martes, 1 de mayo de 2018

Elemental


Era verano. La luna iluminaba la playa. Nos escondimos en las dunas, entre las hierbas. El frescor de la noche nos animaba. Exploramos nuestros cuerpos y el deseo hizo el resto. Ni siquiera nos conocíamos. Ella apenas se movía, gemía, tenía los ojos cerrados. Dijo que era la primera vez. Luego gritaron nuestros amigos y nos bañamos desnudos en un mar en calma. Me sumergí y todo estaba negro, una extraña sensación. Me dio miedo. Aún así nadé mar adentro, imprudente lo intenté de nuevo, busqué el fondo, no había límites, bajo el agua había una dominante oscuridad. Salí braceando, desorientado, quería respirar, buscar la luz, aparentando calma pero asustado, no controlaba la nada, la absoluta ausencia. Me vestí, para defenderme. Ella me esperaba, se llamaba María. Me tomó de la cintura y en silencio volvimos andando hasta el pueblo.

Ahora, hoy, como aquella noche, estoy bajo un agua negra que me vence. Me ahogo, tengo miedo, quiero salir a respirar, quiero volver, no sé dónde. Nadie me enlaza de la cintura.

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