martes, 21 de enero de 2020

Polvazo



Esta semana entro a trabajar a las siete, a esas horas el metro va aún medio vacío.

Leía tranquilo  en mi tablet cuando dos mujeres se han sentado en el asiento de enfrente. Ni me miran, con sus bolsos sujetos entre los brazos hablan.

–Pero ¿cuánto tiempo llevabais?

–Pues mira, dos años y tres meses

–¿Y cómo ha sido?

– Habíamos pasado la noche juntos, muy bien, un polvazo…

–¿Los niños?

–Los dejé con mi ex cuñada que es un cielo. Bueno, pues que vuelvo a casa por la mañana y me manda un whatsapp. Que no puedo seguir, me escribe el muy cabrón.

–Qué hijo de puta.

–Así, sin más explicaciones, que no puede seguir.

–Seguro que hay otra.

–Sí, su madre, que no me puede ver, que no soporta que su hijo del alma salga con una separada. Será cabrona.

– Qué hija de puta.

–Igual que el hijo.

–¿Qué harás ahora?

En ese momento el metro ha llegado a Moyua, mi parada, me he quedado sin saber cómo seguía la historia. A ver si las encuentro mañana por la mañana.   


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