En el borde del camino, no
estamos vencidos, aun no. Cavamos las trincheras que nos protejan del exceso de
emoción, de los ojos llorosos. Alguien recoge lirios. Una anciana se ha sentado debajo de una cruz de piedra. Un niño de pelo rizado
mira las rejas y el barro, descubre una vaca y el miedo.
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