miércoles, 25 de septiembre de 2019

Cy




Como Cy Twombly, no sin pesadumbre imagino el silencio, la soledad y el destierro, me alzo en rebelión, con los dedos cortados mancho de sangre las paredes del templo de la indulgencia, devuelvo el trigo y el vino, voy y vengo, voy.


Con un gorro de piel de orgullo indago entre las muñecas descabezadas sobre los escombros, ruinas en la periferia, aldeas arrasadas bajo las aguas de presas rotas, un campamento de supersticiosos, un crepúsculo pintado entre los árboles, Twombly interpretando a Cómodo desde tan lejos que no hay gladiadores ni espadas que hieran la blanca piel del luchador.

La vanidad, no otra cosa,  me impide pasar de largo, me paro aquí, hoy, ahora, te miro ¿qué pasa?


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Bilbao, Euskadi
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