sábado, 11 de noviembre de 2017

He sido ingrato, perdóname









Antes Bilbao era una ciudad fría y lluviosa. Hoy repite el cliché. Hasta el metro era una ciudad desierta. Hoy también lo es. Tomo vinos con los míos (¿?) por Indautxu. Estoy aburrido. Los bares se vacían. Quedamos los de siempre, los últimos, los que hablamos con el viento, los que buscamos lo que no hay. Aquí al menos. Que días más duros. Quizás no hay cara oculta de la luna y las nubes son un subterfugio. Una noche negra. Quizás no hay más que esto, vino y risas después de un día aciago. Seguro que de madrugada me duele el estómago.
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Bilbao, Euskadi
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