domingo, 13 de septiembre de 2020

Amo a una mujer que no me ama (1)

 


Amo a una mujer que me ama pero no me ama. 

La mujer a la que tanto amo se busca con un candil en un bosque tenebroso, no le asusta las sombras, un árbol es un árbol, nada más,  ese árbol es el cielo, nada menos. El candil, ella, sus hermanas que le besan, el camino que da vueltas en el llano, mirar hacia atrás, Lot, espinas, la esperanza, sus hijas en la ventana, una flor roja en su cabeza. 

La mujer a la que amo está atada en la proa de un barco que cabecea entre las altas olas de la tormenta del norte,  el viento está lleno de voces que cantan desde lejos, voces de damas enlutadas, voces de arena negra, voces. Hay una llama que se mueve entre sus músculos doloridos, fuego que quema los recuerdos que salpican su tejado y llenan las hendiduras de un silencio verde y espeso. 

Soy un espectador herido, debo decirle mi poema aunque no tenga sentido, aunque no sepa. ¿Qué sé yo de pájaros melancólicos, qué del incendio que quema su soledad?...

(Nada)


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