lunes, 28 de febrero de 2022

Tito Lucrecio Caro


 

 

 

Los sitios retirados del Pierio      

Recorro, por ninguna planta hollados;

Me es gustoso llegar a íntegras fuentes,

Y agotarlas del todo; y me da gusto,

Cortando nuevas flores, rodearme

Las sienes con guirnaldas brilladoras,

Con que no hayan ceñido la cabeza

De vate alguno las divinas musas:

Primero porque enseño cosas grandes

Y trato de romper los fuertes nudos

De la superstición agobiadora;

Después, porque tratando las materias

De suyo obscuras con piería gracia,

Hago versos tan claros: ni me aparto

De la razón en esto, a la manera

Que cuando intenta el médico a los niños

Dar el ajenjo ingrato, se prepara

Untándoles los bordes de la copa

Con dulce y pura miel, para que pasen

Sus inocentes labios engañados

El amargo brebaje del ajenjo,

Y la salud les torne aqueste engaño

Y dé vigor y fuerza al débil cuerpo;

Así yo ahora, pareciendo austera

Y nueva y repugnante esta doctrina

Al común de los hombres, exponerte

Quise nuestro sistema con canciones

Suaves de las Musas, y endulzarle

Con el rico sabor de poesía:

¡Si por fortuna sujetar pudiera

Tu alma de este modo con enlabios

Armónicos, en tanto que penetras

El misterio profundo de las cosas

Y en tal estudio el ánimo engrandeces!

Lucrecio

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