sábado, 2 de marzo de 2019

Herida



Se abrían los ojos de la noche.
En la estéril fuente de recuerdos
entraba la luna a cuchilladas.

Transparente se tornó la memoria,
 mirlos mudos, campos blancos,
árboles quietos -¿eran álamos?-

En la ebriedad incesante, sola,
dije la palabra exacta -vuelve-.
Y la herida se cubrió de rosas.
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Bilbao, Euskadi
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