
sensaciones, aficiones, aflicciones, ausencias. O quizás no, no podría jurarlo.
Hoy está este ahora y es lo que hay. Detrás de la ventana están las obras del
parking, las del edificio de oficinas de enfrente, ruido, camiones cargados de
escombro, obreros comunicándose a gritos, una delicia. Había silencio, antes. También
están los libros, papeles en blanco, los recuerdos, la nostalgia, la inquietud
por esto y aquello y sobre todo la esperanza. Esto es un día cualquiera y no
tengo mucho más que decir. (¡Pues cállate!) Y me callo.
lunes, 18 de noviembre de 2024
Algo así como insomnio, no me extraña.
Discutimos. Me voy a la habitación del fondo, buscó una manta en el armario y me tumbo sobre la cama. Intentó dormir. Pensaba que aquí había silencio, no, gaviotas que no duermen, embarcaciones a motor a cada rato, van y vienen, el viento, incluso creo que llueve, me da pereza levantarme a comprobarlo. No tenía que haberle dicho aquello. No puedo dormir, no tengo sueño, no sé dormir solo, ¿es esto un ensayo de la soledad que vendrá? Me levanto, me asomo a la ventana, no hay luna, huelo el mar, está ahí abajo, negro, poderoso, calmado ahora, pasan rápidas las luces rojas de un pesquero y su ruido. Vuelvo a la cama. Pienso. Evoco. Fueron palabras duras, soy un estúpido. Ladra un perro, otro le contesta. Tengo frío. No quiero buscar más ropa por no despertarla. A ella. Se va mañana. Otra vez solo. No puedo dormir. Vuelvo a la ventana. Desde una embarcación a remo están echando las cestas para nécoras, son dos pescadores furtivos, casi puedo entender lo que hablan. Mañana estaré cansado, no podré con mi cuerpo y el aeropuerto está a ochenta kilómetros. Será un viaje triste, silencioso. Voy a intentar dormir. No tenía derecho a reprocharle nada.
domingo, 17 de noviembre de 2024
Palabras atropelladas por un camión indiferente y verde
Hoy, marco esta fecha, hoy, como
si el resto de los días fueran diferentes. Lo marco tratando de entender la ilusión
de sanación de los que tienen hernia discal, de los que se tiñen las canas, de
los que exprimen el dolor como naranjas, de los que imitan el trino de los
pájaros, de los que tienen un volcán en el centro de su cuerpo, de las que
acarician sus pechos bajo la luna, de los que a pesar de todo mastican una
esperanza, más allá de números en rojo, de banderas blancas, de la voz ronca de
Paolo Conte, del oso de la vejez abrazándonos con el aro en su nariz a
milímetros de nuestros ojos cansados, de las vírgenes que presumen de serlo y
en su epiglotis se enredan nostalgias de lo desconocido, de hombres que gritan
como energúmenos y energúmenos que gritan como si su cerebro fuese un rescoldo
de un animal prehistórico, una especie extinguida, un vestigio de una
civilización hundida en mitad del océano, donde no hay gallinas, ni bueyes, ni
centeno, donde la soledad es esta anemia de no saber, esta inquietud con sabor
a despedida, este color de mujeres lavando en la ribera del río de la vida,
allí donde tantas mueren en manos de aquellos a quienes aman o temen o sufren,
maldito abuso de fuerza bruta, de brutos sin entrañas, me corto en dos con una
guadaña porque no me preocupa saber en qué país vivo, en todos, unos pocos, más
listos, más hábiles, más desvergonzados,
más canallas, con menos escrúpulos o manejándolos mejor con ideas, lenguas,
banderas, mentiras vestidas de verdades, limosnas, pintan fronteras, arman
ejércitos, se buscan la vida para sí y los suyos. Si no tienes el carné
adecuado, los apellidos justos, la chaqueta de ese tono, vas listo. Sé que me
dejo tanto, me dejo todo, me dejo en estas líneas en las que a veces ni me
entiendo, pero aquí, ay señor/a, (¿Será Dios mujer?) (¿Hay Dios?) también hoy,
para ti que has tenido la gentileza de venir. dejo estas atropelladas palabras.
Salud.
sábado, 16 de noviembre de 2024
Parker bailarín.
En aquella humilde casa en Greenwich (Connecticut) Parker preguntaba a su madre “Ma ¿Cómo se baila con una chica?” y ella le enseñaba cómo y los dos daban vueltas y vueltas por la cocina mientras en la radio sonaba It's a Man's Man's Man's World o When a man loves a woman.