sábado, 9 de diciembre de 2017

Aigee E en Viena



Aigee E es viajero, goloso y circunspecto. En realidad es todo aquello que se propone ser. Le preguntan “¿cuál es tu sueño?, y responde “no tengo sueños, lo que deseo lucho por conseguirlo”. Se queda tan ancho caminando sobre un solo pie, a saltitos, sobre el asfalto caliente de la carretera ninguna parte, con ardillas bullendo en los árboles donde se empotran los coches descapotables y James Dean canta una canción sagrada antes de morir, que las bombas caían sobre Viena y todos corrían despavoridos por las calles mozartianas, escenario ideal para aquel “Tercer hombre” que vio hace tantos años en un cine de barrio y que la televisión omite en beneficio de acorralados y salvados y limpieza cerebral de señores y señoras desocupados/as atentos/as a frivolidades cuando no a desafíos a la mínima inteligencia, si la hubiera en vez del cuarto de hora para sobrevivir, alimentarse y reproducirse en especímenes semejantes que no es que Aigee E sea más ni menos, no, que es un dibujo animado abrazado a los pájaros que vuelan sobre la noria del Prater y se posan en las mesas del hotel Sacher, el de la tarta, pide una se la come y termina esto del sábado.
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Bilbao, Euskadi
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