sábado, 4 de mayo de 2024

Parker y la concomitancia suprema

Ferdinand Leeke  1859–1923


Concomitancia : Acción y efecto de acompañar una cosa a otra, u obrar juntamente con ella.

Parker concomita, siempre que puede concomita, aunque esté mal dicho, aunque no se deba decir, es decir, busca obrar juntamente en cuanto puede. Obrar es un amplio concepto pero usted que conoce a Parker sabe a qué me estoy refiriendo. Parker es un concomitador en el más amplio sentido de la palabra, mucho más amplio si cabe dado que la palabra no existe, es igual, la inventamos, la toleramos, ¿sí?, muchas gracias (en nombre de Parker y en el mío propio).

Parker busca la concomitancia frenéticamente, se le acaba el tiempo, cree que se le acaba el tiempo y busca la belleza debajo de la vida que vive, que le vive, que le supera como una ola inmensa, que le derrota, que sabe que quiere (querer), que no sabe (del todo) lo que quiere pero que siente que el corazón se le escapa por los poros, que quiere comerse la vida y la vida le está comiendo a él como una tribu de antropófagos ansiosos y deja banderas aquí y allá, lucha en varios frentes sin saber que ha perdido todas las batallas (la guerra está perdida aún antes de empezarla) y se protege con corazas de aluminio, con gorros de bufón, con trajes que no son el suyo, que se le quedan cortos o largos, que le tira la sisa, que está aburrido de estar vestido de quién no es, que no quiere más que pasear desnudo por una playa (no tiene que ser necesariamente una playa, matiza) y sentir el viento de Groenlandia alborotándole los bigotes.

En busca y captura de la concomitancia Parker es capaz de casi todo (que selo pregunten a Marie).

 

Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com