miércoles, 23 de noviembre de 2016

Bill Murray



Después de varios años  supe que el fantasma no dormía, los fantasmas no duermen (al menos eso dice Susanna Clarke en su “Jonathan Strange y el Señor Norrell”) y en la puerta hay un vendedor de abismos con un acantilado bajo el brazo, gaviotas que ríen alrededor y mil ojos mirando las olas del ayer, las de mañana, las olas (¿no tendrán nada mejor que hacer?) que llevan y traen a la playa, náufragos, ahogados y botellas con y sin mensaje. Me resulta aburrido, nunca me han gustado las películas de Bill Murray (excepto, quizás, “Flores rotas” y “Lost in traslation”), prefiero esa “Elegy” que me recomendó un árbol de flores olorosas. 

Me dormí cuando a aquella película le faltaban veinte minutos para terminar (no sé si al final se casan).


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