domingo, 31 de mayo de 2020
Ariadna
sábado, 30 de mayo de 2020
Me ofertan esto
Por eso lo he decidido (entre los dos).
He aceptado la oferta de Flux Factory, el colectivo de artistas de Long Island City, al otro lado del East River, frente a Manhattan (¿te has situado, corazón?).
viernes, 29 de mayo de 2020
Boxeador noqueado
jueves, 28 de mayo de 2020
Ladrona
miércoles, 27 de mayo de 2020
Creo que se llamaba Ana
martes, 26 de mayo de 2020
Listos
En este país hay tantos listos por metro cuadrado que por mi parte me salgo del espacio que me toca y libero ese hueco para el espabilado de turno, para ese que todo lo sabe, el que pone pegas, el que ya lo sabía desde diciembre, para el que antepone su interés político al más mínimo sentido común, para los sinvergüenzas que están lucrándose con la miseria de tantos, para los desalmados a los que las vidas ajenas les son indiferentes, para los políticos que utilizan los muertos y el cuanto peor mejor para quedarse en el sillón o para buscar otro más grande. Dejo mi hueco porque digo que no sé nada, pero con las actitudes inconscientes que veo por la calle y en televisión como si no hubiese pasado nada, me reafirmo en la certeza de que esto no ha terminado. No tengo miedo pero sí preocupación porque el final va para largo. Todavía, por desgracia, quedan muchas víctimas. Debemos estar atentos.
lunes, 25 de mayo de 2020
Viajeros errantes
domingo, 24 de mayo de 2020
Yo soy importante.
Yo
soy importante. Seguramente tú también pero yo no tengo perro. Cada uno tiene
sus aficiones, es posible que todas respetables, aunque es posible que no. Cada
uno comparte lo que le apetece, perfecto, igualdad per tutti.
YO
soy más alto que tú. ¿Cómo lo sabes? Vale, no lo sé, pero YO soy rubio. Pues YO
conozco toda la discografía de James Pekinel desde 1972 hasta el 1975, año en
el que murió envenenado con raticida, en
octubre. YO estoy al tanto de todas las novedades discográficas. YO lo sé todo
de literatura, a ver, pregúntame. YO escribo muy bien con las dos manos. Pues yo…
¡¡¡Alto!!!
Estoy
seguro que muchos pensamos que nadie nos hace ni puñetero caso, es igual lo que
compartamos.
¡El
siguiente!
Decía
que muchos pensamos…
¡El
siguiente!
Yo
soy importante. Seguramente tú también, pero yo no tengo perro.
sábado, 23 de mayo de 2020
Planes
Pues vaya, he hablado con Parker.
Me dice que tenía una primera comunión en mayo, una boda a mediados de junio,
un divorcio en abril, la presentación del segundo libro de su mejor amigo, lo
del jazz de los jueves, los partidos del Athletic, la final de Copa, los
conciertos del Antzoki, subir al Pagasarri cada lunes, lo nuevo del Guggenheim,
las comidas del txoko, las quedadas de los miércoles con los amigos de
Encarnación, el poteo de sábados y domingos, volver al Bolintxu, subir al Amboto,
comprar antxoas a Sergio en Santoña, una comida con los chavales del Tívoli, una
visita a Berria, las exposiciones fantasmas de la Alhóndiga, soñar con las
vacaciones, pasar la ITV del coche, renovar el DNI y el carnet de conducir,
visitar a su tía, la merienda trimestral con las chicas y chicos de Ciudad
Jardín. Se para, se rasca la cabeza y me dice que seguro que se deja algo. Ah,
sí –dice- esta frase: “Si quieres hacer reír a dios cuéntale tus planes”.
