martes, 19 de abril de 2016

Muy expuesto a la herida



Es curioso, en esos momentos de sensación de final de tanto di tres pasos hacia atrás y todo cambió. Saqué la nariz del ombligo -de ella- y lo vi todo diferente –se refiere a lo cotidiano-. Lo del bosque y los árboles. Encontré nuevos colores, matices, formas, lo que era un perro resultó ser un caballo y lo que una musaraña una telaraña. Quizás el desnudo -del alma- no era el preferido –de ella- y el otro desnudo -del cuerpo- era mejor. Durante un tiempo cada una de sus críticas a mis escritos era –además- un intento de castración y aunque salto con agilidad no está uno para exponer así sus atributos -sean atribuibles a virtudes o carencias- a las tijeras del censor -intenta poner censora, verás cómo te lo corrige Gates, Bill-. Resulta que ahora me leo y veo lo que no veía. Leo y parece Braille, puedo tocar cada palabra, palparla, entenderla, sentirla. Ciertamente escribía – escribe- desnudo y estaba -¿estás?-.muy expuesto a la herida.
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