Tomando el aperitivo en el
Calma Chica no me pude resistir a tomar esta fotografía de un hombre contemplando
el paisaje al lado de su bicicleta. Me parecía una falta de respeto hacerlo a
traición. Me acerqué y se lo dije. Comenzamos una conversación que se
fue convirtiendo en más y más interesante.
Este señor además de la
proeza física y mental de hacerse con su bici, él solo, el
Camino del Norte en 23 días, guarda dentro de su modestia, afabilidad, simpatía,
educación, cultura y otras virtudes, muchas aficiones o
profesiones o vaya usted a saber. Destacó dos, es un viajero incansable por
tierras exóticas (incluido Finisterre) y,
sobre todo, es un extraordinario fotógrafo profesional.
El azar, a veces, te regala
conocer a personas así.
Mucha
gracias, Manuel.
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