viernes, 22 de mayo de 2020
Steven Onoja
jueves, 21 de mayo de 2020
Aire/viento
miércoles, 20 de mayo de 2020
Ventana/pared
martes, 19 de mayo de 2020
Indolencia
Qué
contraste, tanta actividad para las madrigueras y los ciervos y tanta
indolencia para afrontar la verdad del sol entrando en los bosques, el saludo de los peregrinos, el
casi olvidado aroma de su espalda. Impuntualidad en la misa de doce, el amante
intranquilo detrás del armario, las manos atadas con una cinta de terciopelo
rojo, pequeñas maldades para excitar el escalofrío. Ella se negaba el orgasmo. Nadie
lo sabía hasta que lo contó el bajito, son los peores, hay estudios sobre ello,
no sé si están firmados. La cuestión es que una vez que se supo ella me acusó, me
quitó la llave, borró los poemas y está lo del eczema, no sabes cómo se me puso
la cara, que con esto de la pandemia los médicos están a lo que están y nada. Pues
eso, que así no salgo de casa, qué horror, ni siquiera en mi franja horaria de ancianos. Se
me están quedando las piernas…
lunes, 18 de mayo de 2020
Café
Todo empezó tomando café, con ella, como si la cafeína aflojase los vínculos, como si el agua hervida dando vueltas por un serpentín arrastrase la promesa de fidelidad, de felicidad, como si todos los caminos terminasen ahí, un silogismo, un espejismo, dos terrones de azúcar en la taza, el deseo como peces dando vueltas en mi estómago, la piedra de la locura en mi frente, un tornillo de preguntas asomando en la sien, los dedos como raíces penetrando en el musgo donde se esconden las lagartijas de la mentira, con los músculos de la cara tensos, acartonados, no sabían plegarse a un sí instantáneo, todavía, después aprendieron, sí, el cartílago y la sangre, sexo a las 9,15, la vuelta al trabajo, al otro trabajo, al bronce y el titanio, echar tierra al amor perdido, enterrarlo, caminar por el lado oscuro de la calle evitando el sol y la verdad, que nunca me ha gustado el café, que me quita el sueño, luego no puedo dormir. Quizás sea el remordimiento.
domingo, 17 de mayo de 2020
Doríforos eufóricos.
El regreso al punto de partida fue lento y duro, caminé sin energía, ausente. Aquella respiración final me había transmitido algo más que la fuerza, que la potencia. En aquel momento, con el cansancio, no supe determinar que había sido. En los bancos de madera de una estación de tren perdida entre la niebla tampoco pude hacer otra cosa que racionar mi tristeza. Volví a casa envuelto en melancolía.
sábado, 16 de mayo de 2020
Eremitas con Wi Fi
Gordito
El apartamento estaba desordenado, como siempre, sobre la alfombra el elefante que regaló a Oscar cuando cumplió cinco años, su tigre preferido, los juguetes de su hijo. Ella ni siquiera miró alrededor, preguntó por el cuarto de baño y entró apresuradamente mientras él colocaba un libro en su sitio, limpiaba los ceniceros, recogía varios periódicos del suelo.
Salió desnuda. ¿La cama? preguntó. Él señaló el cuarto y allí se fue con sus nalgas breves, sus pechos breves, sus piernas delgadas. Ven, quítate la ropa, susurró ella. Y torpemente se quitó la camisa y los pantalones, se quedó con aquellos calcetines negros casi hasta las rodillas, se sintió ridículo, se los bajó con dificultad y supo que había bebido más de lo que acostumbraba.
Sobre las sábanas era ágil, activa, le besaba el cuello, bromeaba, le acariciaba el escroto, él estaba desbordado. Quiso besarla y eludió el beso, riendo. Quiso lamer sus pezones y ella se giró, fóllame, dijo autoritaria. Él lo intentó una vez, dos, se dio cuenta que no era su noche, que aquella vez no, que el ron le paralizaba, que estaba haciendo el ridículo. Además no era su tipo, demasiado delgada. Entonces ella dijo aquello de no puedes ¿no? venga, otra vez será, se levanto, volvió al cuarto de baño a vestirse y desde la puerta sin mirarle siquiera se despidió con un chao, gordito. Eso le dolió.
Mañana de domingo, el mes que viene cumplirá cuarenta años, cambio de número, el cuatro ya, sin Marta, un hijo al que ve cada quince días y con una resaca de mil demonios.