jueves, 14 de junio de 2018

Parker y la ternura





…fue tierno, quizás demasiado. Hasta entonces, en estas cosas del amor carnal lo sentimental estaba excluido. Las mujeres que pasaban por su cama eran directas, con urgencias, resueltas, sabían. Con ella fue diferente, tanto que al principio se sintió tímido, avergonzado, sus cuerpos unidos tenían algo de fraternal, pura ternura. Había deseo, sí, pero creciendo desde una mirada resbalando por la piel, cálida, blanca, tan suave, hasta los susurros. Era natural esa desnudez compartida. Abrazados, se movían apenas, se paraban, se contraían, aceleraban, se besaban, se acariciaban como si eso fuera lo único posible en la delicadeza de amarse de esa manera, así. En un momento, ella se puso a horcajadas sobre él, moviéndose despacio, tan despacio que se mordía los labios para no demostrar su intenso placer. Cuando llegó el orgasmo abrió la boca y musitó su nombre como si fuera la primera vez. Parker tomó su cara con manos temblorosas y vio un rostro de niña que sonreía, entonces lloró…

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