viernes, 11 de julio de 2025

Casualidad.

 

Acrobat Hans Prignitz does a handstand on top of St Michaelis Church in Hamburg - 1948


Escribir para qué, para quién. Cuando escribía ternuras para S me reprochaba un acento, una coma de más. Buscaba figuras poéticas para L y  decía que eso de madurar las ciruelas mientras el sol acaricia su redondez era cursi y que me aplicase en te quiero sin fin, sin pájaros, sin murmullos de flores en la brisa de marzo. M se mostraba incrédula y lejana, no lo quiero, no es para mí, decía. Ahora solo escribo para leerme, el que tú estés ya en este renglón es solo casualidad o aburrimiento. 
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