sábado, 31 de marzo de 2018

Me desperté y el Jaguar estaba en el garaje.



El pesebre.
Los intelectuales.
Cuáles.

Me desperté y el Jaguar estaba en el garaje.

Los tres monos, no ver, no escuchar, no hablar. Hablo luego existo, las hadas no existen pero las brujas sí, ir por lana y salir trasquilado, qué engaño.
Hay días que no.
Érase una vez un círculo cuadrado en su mismidad, un perro que hablaba inglés, en la intimidad, la certeza de la finitud, es decir que te mueres.

No.
Sí.

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