viernes, 27 de mayo de 2022

Caballos airados

 

Mishima Tetsuya

Suenan los cuernos del ejército de mi otro yo, galopan sus caballos airados, las quejas de los soldados de fortuna atruenan este espacio,  espada en mano me enfrento a lo hostil, a esta otra realidad. Con todos  los no o a pesar de ellos hoy tiene que ser, por fuerza, un día hermoso. Por si te falta algo de primera necesidad te envío un ramo de gavilanes que limpie tus cielos de insectos zumbando inquietudes absurdas, un batallón de aborígenes australianos que recorra los campos de aterrizaje de los aviones de tus fantasías, una cuadrilla de monjes copistas para que repitan con letras historiadas tus mejores poemas eróticos y, por fin, una carpeta con hojas de pan de oro para guardar tus cartas de desesperanza, tus elucubraciones de principio de siglo, tus temores a ofensas imposibles, tu estudio intensivo de los entresijos de estas cartas de amor que resbalan solas por mis dedos, sutil sustituto de resbalar por la piel de tu corazón, de bajar por tu espalda que palpita, de quedarse ahí, con los ecos, para mejor oírte y verte y sentirte y temblar. Ahora te beso los brazos, me demoro en tus muñecas, chupo tus dedos y me atrapan tus manos como a una mosca de verano. Voy a trabajar un poco que se va la mañana.

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