Mujeres niña, esclavas del padre,
no pueden salir de la silueta,
siguen girando en el laberinto
con luz de un candil de estupor.
Mujeres mujeres colgadas del padre,
no encuentran la salida,
tantean su noche con un cayado,
adoradoras ante sagrarios esquivos.
Madres niña presas de amor al padre,
no saben el misterio de su demanda
de su devoción prisionera,
manos tendidas al silencioso vacío.
Mujeres descalzas en el rellano
de una escalera imposible,
ahora suben, ahora bajan,
escozor del recuerdo.
La niñez sentada a horcajadas
sobre el caballo de la vida
que salta el obstáculo
de su propia vida.
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