sábado, 12 de enero de 2019

09.02



Por eso, para traducir el olor del viento, para que el recuerdo no se adelgace en los días sin sol de la primavera herida, vida gastada en trabajos de Sísifo, una larga playa, vacía, entiendo cada grano de arena, cada suspiro que sale de la pared de piedra que limita el mar, reino del sí pero no, del no pero sí, lanzo mi pena a la tercera ola, zamarreo el dolor y no es lo mismo, no cierro los ojos, no quiero dormir.

Permanecer insomnes, atentos, en vigilia.
O dejar que muera la zarza florecida.
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Bilbao, Euskadi
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