lunes, 16 de enero de 2017

Es el insomnio



No puede dormir y se enreda en recuerdos, se engaña con sus historias, las revive, las cambia, las improvisa, las imagina, las modifica, borra los finales que no.

Da vueltas en la cama y no puede dormir.

(Ya ves, no recuerdo cómo son tus pies, no sé siquiera si alguna vez los he visto. Recuerdo la curva de tu espalda, tus labios entreabiertos, tu mirada, el suave movimiento de tus caderas, el cabello ondulando por la frente, los gemidos, tu risa.)

Escucha el viento de la noche que llega del mar y agita las persianas.

(En el duermevela se esconde un ejército de sombras, me apresuro a borrar tus mensajes, la despedida en la arena, el escueto adiós, nunca supe si decías lo que decías, me perdí en monosílabos, sí, no, nunca entendí lo que escribías.)

Ha parado el viento y llueve, son más de las cuatro de la madrugada, mañana no habrá quién le levante. Eso, si es capaz de dormirse.

(En la dulzura de tus caricias descubrí una puerta a un mar azul, en la tierna corriente de tus manos sentí un mundo nuevo, en la curvatura de tu vientre me perdí, tu novicia lengua hizo en mi maravillas, amén…)

Suena el despertador, otra noche en blanco. 
Se levanta de la cama y se va a trabajar.
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Bilbao, Euskadi
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