El último y mayor refinamiento de la vanidad es el fin de todo lo vano, igual que cuando una mujer juega con total seguridad con un hombre al que no necesita.
Edith Södergran,
de Observaciones Diversas (1919). En Encontraste un alma. Poesía Completa. Nørdica Libros. Versión de Neila García Salgado.
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