Como Mastroianni en 8 ½, “no tengo nada que decir, y a pesar de todo
lo diré”.
Mi incapacidad para decir algo nuevo no
significa que deje de escribir, no puedo parar, quizás de no decir, diga.
Beckett lo sabía: “Da igual. Prueba otra vez.
Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.
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